Entre el fĂștbol y la muerte, por Jorge Rozemblum

No son estos buenos dĂ­as para acaparar el interĂ©s y recibir la compasiĂłn de la gente, ocupados globalmente en los resultados del Mundial de Brasil. Los homenajes (como el planeado minuto de silencio por las vĂ­ctimas de AMIA al inicio del partido Argentina-IrĂĄn) no fueron aceptados por la organizaciĂłn que mide los segundos de emisiĂłn planetaria en millones de dĂłlares, ni las mĂșltiples cĂĄmaras en los estadios se fijaron en las pancartas por los tres chicos israelĂ­es secuestrados y asesinados. Irak y el califato yihadista tendrĂĄn que esperar hasta que sepamos quiĂ©n es el campeĂłn.
No es la primera vez que el fĂștbol logra distraer las miradas mundiales de la muerte. En 1978, Argentina presentĂł al mundo un campeonato en medio de una Guerra Sucia particular que se cobrĂł decenas de miles de muertos y “desaparecidos”, pero que durante los dĂ­as de gloria de Kempes logrĂł que la insurgencia y los militares pactaran una tregua. Justamente dĂ­as antes del inicio del siguiente encuentro, ya en tierras hispanas en 1982, la misma dictadura se veĂ­a envuelta en la Guerra de las Malvinas frente al Reino Unido, mientras que en Israel comenzaba la que, a posteriori, se llamarĂ­a Primera Guerra del LĂ­bano
En 1986, dos dĂ­as antes que todo el mundo aprendiese a decir Maradona, mĂĄs de una docena de personas resultaron heridas en el aeropuerto madrileño al estallar una bomba oculta en una maleta que iba a ser embarcada en un aviĂłn israelĂ­. En 1990, sin embargo, Sadam Hussein no quiso perder protagonismo y postergĂł su invasiĂłn del vecino Kuwait al mes siguiente de la final en Italia. Por el contrario, 1994 fue un año excepcionalmente pacĂ­fico, asĂ­ como 1998. Pero el siglo XXI comenzĂł reventando muchas burbujas y sueños, y en 2002 ya todo el mundo sabĂ­a decir Al Qaeda y Bin Laden, y cuatro años mĂĄs tarde, los protagonistas eran actores muy frescos aĂșn en la memoria, como Corea del Norte, HamĂĄs en Gaza y los comienzos de la carrera nuclear de IrĂĄn. Ayer mismo, en 2010, mientras las vuvuzelas surafricanas proclamaban el Ă©xito de la selecciĂłn española, unas 74 personas que miraban el partido por la televisiĂłn en Kampala, Uganda, fueron asesinados por Al Shabab, la filial somalĂ­ de Al Qaeda, organizaciĂłn yihadista que en estos dĂ­as justamente ha perdido su hegemonĂ­a al frente de la Guerra Santa mundial, desplazada por los descerebrados nostĂĄlgicos del califato que ya dominan el norte de Siria e Irak.
ÂżCoincidencia? La verdad es que cada vez es mĂĄs difĂ­cil encontrar un perĂ­odo de algunas semanas en el que la muerte y la violencia mĂĄs atroz no estĂ©n en el trasfondo, como invitados invisibles de nuestra cotidianeidad, mientras vitoreamos a las selecciones y los colores de nuestra modernidad tribal. QuizĂĄs sea la Ășnica manera de superar el dolor de la realidad. Si no existiera algo asĂ­, seguramente habrĂ­a que inventarlo.

Shabat Shalom.

Jorge Rozemblum es director de Radio Sefarad

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