Después del clásico, se jugó el derbi, por Abraham Barchilón
Dicen los entendidos en el llamado deporte rey, aquel que se juega dando “disparos” de balones, con los pies, pero que para jugarlo bien se debe emplear la cabeza y no la “fuerza bruta“de la ofensiva, es decir, lo que técnicamente llamamos fútbol, que en cada temporada existen dos eventos que llenan la información y los comentarios: uno de ellos es el denominado “clásico”, aquel en que dos “rivales” se enfrentan y el llamado “derbi”, aquel en que dos, además de eternos rivales comparten un mismo lugar de ubicación.
La historia constatada nos viene a decir que cuando el “clásico” tiene lugar primero, mayor divulgación le corresponde y pasa a un según plano, y por lo tanto a un menor análisis, el “derbi”.
Pues bien, si toda esa lógica, que cualquier aficionado al citado deporte suscribiría, la trasvasamos a la política en Oriente Medio, seguro que tras un análisis riguroso, meditado y serio, también deberían compartir los analistas políticos.
Para dejar los eufemismos, detallaré quienes son los “contrincantes” en la historia que vengo a comentar: de una parte, los “enfrentados” en el “clásico“, el “choque” que primero se “disputó”, es decir, Gaza e Israel, y después los del “derbi” ANP y Gaza.
Mientras se disputaba el “clásico”, los comentaristas hacían toda clase de crónicas, algunos “hooligans” de los Gazaríes incluso propiciaban interferencias en la difusión de las crónicas de los partidarios de los Israelíes. Impedían, en definitiva, la libertad de expresión.
En medio de la “disputa”, ese hombre casi siempre vestido de negro llamado árbitro -y en este caso en concreto sería Mohamed Morsi , Presidente de Egipto- ayudado en la banda por el cuarto árbitro, aquel que no decide pero siempre opina, aquí el Presidente del EEUU, para ayudar a que el citado Morsi ” mantuviera su categoría” ,aun a sabiendas de sus actitudes en los partidos que dirige en su propia casa, sacando siempre “tarjeta roja” a la democracia – imposición de la ley Sharia, imposibilidad del poder judicial de enjuiciar sus decisiones-, y que por ello descendería de categoría, deciden suspender el partido- tregua -.
El siguiente partido, es decir, el “derbi”, por ser del mismo lugar sus “contendientes”, es aun de más envergadura. Y aquí tenemos que los equipos que lo disputan son la ANP y GAZA, en el que el fin es ganar la hegemonía en el lugar, es decir, que la ANP, con su entrenador al frente Abbas, venza a su rival , es decir, GAZA v/ Hamas, que quiere compartir la clasificación, alineando como entrenador a Haniyeh . Aquí el marcador fue favorable de la ANP, pero sería conveniente hacer un análisis de a quien perjudica esa victoria si al “contrincante del clásico“, Israel, o al “rival del derbi “, Gaza v/ Hamas.
Un análisis detenido de las repercusiones que debe tener la admisión como Estado Observador en la ONU de la ANP, por coherencia, debería llevar a todos los países, incluidos los árabes que votaron a favor del reconocimiento de tal “liderato” de la ANP, a retirar el apoyo político, logístico, económico, militar etc., a la zona secesionaria de Gaza, dejando de denominar al jefe del grupo terrorista de Hamas -. Ismail Haniyeh – Primer Ministro, hacer visitas de Estado o permitirles tener representaciones en sus países.
Si esa lectura se diera, los terroristas dejarían de atacar, la disputada del clásico, tal y como hoy se entiende, podría dejar de existir y lo que surgiría seria una “noble competición” en la que dos países jugarían, mediante sus selecciones, convirtiendo los “disparos” de balones, como digo al principio, en jugadas maestras que realzarían a ambos.