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La voz de los Políticos, de los indignados y ¿ la de los Ignorados? por Abraham Barchilon

He meditado muy pausadamente la oportunidad de escribir estas letras y mi particular entendimiento de “mi responsabilidad “, me ha hecho llegar a ello. Como español, nacido en la dictadura, pero forjado en la democracia. La democracia en la que, cuando algunos de los “ultra defensores” de la misma, se resistían a enseñar su rostro, un grupo a nivel nacional, que no éramos ni políticos, ni indignados, sino deseosos de que nuestro país se insertara en la órbita europea. Cada uno, desde nuestras convicciones, contribuimos al desarrollo de la, tantas veces vitoreadas pero creo que pocas comprendida, llamada “transición política española”. Posteriormente, vivimos como, pasábamos de un Estado Católico, es decir, de una religión oficial, a que quedara plasmado en nuestro texto constitucional, lo de “Estado Aconfesional”. Por todo ello, entiendo la estructuración del estado, con partidos políticos, sindicatos, organizaciones profesionales, asociaciones de vecinos, etc., pero no llego a comprender la defensa de unas posiciones fuera del orden establecido, pues, ha quedado demostrado en la historia que la anarquía o “mis ideas son las mejores”, son el cauce perfecto para las dictaduras, sean de uno u otro signo. Formo parte de los que han participado como votante en las pasadas elecciones Autonómicas, municipales y al Consell, y pensaba que nuestra Comunidad autónoma, nuestro Parlamento, etc habían alcanzado el convencimiento de la pluralidad que conforma la sociedad y, concretamente, de la diversidad religiosa de la misma. Pues bien, constato, y con mucho pesar, que la única representación religiosa en los actos políticos laicos que han tenido lugar en nuestras Instituciones, ha sido la representación de la religión católica, en la persona de su obispo. La democracia, los slogan de gobernar para todos, no han tenido el suficiente peso especifico para si quiera, dejar constancia de la pluralidad religiosa. En tal sentido, al menos, se ha ignorado a la religión judia, cuya representación legal , la “Comunidad Judia de les Illes Balears”, ha sido marginada de tales eventos, al no haber sido oficialmente invitada. Los políticos hacen mítines para hacerse presentes en la sociedad, los sindicatos convocan asambleas de trabajadores, los indignados irrumpen en nuestras vidas, a veces incumpliendo leyes y normas, pero ¡ y los ignorados ¡: las comunidades religiosas no católicas ¿que habrán de hacer ? para que los estamentos, como parte de las instituciones, sin perjuicio de la convicción religiosa que practique – con total libertad- el dirigente de turno, asuman que la Constitución ha definido a nuestro país como un estado aconfesional y que, desde tal punto de vista, todas y cada una de las comunidades legalmente establecidas conforman, dentro de su ámbito de actuación, parte del estado, de la autonomías, de los municipios, de los consells y como tal deben figurar, sin discriminación, en sus protocolos y en sus actos institucionales. AbrahamBarchilon es abogado y colabora en el programa de ONA Mallorca Radio

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Racismo y Xenofobia: El Tribunal Supremo no está en Europa por Abraham Barchilon

Tristemente vuelvo a constatar como nuestro país – España– vive a dos ritmos diferentes. Proclamamos a los cuatro vientos nuestra pertenencia a la moderna sociedad europea, hablamos en el Parlamento Europeo, queremos que las instituciones europeas respalden a nuestros productores como parte de esa Europa, pero la ideología reinante en algunos órganos judiciales, nos hace rápidamente poner los pies en la tierra y comprender que los Pirineos nos siguen separando. El Tribunal Supremo, que muy acertadamente no tiene el adjetivo “de Justicia”, como otros Tribunales (los de las Comunidades Autónomas, el de Estrasburgo, etc.) ha dictado sentencia por la que absuelve a los condenados: cuatro neonazis que difundían ideas a favor del Holocausto. Pero, analizando el discurrir del procedimiento, comprobamos que fue la Fiscalia del Tribunal Supremo, dependiente jerárquicamente del Fiscal General de Estado y éste a su vez nombrado por el ejecutivo, quien solicitó a dicho Tribunal la absolución de los condenados por xenofobia. Por otra parte, no era de extrañar la sentencia si se tiene conocimiento de quien es su ponente -el Magistrado Adolfo Prego de Oliver – quien, en los años 2005 y 2007 al menos, participó en actos públicos, que justificó el golpe militar del 1936 y que calificó el golpe de estado del general Franco, como “contrarrevolución”. Cuando aun era vocal del Consejo del Poder judicial, firmó un manifiesto contra la Memoria Histórica, insistiendo en la idea de exculpar a los golpistas del estadillo de la guerra. Con estos antecedentes, como digo, no nos debe extrañar la sentencia y lo que debemos hacer es revisar quien o quienes tenemos al frente de lo que llamamos justicia. Si nos referimos al magistrado Diego Ramos, nos encontramos con un voto particular suyo en el que se oponía a que el Tribunal Supremo confirmara la validez de las declaraciones policiales, siempre y cuando fueran introducidas como prueba en el juicio oral, para ratificar la condena a 26 años de cárcel impuesta por la Audiencia Nacional al miembro de ETA Orkatz Gallastegi Sodupe como autor del asesinato del magistrado José María Lidón. Estos antecedentes y argumentaciones como “ No hay provocación directa a un acto concreto discriminatorio” o que “la difusión de este tipo de ideas justificatorias del genocidio nazi sólo es delictiva cuando suponga una incitación a ejecutarlas..”, nos hace llegar a la conclusión de lo lejos que está nuestra justicia del entorno en que queremos vivir- Europa- pues se apartan completamente de lo establecido en Tratados internacionales ratificados por España, de la doctrina europea del Tribunal Constitucional y del Tribunal Europeo de Derechos Humanos, así como de los principios marcados por la Comisión Europea y de las recomendaciones de la Agencia de Derechos Fundamentales de la Unión Europea, de la Comisión Europea contra el Racismo y la intolerancia, así como de la Organización para la seguridad y Cooperación en Europa. Decisiones como las que comentamos, que apoyan la violencia racista demuestran, no sólo un menosprecio por la Historia, sino también a las víctimas y a la sociedad, pues la libertad de expresión no puede amparar acciones o ideologías que incitan a la violencia y al genocidio. Escribiendo estas letras, llega la muerte de Jorge Semprún, literato y político, víctima también del nazismo. Su desaparición nos priva de poder leer palabras más eruditas que las mías que, sin duda, serían la expresión de su triste vivencia. Esperamos que el Gobierno, como firmante de Tratados Internaciones contrarios a los pronunciamientos de esta sentencia, ejerza las acciones oportunas en defensa de la dignidad y del prestigio de nuestro País. Abraham Barchilon es abogado y colabora con la emisora ONA Mallorca Radio

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La Historia como Memoria por Abraham Barchilón

Toda sociedad debe tener muy presente su historia para no volver a incidir en los errores que la llevaron a vivir sus etapas grises, por no decir negras. El viernes día 6 de mayo, de hace 320 años, es una de esas fechas que marca y deja huella en la sociedad balear, pues vino a culminar el proceso de deshumanización en el que amparándose, o mejor dicho adulterando los principios de una religión, sus rectores no sólo atentaron a los principios más elementales de la convivencia sino a lo más sagrado de la vida. La sociedad balear supo que sus convecinos, de los que sólo les diferenciaba la creencia religiosa, vestían de gala su dignidad, aunque fuese para ser exterminados muriendo en la hoguera, por no renunciar a su fe. El Govern Balear, conjuntamente con las organizaciones judías o afines radicadas en Palma, promovió un acto de desagravio por aquellos terribles actos, cometidos, no en una guerra, no en nombre de ninguna concepción política, sino y más terrible aun si cabe, en nombre de Dios, por la Iglesia católica española. Hemos escuchado al Papa pedir perdón por la actuación de su iglesia en la no menos negra etapa del nazismo, pero aun no se ha pronunciado la iglesia católica española sobre su actuación en los actos a los que nos referimos. Por ello, el acto en recuerdo de los 37 judíos y conversos del último “auto de fe”, es el mayor pronunciamiento que podemos hacer desde la sociedad civil, para que la historia sirva de memoria a la Institución que perpetró tales atrocidades y aun hoy deambula en el limbo, como si no hubieran sido sus manos las que acabaron con muchas vidas de sus conciudadanos. En un acto sobrio, emotivo, que esperamos se institucionalice para que cada año seamos concientes de lo que, en nombre de Dios, el hombre es capaz de hacer, de cómo la institución que amparó tales ignominias, se mantiene al margen sin asumir su responsabilidad y cómo la historia nos debe valer como memoria y no adulterar la memoria para escribir la historia. El Govern de les Illes Balears, en cuanto convocante del acto, reviste de legitimidad al recuerdo en cuanto reconocimiento público de los episodios históricos, que otros cometieron, pero que la sociedad balear repudia y asume como parte de su historia. Abraham Barchilón es abogado y colabora en la radio ONA Mallorca

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Democracia y analfabetismo por Abraham Barchilón

Llevamos unos días viendo cómo las poblaciones de algunos países musulmanes/árabes, han entrado en ebullición, una ebullición que ha llevado a un “contagio”, previsto en realidad, tanto por occidente como por el resto de países árabes, aunque sin suponer ni el alcance ni la dimensión del mismo . Todos éramos conscientes de que el diferencial, tanto en nivel de vida como en índice de analfabetismo, en dichos países era inversamente proporcional a la riqueza de los mismos. Asimismo, constatábamos cómo las cúpulas dirigentes de dichos países, ya sean monarquías o repúblicas, ante cualquier eventualidad interna jaleaban a sus poblaciones, con el manido tema del enemigo común, es decir, Israel, Norteamérica y porqué no decirlo, también del “mundo infiel”, es decir, todos los que nos profesan la religión islámica. Pero la realidad ha demostrado que lo que sus poblaciones quieren es la calidad de vida, el índice cultural y los principios básicos de libertad y democracia que tienen precisamente los países citados. Hemos sido complacientes viendo como dictadores nombraban herederos a sus hijos, cómo grupos armados asesinaban a dirigentes contrarios a ellos, como en las informaciones periodísticas y en grandes titulares, se hacía mención a la “reacción defensiva” y no a la “acción terrorista” que la provocaba, cómo el mundo occidental era amenazado, ante libros o imágenes, que sólo significaban la libertad de expresión, o cómo se llegaba a dar cobertura y respaldo a quienes trataban de dinamitar unas incipientes conversaciones de paz. Pero ha llegado el momento de que, dándoles el respaldo que dichas poblaciones demanden, el mundo democrático les sepa hacer llegar que los procesos democráticos, para que se consoliden, deben contar con una programación y no se instauran de la noche al día, y que la principal premisa debe ser la realidad social donde se vaya a desarrollar. En caso contrario, las esperanzas que se abren de vida democrática, pueden ser truncadas por el analfabetismo de sus pueblos. Que toda la “revolución” no sólo quede en el cambio de unos dirigentes autócratas y corruptos por otros fanáticos y manipuladores sociológicos, porque con ello los pueblos seguirán reprimidos, pobres, analfabetos y sin libertad, ni democracia. Sección semanal de Abraham Barchilón, miembro de la Comisión Permanente de la Federación de Comunidades Judías de España, en Radio Ona Mallorca

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Jamones, millones e integrismo por Abraham Barchilón

Días pasados, la sociedad española se vio sorprendida por un hecho acaecido en la Línea de la Concepción, y no llegábamos a acertar cómo, en la sociedad del siglo XXI, pudiera darse una interpretación tan sesgada, irracional e intolerante, que llevaba como consecuencia que un docente, un educador, eso sí de la sociedad española democrática y occidental, se viera sometido, tras una denuncia, a un procedimiento policial y judicial, por la pronunciación del vocablo “ jamón” durante un acto académico. Pero más sorprendente aun fue saber que, poco tiempo antes, un ente autonómico, cuyo presupuesto se sufraga en parte por todos los residentes en esa Comunidad Autónoma: Andalucía, y el resto, con las aportaciones del conjunto de la nación española, destinaba una cantidad ingente de euros a potenciar la enseñanza del árabe bajo el pretexto de la integración de los emigrantes, cuando dicha integración debería darse enseñándoles a esos emigrantes, las lenguas y costumbres de la nación española, en la que, al parecer, pretenden integrarse. Pero coincidente en las fechas, encontramos que casi un centenar de parlamentarios, entre ellos veinte de España, han tenido que suscribir una petición de socorro a favor de los que profesan la religión católica en Irak. Allí donde se producen atentados, desapariciones y el éxodo está casi obligado, por la simple razón de ejercer ese derecho inalienable que es la libertad de creencia. No podemos llegar a comprender cómo, en la España actual, la pronunciación en una clase de la palabra “Jamón”, puede conducir a interponer una denuncia. Tampoco es posible entender que el simple ejercicio de los mínimos derechos sean negados a la comunidad católica en Irak, y sus creyentes masacrados. Hemos de ser capaces de hacer un análisis de la educación religiosa y de los principios cívicos y sociales que, con la aportación de dinero público se están prodigando en la sociedad occidental sin que los gobiernos, alianzas de civilizaciones o todos esos organismos de dudosa eficacia y grandes presupuestos, hagan algo que no sea callar bajo la amenaza del integrismo. Sección semanal de Abraham Barchilon, miembro de la Comisión Permanente de la Federación de Comunidades Judías de España, en Radio Ona Mallorca

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El 25, que bonito día por Abraham Barchilon

Era una tarde, algo ya oscura. Yo diría que deambulaba, sin rumbo, cuando tras pasar por las calles de les escoles de Criança, continué hacia la de Montesión, y a los pocos pasos me vi envuelto en una nostalgia, observando que, donde me encontraba, era en el carrer de les Llums. El sentimiento que sentí fue tal, que no me resistí a comprobar en mi agenda particular en qué día estábamos, era 24, que siendo al anochecer, ya era el día 25. Mi imaginación voló, que bonito día este día 25, mis ojos se elevaron hacia los edificios colindantes y recordé a los que en una época vivieron allí, no observé lo que mis ojos querían ver, echaba de menos “esas luces”, las que alumbran la oscuridad de la noche, las tinieblas, las que sencillas y casi humildes reflejan el fenómeno de la supervivencia que deja estupefactos a muchos y grandes historiadores. Pero, el tiempo me apremiaba y sin dejar de pensar en la felicidad que me había dado constatar que era esa fecha, es decir el 25, mis pasos me llevaron a otras zonas y pude comprobar como, en algunas ventanas, se veían las luces que yo había buscado anteriormente. Dejé la nostalgia para disfrutar del presente pues era “La fiesta de las Luces”, “la fiesta de hanucá”, es decir, el bonito día 25 del mes Kislev en el calendario judío y comprobé como Palma recupera su legado de convivencia. Ese día que representa que por más alejado que se encuentre uno de su religión, siempre permanecerá aquella chispa pura, un foco que debe volver a iluminar y me vino a la memoria Rabí Nachman de Breslau: La veritat és la llum (La verdad es la luz) amb la qual podrás trobar ( con la que podrás encontrar) el teu cami enmig de la foscor (tu camino en medio de la oscuridad) Encén-la. (enciéndela) Sección semanal de Abraham Barchilon, miembro de la Comisión Permanente de la Federación de Comunidades Judías de España, en Radio Ona Mallorca

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Catolicismo, aconfesionalidad y laicidad por Abraham Barchilon

La historia contemporánea más reciente contemplaba a España como un país Católico, la democracia vino a ampliar esa gran división que hizo Montesquieu de los poderes del Estado, estableciendo el ámbito religioso desligado del ejecutivo, del legislativo y del judicial y ello lo reflejó la constitución vigente al declarar a España un estado aconfesional. Los padres de la constitución no cabe duda que tuvieron que tener en cuenta la histórica presencia de las comunidades religiosas de las de hoy denominadas de “notorio arraigo “, así como la posterior transformación de España en un país de inmigración, lo que ha impulsado el desarrollo de un pluralismo religioso . La clase política, no obstante ello, sigue manejando la cuestión religiosa como un medio más para llegar a la captación de votos y es aquí donde se produce la gran “melé” de términos. Algunos como el Presidente de Castilla-La Mancha, días pasados vino a declarar que hace falta gobernar para la mayoría católica, y añadía “al menos en esta comunidad autónoma”. Diversos miembros del gobierno, en multitud de ocasiones se refieren a la laicidad del estado y solo la llegada del Jefe de Estado Vaticano, por los honores que se le rindieron, en visita pastoral, hace escasos días, puso en boca de parte de clase política el término aconfesional. Un estado aconfesional defiende el principio de libertad religiosa, pero viene a considerar la materia religiosa como una parte integrante del conjunto de segmentos que conforman la cultura social, y le viene encomendada la obligación de colaboración con todas y cada una de las Religiones reconocidas. Esto último es la gran diferencia entre aconfesional y laico (que no son sinónimos), sino dos formas diametralmente opuestas de entender la libertad religiosa. Sección semanal de Abraham Barchilon, miembro de la Comisión Permanente de la Federación de Comunidades Judías de España, en Radio Ona Mallorca

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De la Alianza de Civilizaciones a Amigos de Israel por Abraham Barchilon

Vemos aterrados, con uno de los partícipes en ese “invento” llamado La Alianza de las Civilizaciones, que sólo ha valido para incrementar los gastos. Turquía, candidata incorporarse a la Europa occidental moderna, esponsoriza y crea una flotilla cuyo único propósito era fijar un marco imposible para otro país impregnado de todos los valores de la Europa moderna que ellos dicen ansiar, es decir, Israel. En la ”venta” política de los ideales del Presidente turco, conductor de su país al integrismo y al fanatismo, la denomina “Flotilla por la paz”, denominación tan fantasiosa como el intentar convertirse, en el mundo islámico, en el dirigente que en el mundo occidental nunca podrá ser, entre otras cuestiones por vanagloriarse de que en cuatro meses su ejercito ha matado a 130 Kurdos en una guerra no declarada y escondida al mundo. De otra parte, comprobamos que los verdaderos amigos se ven en los momentos de dificultades, como cuando se reconoce lo que nunca tuvo que pasar – las muertes – y cuando se demuestra la confianza en quienes defienden los valores democráticos y occidentales. David Trimble -Premio Nobel de la Paz-, Alejandro Toledo, José María Aznar o Carlos Bustelo, sin mencionar figuras norteamericanas por razones obvias y más de 2400 firmas que, en tiempos revueltos, se pronuncian impulsando el grupo internacional “Amigos de Israel” manifestando que el aliado clave de occidente en dicha zona, es Israel y que “Si Israel se hunde, nos hundimos todos”. La iniciativa Amigos de Israel demuestra, cuando el mundo se enfureció, que debemos de hablar de Israel con cierta normalidad, fuera de todo dogmatismo ideológico, religioso o social. Sección semanal de Abraham Barchilon, miembro de la Comisión Permanente de la Federación de Comunidades Judías de España, en Radio Ona Mallorca

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Tolerancia ¿dónde? por Abraham Barchilon

En un mundo marcado por las tramas, el interés entrecruzado y el no hacer algo por nada, los nostálgicos de nuestra juventud siempre recordábamos dos núcleos básicos, fuere cual fuere el régimen político vigente en el momento. Se intuía, se respiraba, se palpaba, quizás en la clandestinidad, quizás en el subconsciente pero todos dábamos por seguro que éramos la “Capital” de la tolerancia, del entendimiento de las posiciones del opositor, aunque no se compartieran, del aceptar el hecho diferenciador como un legado y no como un impedimento, donde la virginidad de las ideas sobre la imposición, era la herencia del mañana. Pues bien, uno de esos dos núcleos era la Universidad y tristemente vemos como, días pasados, unos profesores de nacionalidad israelí, que participan invitados en un evento internacional, fueron brutalmente atacados y el acto cultural suspendido por la beligerancia de unos, el pasotismo de otros y la imperceptible función del Magnífico Rector. El otro reducto donde las diferencias nunca habían sido motivo de discrimación, era los colectivos de Gays, lesbianas y transexuales. Pues también han resultado contamidos por algo contra lo que ellos han luchado y tenido como bandera: la no discriminación, la aceptación de cada uno como es y lo han hecho patente prohibiendo a una “carroza”, por supuesto israelí, participar en el encuentro a celebrar en Madrid. Hemos de condenar la desnaturalización de los estamentos y organizaciones y su contaminación por elementos parásitos de los poderes políticos, que al no querer éstos aparecer manifestando su verdadero parecer discriminatorio “políticamente no correcto”, lanzan a sus secuaces para que perviertan el espíritu de no-discriminación, igualdad y libre pensamiento que reinaba en los dos citados núcleos. Sección semanal de Abraham Barchilon, miembro de la Comisión Permanente de la Federación de Comunidades Judías de España, en Radio Ona Mallorca

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Los sentimientos, la legalidad y la prensa por Abraham Barchilon

La pérdida de toda vida humana, fueran cuales fueran sus causas, sus razones, siempre se ha de lamentar y los trágicos hechos ocurridos a Kilómetros de la Franja de Gaza, no sólo entran en esta consideración sino que han de servir para propiciar una diplomacia creativa por parte de Israel, y por otro lado, no dejar que encubra un intento más de los enemigos del Estado de Israel, de disfrazar una acción eminentemente política bajo la excusa de la Ayuda Humanitaria. El acuerdo Gaza-Jericó, fue tomado de los de Oslo y firmado en El Cairo el 4 de enero de 1994, con una declaración de principios corta. El texto en sí contiene unas 300 páginas, con seis mapas adjuntos, y entre los puntos destacados, el concerniente a la seguridad, dice “Israel mantiene el control de la seguridad y la supervisión sobre la entrada de personas, vehículos y armas en todos los puntos de entrada. Israel mantiene el control del mar, así como el control y la supervisión del espacio aéreo” No obstante ello, Turquía, país que contrapone la entrada en la Comunidad Europea con una radicalización de su postura tradicional girando al integrismo, y con una integración en la OTAN, no sólo desoyó las peticiones de traslado del material humanitario por los conductos establecidos por la ONU y la Cruz Roja Internacional, sino que autorizó la salida de sus puertos de la llamada “Flotilla de la Libertad”. La ONU, conocedora de la legislación internacional citada, durante una Sesión formal del Consejo de Seguridad, aprobó en términos tajantes la siguiente declaración: “Hay una condena de los actos de fuerza y se reitera la importancia de que Israel libere a los detenidos, devuelva los barcos a sus dueños y la ayuda humanitaria al pueblo palestino”, es decir, analiza la situación en su complejo contexto, pero en ningún momento condena al Estado de Israel. En la Prensa, podemos leer de todo menos un análisis de las conductas de Estados, organismos y entidades que provocaron los acontecimientos, pese a las advertencias de que los líderes de esa flotilla ponían en riesgo la integridad de Israel, violentando las medidas de seguridad dispuestas para las costas de Gaza. Sección semanal de Abraham Barchilon, miembro de la Comisión Permanente de la Federación de Comunidades Judías de España, en Radio Ona Mallorca

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