sección de Abraham Barchilon

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Un adjetivo, por favor: terroristas, por Abraham Barchilón

En estos días en que se han celebrado los Juegos Olímpicos, cuyos comienzos se remontan a aquella antigua Grecia, no sumida en los vaivenes de la economía internacional, donde hacían una “parada” en todas sus confrontaciones al comenzar los mismos, veo con preocupación como el llamado Medio Oriente, va calentando motores para dirigirse a algún lugar, por algunos llamado “primavera árabe”, y en cualquier caso, no creo que haya GPS capaz de trazar el camino con las indicaciones correctas para  llegar a lo que significa ese término: “hermandad“ (amistad íntima, unión de voluntades). Que duda cabe que el término “unión”, el de la segunda acepción, en relación con el de “amistad”, no viene referida a la confabulación para hacer el mal. El último país sumado a ese proceso de cambio, que no sólo porque sea votado se convierte en un régimen democrático, compartía su suerte con los terroristas, transgresores del derecho internacional, radicados en la secesionada Franja de Gaza, al abrir el paso fronterizo entre Egipto y ellos. Se leía en la prensa el “avance” que tal hecho tendría  para amparar a los miembros de Hamas.    Pero el “otoño árabe” (cambio de una dictadura corrupta, por otra dictadura religiosa), la confusión entre sus ciudadanos , que tan pronto queman iglesias Coptas, como cercan la residencia del embajador de Israel en El Cairo, aun en su dilema, se vio golpeada con un atentado de sus propios “hermanos“ musulmanes, omitiendo el respeto al Corán, matando y sembrando de dolor a familias egipcias, que creían vivir en la hermandad de los hermanos musulmanes, que vociferaba el Presidente egipcio Morsi. En  tal sentido se expresaba  el Jefe de la inteligencia egipcia “no nos imaginábamos que musulmanes matarían a musulmanes justo en el momento del quiebre del ayuno del Ramadán”. A todo ello, hace falta añadir las declaraciones  de los  Hermanos Musulmanes y del líder “terrorista”  de Hamas, Haniye, denominado por los medios de comunicación “primer ministro”, acusando al Estado de Israel de orquestar el atentado jihadista en la frontera  israelí-egipcia. La prensa se expresaba en los siguientes términos “Egipto venga a sus l6 guardias fronterizos y lanza un ataque en el Sinaí” o “Egipto mata al menos 20 personas en una ofensiva en el Sinaí” o “ las fuerzas de seguridad egipcias han matando al menos a 20 hombres armados” y así podríamos seguir reproduciendo titulares, pero en todos  falta “EL ADJETIVO”. Quizás no sea correcto para los políticos pronunciarlo, pero la prensa tiene la obligación y el deber  moral de utilizar esa licencia gramatical y hacer llegar al mundo, como notarios de la realidad, poniéndoles el adjetivo TERRORISTAS, a los que yo añadiría el apellido de Hamas. Se debe reconocer que el ejército egipcio ha sido atacado por terroristas y en su defensa ha matado terroristas, y no en un intento de humanizarlos denominarlos “personas”, “hombres armados”,  etc., El humanismo de los medios, al no denominar terroristas a quienes lo son, nos lleva a vivir, en el mismo día, la falta de sensibilidad del presidente egipcio Morsi  al no asistir al funeral de los soldados egipcios muertos en el Sinaí por los terroristas de Gaza, o que el Alcalde de San Sebastián y el Diputado General de Guipúzcoa, ambos de Bildu, recibieran a los representantes de la llamada “ Flotilla de la Libertad”, en su acción de apoyo a los terroristas de Gaza, a los que sus “hermanos” egipcios, en pocos días, les han tenido que cerrar el paso limítrofe, sin que ninguna “bondadosa” ONG diga nada. Por otro lado, de las declaraciones del jefe de la inteligencia egipcia, pudiera parecer que el problema no es el ataque de los terroristas a Egipto desde Gaza, sino que “lo hagan justo en el momento del quiebre del ayuno”.

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La otra «Prima de riesgo» por Abraham Barchilón

Venimos observando como, día a día o quizás minuto a minuto, toda la sociedad está pendiente de la denominada “prima de riesgo”, de esa figura de la que, hasta hace poco tiempo, nada más que los dedicados a la economía pura sabían de su existencia. Pero hemos decidido hacer a la “Prima de riesgo” nuestra compañera diaria y quizás al comenzar el día y antes de decir buenos días, nos preguntamos ¿” y la prima….?”, pero no crean que se trata de una muestra de amor a ese familiar que en esta época estival nos visita, sino a ese fenómeno económico que todo el mundo dice que quiere combatir, como si se tratara del único problema de la sociedad. Pero, desgraciadamente, vemos como antes y después de familiarizarnos con esa “prima”, el “riesgo”, sigue conviviendo con nosotros y lo demuestra en toda su crueldad y dureza, atacando al primer don divino: “la vida”. Todas las religiones ponen de relieve que el eje primordial directorio de su fe es la vida, pero desgraciadamente vemos como el fanatismo, la intolerancia, ha sido y viene siendo el eje que algunos líderes religiosos inculcan a su fieles, modificando el don divino de la vida por el de la muerte. En estas fechas recordamos el cuarenta aniversario de la masacre de los Juegos Olímpicos de Munich o uno de los más crueles atentados contra un Centro Cultural, cuyo único distintivo, de los muchos que existían, era la pertenencia de sus miembros a la confesión religiosa judía y que, tras los dieciocho años transcurridos, aun se encuentra sin que se haya juzgado a responsable alguno. La connivencia de gobiernos, jueces y la intervención política, han llevado a que los responsables del atentado de la AMIA – Argentina- aun se encuentren en el limbo, que no en el sueño de los justos, pues “éstos”, en número de ochenta y cinco, cuyas vidas fueron arrebatadas, duermen en el cielo. Coincidiendo con la conmemoración de dichos atentados, nuestros ojos se vuelven a humedecer al conocer que siete justos más han sido igualmente masacrados en un atentado un Burgas – Bulgaria- donde, turista israelíes tomaban unos días de descanso, quizás para relajarse de las consecuencias de la “prima de riesgo” económica de sus vidas. Pero todo esto no son casos aislados, hace falta ponerlo dentro del contexto de antisemitismos, antijudaísmo y antiisraelismo que se está fraguando en todo el mundo, pero quizás todavía más relevante, en nuestra Europa, donde los atentados de tales signos aumentan día a día. El “riego”, con o sin prima, se vuelve palpable en vida no sólo de los que profesamos las religión judía o de los que ostentan la nacionalidad israelí, sino sobre la sociedad europea en particular que aun tiene y debe tener, por los siglos de los siglos, en su memoria la gran tragedia humana que supuso la segunda guerra mundial y el nazismo. La unión de los moviemtos nazis que resurgen, conjuntamente con los terroristas y los gobiernos que los amparan, hacen que los negacionistas proliferen y que, con nuestro dinero, paguemos parlamentos como el griego, donde la voz de los neozanis se oirá, en lugar de las que debían proponer una ley de partidos, al estilo de la española, donde los terroristas (nazis), no tengan cabida y dando por supuesto que los jueces no desvirtúen el contenido de la misma. El valor de la “prima de riesgo” social, sube y sube, y no hemos escuchado que alguien alce su voz en defensa de la dignidad humana, del derecho a la vida, sea cual sea la religión, nacionalidad o raza a la que se pertenezca. Tomemos conciencia de que no existe banco alguno que pueda ayudar a bajar esa “prima de riesgo” y que sólo la acción de las mujeres y hombres de buena voluntad, tomando conciencia de lo que está ocurriendo, en una acción conjunta y cívica, la puede eliminar de nuestro vocabulario por no tenerla que emplear, combatiendo, denunciado y ejerciendo las acciones que correspondan ante el más mínimo acto de racismo, judeofobia o xenofobia. Abraham Barchilón es abogado y ha sido miembro de la Comisión Permanente de la FCJE

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De Munich a Londres 2012, menos doce, por Abraham Barchilón

El próximo día 27 de julio de 2012, Londres se vestirá de gala para la  inauguración de los Juegos Olímpicos, los países exhibirán a sus mejores atletas y quizás os preguntéis qué significa “MENOS DOCE”. La memoria humana, ese disco duro que no se puede “formatear” y que si bien en algunos espacios de tiempo está en “stand by”, la introducción en el mismo de una palabra, reactiva el sistema y recordamos lo nunca olvidado. El “Menos doce“no viene a reflejar los días que faltan, ni el número de competiciones programadas, ni el de medallas que se prevé que un país pueda conseguir, pero sí se viene a referir, precisamente, al factor más importante en el desarrollo de unos Juegos Olímpicos y sin cuya presencia, por mucha organización, estructura o publicidad que se les de, es inviable: me vengo a referir al factor HUMANO. Apreciaremos el fausto de la inauguración, sus abanderados desfilando y el COI, esos proclives ciudadanos que, asumiendo las facultades de “un gobierno mundial”, nos querrán trasladar la imagen de lo ideal del fundamento de los Juegos Olímpicos. Desde los primeros celebrados en Grecia, en que durante su celebración se paralizaban los conflictos bélicos y se mantenía una tregua sagrada en todo el país, dándosele al evento una connotación de paz y armonía que no podía ser violada bajo ninguna circunstancia. En la época moderna, Pierre de Fredi, barón de Coubertín, comienza a soñar con unir en una extraordinaria competición a los deportistas de todo el mundo, bajo el signo de la unión y la hermandad, sin ánimo de lucro y sólo por el deseo de conseguir la gloria, competir por competir.. El mundo, en 1948 era otro, repleto de cicatrices y traumas. Era la consagración del espíritu olímpico el simple hecho de que Londres fuera sede de unos Juegos Olímpicos después de la guerra. Los historiadores usaron expresiones como «increíble» y «conmovedor» al describir el esfuerzo británico para realizar la competición. Pero todo ello no nos podrá llevar a eliminar de nuestra memoria a quienes no pueden presenciarlo, porque la sin razón decidió quitarles la vida cuando se disponían a materializar el espíritu que representan los cinco anillos que están entrelazados, símbolo de la amistad deportiva de todos los pueblos, es decir, los cinco continentes. Doce fueron, entre deportistas, entrenadores y policía, las víctimas del fanático grupo terrorista “Septiembre Negro”, que insultaba al mundo atentando en la sede de la más noble expresión de amistad entre las naciones. Pero no podemos ni debemos limitar  la responsabilidad  de dicha masacre al citado grupo terrorista, sino, como se ha constatado por la “Oficina federal alemana para la protección de la ciudadanía”, (cruel paradoja) a activistas neonazi que colaboraron y ayudaron a los palestinos a perpetrar la masacre de los atletas israelíes durante la Olimpiada de Munich de1972. Comprobamos como los movimientos neonazi gozaron de libertad para moverse dentro del espíritu olímpico de Munich pues, siete semanas antes de su comienzo, ya mantenían reuniones y organizaban su atentado, el nazi llamado Willi Pohl con Sad Walli, que era un alias de Abu Daoud, uno de los líderes de Septiembre Negro. Por ello, en época olímpica, debemos llamar la atención al mundo occidental ante el  resurgir de los movimientos/partidos/asociaciones nazis que proliferan en todo el mundo y, en especial, en la Europa continental, donde observamos como, el día en Memoria del Recuerdo del Holocausto, el partido ultraderechista austríaco celebraba un baile de gala, el partido de Le Pen vuelve al Parlamento francés, el partido nazi “Amanecer Dorado” llega al parlamento griego y vocifera en plena vía publica y en los medios de comunicación, su fobia, su racismo, su odio, hoy a unos y mañana lo ampliarán a todos aquellos que no comulguen con sus postulados. En este impasse, el COI se niega a mantener un minuto de silencio en el acto inaugural de Londres 2012,  en el cuarenta aniversario del atentado de Munich. Pero la memoria de las personas de buena voluntad siempre recordará a los que fueron masacrados y cuyo recuerdo debe ser la verdadera antorcha olímpica, perpetua, de la liberad, la igualdad y del derecho a la vida.   Abraham Barchilón es abogado y ha sido miembro de la Comisión Permanente de la FCJE.

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De Munich a Londres 2012, menos doce, por Abraham Barchilón

El próximo día 27 de julio de 2012, Londres se vestirá de gala para la  inauguración de los Juegos Olímpicos, los países exhibirán a sus mejores atletas y quizás os preguntéis qué significa “MENOS DOCE”. La memoria humana, ese disco duro que no se puede “formatear” y que si bien en algunos espacios de tiempo está en “stand by”, la introducción en el mismo de una palabra, reactiva el sistema y recordamos lo nunca olvidado. El “Menos doce“no viene a reflejar los días que faltan, ni el número de competiciones programadas, ni el de medallas que se prevé que un país pueda conseguir, pero sí se viene a referir, precisamente, al factor más importante en el desarrollo de unos Juegos Olímpicos y sin cuya presencia, por mucha organización, estructura o publicidad que se les de, es inviable: me vengo a referir al factor HUMANO. Apreciaremos el fausto de la inauguración, sus abanderados desfilando y el COI, esos proclives ciudadanos que, asumiendo las facultades de “un gobierno mundial”, nos querrán trasladar la imagen de lo ideal del fundamento de los Juegos Olímpicos. Desde los primeros celebrados en Grecia, en que durante su celebración se paralizaban los conflictos bélicos y se mantenía una tregua sagrada en todo el país, dándosele al evento una connotación de paz y armonía que no podía ser violada bajo ninguna circunstancia. En la época moderna, Pierre de Fredi, barón de Coubertín, comienza a soñar con unir en una extraordinaria competición a los deportistas de todo el mundo, bajo el signo de la unión y la hermandad, sin ánimo de lucro y sólo por el deseo de conseguir la gloria, competir por competir.. El mundo, en 1948 era otro, repleto de cicatrices y traumas. Era la consagración del espíritu olímpico el simple hecho de que Londres fuera sede de unos Juegos Olímpicos después de la guerra. Los historiadores usaron expresiones como «increíble» y «conmovedor» al describir el esfuerzo británico para realizar la competición. Pero todo ello no nos podrá llevar a eliminar de nuestra memoria a quienes no pueden presenciarlo, porque la sin razón decidió quitarles la vida cuando se disponían a materializar el espíritu que representan los cinco anillos que están entrelazados, símbolo de la amistad deportiva de todos los pueblos, es decir, los cinco continentes. Doce fueron, entre deportistas, entrenadores y policía, las víctimas del fanático grupo terrorista “Septiembre Negro”, que insultaba al mundo atentando en la sede de la más noble expresión de amistad entre las naciones. Pero no podemos ni debemos limitar  la responsabilidad  de dicha masacre al citado grupo terrorista, sino, como se ha constatado por la “Oficina federal alemana para la protección de la ciudadanía”, (cruel paradoja) a activistas neonazi que colaboraron y ayudaron a los palestinos a perpetrar la masacre de los atletas israelíes durante la Olimpiada de Munich de1972. Comprobamos como los movimientos neonazi gozaron de libertad para moverse dentro del espíritu olímpico de Munich pues, siete semanas antes de su comienzo, ya mantenían reuniones y organizaban su atentado, el nazi llamado Willi Pohl con Sad Walli, que era un alias de Abu Daoud, uno de los líderes de Septiembre Negro. Por ello, en época olímpica, debemos llamar la atención al mundo occidental ante el  resurgir de los movimientos/partidos/asociaciones nazis que proliferan en todo el mundo y, en especial, en la Europa continental, donde observamos como, el día en Memoria del Recuerdo del Holocausto, el partido ultraderechista austríaco celebraba un baile de gala, el partido de Le Pen vuelve al Parlamento francés, el partido nazi “Amanecer Dorado” llega al parlamento griego y vocifera en plena vía publica y en los medios de comunicación, su fobia, su racismo, su odio, hoy a unos y mañana lo ampliarán a todos aquellos que no comulguen con sus postulados. En este impasse, el COI se niega a mantener un minuto de silencio en el acto inaugural de Londres 2012,  en el cuarenta aniversario del atentado de Munich. Pero la memoria de las personas de buena voluntad siempre recordará a los que fueron masacrados y cuyo recuerdo debe ser la verdadera antorcha olímpica, perpetua, de la liberad, la igualdad y del derecho a la vida.   Abraham Barchilón es abogado y ha sido miembro de la Comisión Permanente de la FCJE.

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¿Donde estáis?… no os oigo, por Abraham Barchilón

Hemos sido mudos espectadores de como una parte de sociedad española reaccionaba, con tumultuosas y continuas protestas callejeras, ante cualquier actuación que el Estado de Israel acometía en el ejercicio de sus legítimos derechos de defensa de su integridad territorial y, más aun y más importante, en la defensa de la vida de sus ciudadanos. Se publicaban o emitían titulares como “Israel ataca las bases de los guerrilleros palestinos, tras la muerte de un soldado israelí”, es decir, se emitía primero la consecuencia, quizás para crear un ambiente psicológico contrario, y en segundo plano el hecho primario que generó la acción, a saber, el asesinato por unos terroristas de un ciudadano del único país democrático y libre de la zona. Fuimos testigos de cómo, ante la provocación de unas embarcaciones y la transgresión de la legislación internacional por la mismas , nuestras calles se llenaban de los que decían defender unos derechos , para lo que no dudaron en manipular la realidad, hasta el punto que la propia ONU, tuvo que modificar su dictamen sobre lo realmente acaecido, y como esa componenda llamada “flotilla de la libertad”, escondía, dentro de ese bonito calificativo, un acto puramente terrorista al llevar armamento y material bélico. Pero, no obstante, todo lo esgrimido podría ser debido a una mala información, a una campaña deliberada para influir en la opinión pública y que realmente creyesen que estaban defendiendo el derecho a la vida, el derecho a la dignidad humana y la no imposición por la fuerza de una teoría o política. Por todo ello, montaban esas protestas, lo más sonoras posibles, no sólo contra el estado de Israel, sino también contra el pueblo judío en general. En estas fechas, la sociedad no sólo española sino mundial, viene siendo testigo, día tras día, de las más crueles matanzas y asesinatos, por el llamado poder del pueblo, de sus propios conciudadanos y me refiero, evidentemente, a Siria. Quizás algo de responsabilidad de todo ello tengan los estados, las organizaciones nacionales e internacionales, que dieron el certificado de “democrático“ al régimen del presidente Bachar El Assad, cuando fue proclamado heredero del “ trono” por el no menos dictador entonces, es decir, por su padre. Y ante ello hemos de preguntarnos ¿Dónde está esa sociedad, callejera, protestona que decía defender los más elementales derechos y el principal, el de la vida? Esa sociedad, que mientras nuestro país se debatía en cómo afrontar su futuro, se dedicaba a recoger firmas para que dos prestigiosos artistas españoles no actuaran en Israel, o como escenificaban actos de protestas por la actuación de una reconocida artista israelí en Barcelona o impedían la intervención de científicos Israelíes en la UCAM. Todos ellos nos llevan a pensar ¿qué derechos defendían en sus protestas? Ante la evidencia, sería más congruente pensar que esa sociedad estaba y sigue estando manipulada y regida por unos principios de antiisraelismo, antijudaísmo y por extensión antinorteamericanismo. ¿Por qué no vemos protestas ante la Embajada y Consulados de Siria por los asesinatos que su “gobierno “, comete atrozmente a su propia población?. Cabría preguntarse, igualmente, por el cuasi silencio informativo por la expulsión del Embajador de Siria en España y en otros países occidentales. Es decir ¿qué derechos, qué principios? ¿Qué capacidad de análisis tiene esa parte de la sociedad que es a la que más se escucha?. Creo que, afortunadamente, ésta es minoritaria pero hace parecer que la mayoría silenciosa, coherente, crítica cuando es necesario, pero rigurosa en su análisis, no existe, cuando lo que hacen estos últimos es respetar la libre expresión, aunque sea consintiendo mentiras y deformaciones de la más pura realidad objetiva. Abraham Barchilón es abogado y fue miembro de la anterior Comisión Permanente de la FCJE. Este artículo ha sido publicado en El Faro Digital el miércoles 13 de junio.

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¿Donde estáis?… no os oigo, por Abraham Barchilón

Hemos sido mudos espectadores de como una parte de sociedad española reaccionaba, con tumultuosas y continuas protestas callejeras, ante cualquier actuación que el Estado de Israel acometía en el ejercicio de sus legítimos derechos de defensa de su integridad territorial y, más aun y más importante, en la defensa de la vida de sus ciudadanos. Se publicaban o emitían titulares como “Israel ataca las bases de los guerrilleros palestinos, tras la muerte de un soldado israelí”, es decir, se emitía primero la consecuencia, quizás para crear un ambiente psicológico contrario, y en segundo plano el hecho primario que generó la acción, a saber, el asesinato por unos terroristas de un ciudadano del único país democrático y libre de la zona. Fuimos testigos de cómo, ante la provocación de unas embarcaciones y la transgresión de la legislación internacional por la mismas , nuestras calles se llenaban de los que decían defender unos derechos , para lo que no dudaron en manipular la realidad, hasta el punto que la propia ONU, tuvo que modificar su dictamen sobre lo realmente acaecido, y como esa componenda llamada “flotilla de la libertad”, escondía, dentro de ese bonito calificativo, un acto puramente terrorista al llevar armamento y material bélico. Pero, no obstante, todo lo esgrimido podría ser debido a una mala información, a una campaña deliberada para influir en la opinión pública y que realmente creyesen que estaban defendiendo el derecho a la vida, el derecho a la dignidad humana y la no imposición por la fuerza de una teoría o política. Por todo ello, montaban esas protestas, lo más sonoras posibles, no sólo contra el estado de Israel, sino también contra el pueblo judío en general. En estas fechas, la sociedad no sólo española sino mundial, viene siendo testigo, día tras día, de las más crueles matanzas y asesinatos, por el llamado poder del pueblo, de sus propios conciudadanos y me refiero, evidentemente, a Siria. Quizás algo de responsabilidad de todo ello tengan los estados, las organizaciones nacionales e internacionales, que dieron el certificado de “democrático“ al régimen del presidente Bachar El Assad, cuando fue proclamado heredero del “ trono” por el no menos dictador entonces, es decir, por su padre. Y ante ello hemos de preguntarnos ¿Dónde está esa sociedad, callejera, protestona que decía defender los más elementales derechos y el principal, el de la vida? Esa sociedad, que mientras nuestro país se debatía en cómo afrontar su futuro, se dedicaba a recoger firmas para que dos prestigiosos artistas españoles no actuaran en Israel, o como escenificaban actos de protestas por la actuación de una reconocida artista israelí en Barcelona o impedían la intervención de científicos Israelíes en la UCAM. Todos ellos nos llevan a pensar ¿qué derechos defendían en sus protestas? Ante la evidencia, sería más congruente pensar que esa sociedad estaba y sigue estando manipulada y regida por unos principios de antiisraelismo, antijudaísmo y por extensión antinorteamericanismo. ¿Por qué no vemos protestas ante la Embajada y Consulados de Siria por los asesinatos que su “gobierno “, comete atrozmente a su propia población?. Cabría preguntarse, igualmente, por el cuasi silencio informativo por la expulsión del Embajador de Siria en España y en otros países occidentales. Es decir ¿qué derechos, qué principios? ¿Qué capacidad de análisis tiene esa parte de la sociedad que es a la que más se escucha?. Creo que, afortunadamente, ésta es minoritaria pero hace parecer que la mayoría silenciosa, coherente, crítica cuando es necesario, pero rigurosa en su análisis, no existe, cuando lo que hacen estos últimos es respetar la libre expresión, aunque sea consintiendo mentiras y deformaciones de la más pura realidad objetiva. Abraham Barchilón es abogado y fue miembro de la anterior Comisión Permanente de la FCJE. Este artículo ha sido publicado en El Faro Digital el miércoles 13 de junio.

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IRPF: el 0.7% x 2 y ¿Por qué?, por Abraham Barchilón

Vivimos en una época donde los factores económicos priman en las conversaciones, ya sea en los ámbitos  políticos, laborales o sociales, donde cada vez que sale a la opinión pública un dato, el mismo, tiene la vigencia de ese mismo momento, pues instantes después es desmentido, desvirtuado por otros acontecimientos o simple y llanamente modificado. Todo lo sometemos al estudio y a la consideración desde diversos puntos vista. Por cualquier actuación del orden económico, levantamos banderas en su contra, sin entrar a considerar qué causas han llevado a adoptarlas. Llegamos a ver, con cierta normalidad, las llamadas a la desobediencia fiscal, la politización  de hospitales, colegios, vías públicas, para el ejercicio  de la disparidad de criterios,  que es legítima siempre que sea ejercida por los cauces  legales establecidos. Y dentro de ese vorágine de cuestiones oímos, y creo que no escuchamos, cómo la publicidad de la confesión religiosa mayoritaria “nos llama” diciéndonos que, en base a su privilegio, podemos disponer que parte de los impuestos, retrayéndolos del conjunto impositivo, vayan asignados directamente a ellos,  ya que en la declaración de la renta podemos simultanear las dos casillas que hacen referencia al 0.7%. Haciendo historia, desde 1987 en la declaración de la renta de las personas físicas podemos destinar un porcentaje de este impuesto al sostenimiento económico de la Iglesia Católica o a”otros fines de interés social”. Este porcentaje inicialmente era del 0,5239 % y el contribuyente debía elegir entre una de las dos opciones. A partir del año 2000 se introdujo la posibilidad de marcar las dos casillas al mismo tiempo, en cuyo caso el porcentaje se duplicaba y llegaba hasta el 1,04 %; sólo si no se señalaba ninguna casilla el porcentaje aumentaba los Presupuestos del Estado. Desde 2007, tras el acuerdo entre el Estado y la Conferencia Episcopal por una parte y entre el Estado y el Consejo Estatal de ONG de Acción Social por otra, se incrementó la aportación hasta el 0,7 %, pudiendo llegar en este caso al 1,4 % si se señalan ambas casillas. Aprovechando el cambio del porcentaje en la declaración del IRPF, la iglesia católica obtuvo del gobierno de turno (PSOE) la prebenda de disponer directamente del 0.7% destinado a ella (247 millones/€) y además, por conducto de sus otras organizaciones, participar en el reparto del otro 0.7 de fines sociales. En un país “ACONFESIONAL”, donde las religiones, con excepción de la Católica,  tienen que financiar su labor religiosa en base exclusivamente a las aportaciones de sus fieles y en el que la sociedad se encuentra inmersa en una gran crisis económica donde se recortan las acciones sociales, ¿nadie cuestiona ese reparto, mejor dicho, esa entrega directa, de nuestros impuestos a una labor evangelizadora concreta? Una vez soslayado, por imposición de las autoridades comunitarias, el agravio comparativo con las demás religiones en lo referente al IVA, la exención del Impuesto de Bienes Inmuebles de las propiedades no empleadas para el culto, de las que la Iglesia católica obtiene unos ingresos cuando las demás confesiones tributan a los Ayuntamientos, nos lleva a la  conclusión de  que nuestros impuestos están siendo destinados para acciones que no son las que deben primar en nuestro estado democrático y aconfesional.

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IRPF: el 0.7% x 2 y ¿Por qué?, por Abraham Barchilón

Vivimos en una época donde los factores económicos priman en las conversaciones, ya sea en los ámbitos  políticos, laborales o sociales, donde cada vez que sale a la opinión pública un dato, el mismo, tiene la vigencia de ese mismo momento, pues instantes después es desmentido, desvirtuado por otros acontecimientos o simple y llanamente modificado. Todo lo sometemos al estudio y a la consideración desde diversos puntos vista. Por cualquier actuación del orden económico, levantamos banderas en su contra, sin entrar a considerar qué causas han llevado a adoptarlas. Llegamos a ver, con cierta normalidad, las llamadas a la desobediencia fiscal, la politización  de hospitales, colegios, vías públicas, para el ejercicio  de la disparidad de criterios,  que es legítima siempre que sea ejercida por los cauces  legales establecidos. Y dentro de ese vorágine de cuestiones oímos, y creo que no escuchamos, cómo la publicidad de la confesión religiosa mayoritaria “nos llama” diciéndonos que, en base a su privilegio, podemos disponer que parte de los impuestos, retrayéndolos del conjunto impositivo, vayan asignados directamente a ellos,  ya que en la declaración de la renta podemos simultanear las dos casillas que hacen referencia al 0.7%. Haciendo historia, desde 1987 en la declaración de la renta de las personas físicas podemos destinar un porcentaje de este impuesto al sostenimiento económico de la Iglesia Católica o a”otros fines de interés social”. Este porcentaje inicialmente era del 0,5239 % y el contribuyente debía elegir entre una de las dos opciones. A partir del año 2000 se introdujo la posibilidad de marcar las dos casillas al mismo tiempo, en cuyo caso el porcentaje se duplicaba y llegaba hasta el 1,04 %; sólo si no se señalaba ninguna casilla el porcentaje aumentaba los Presupuestos del Estado. Desde 2007, tras el acuerdo entre el Estado y la Conferencia Episcopal por una parte y entre el Estado y el Consejo Estatal de ONG de Acción Social por otra, se incrementó la aportación hasta el 0,7 %, pudiendo llegar en este caso al 1,4 % si se señalan ambas casillas. Aprovechando el cambio del porcentaje en la declaración del IRPF, la iglesia católica obtuvo del gobierno de turno (PSOE) la prebenda de disponer directamente del 0.7% destinado a ella (247 millones/€) y además, por conducto de sus otras organizaciones, participar en el reparto del otro 0.7 de fines sociales. En un país “ACONFESIONAL”, donde las religiones, con excepción de la Católica,  tienen que financiar su labor religiosa en base exclusivamente a las aportaciones de sus fieles y en el que la sociedad se encuentra inmersa en una gran crisis económica donde se recortan las acciones sociales, ¿nadie cuestiona ese reparto, mejor dicho, esa entrega directa, de nuestros impuestos a una labor evangelizadora concreta? Una vez soslayado, por imposición de las autoridades comunitarias, el agravio comparativo con las demás religiones en lo referente al IVA, la exención del Impuesto de Bienes Inmuebles de las propiedades no empleadas para el culto, de las que la Iglesia católica obtiene unos ingresos cuando las demás confesiones tributan a los Ayuntamientos, nos lleva a la  conclusión de  que nuestros impuestos están siendo destinados para acciones que no son las que deben primar en nuestro estado democrático y aconfesional.

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Dos presidentes:¿anacrónicos? por Abraham Barchilon

Pese al tiempo pasado desde que se promulgó el Estatuto de Autonomía de nuestra Comunidad y dado el contexto en el que vivimos, donde las noticias, ya sean políticas, económicas o sociales, llenan de un cierto desasosiego a la mayoría de la población, días pasados asistí con ilusión a los actos conmemorativos del Día de les Illes Balears,en su 29 edición. Por ello, que se celebren unos actos en los que se conmemore algo que eleva al máximo nivel posible el reconocimiento de la diversidad dentro de la generalidad, tiene un doble sentido para alguien que, como el que escribe estas líneas, en el ámbito religioso es parte de esa diversidad por su pertenencia a la religión Judía, dentro de un país con mayoría Católica. Y debo confesar que me sentí verdaderamente como un extraterrestre en la tierra, después de haber contribuido, muy modestamente eso sí, en la democratización de nuestro país, participando activamente en la política desde la UCD, un país el que además de la Transición, la Constitución fue el eje principal de esa transformación. Desde el punto de vista de la diversidad de la población, debe tener también categoría de igual encuadre normativo la ley de Libertad Religiosa y los acuerdos entre el Estado y las religiones denominadas “de arraigo”. En este sentido, pude oír como, ya sea el espíritu o el lenguaje, no habían variado en algunos de los más altos representantes que tenemos la ciudadanía. Tanto el Honorable President del Govern como el del Parlament Balear, en su salutación al comienzo de sus respectivos actos, entre otros, dieron la bienvenida a las “autoridades eclesiásticas“, discriminando así a las demás e ignorando el principio Constitucional de que el Estado y sus administraciones son aconfesionales, por lo que ni la denominación de autoridades, ni la especificación de la religión eran procedentes. Quizás la inspiración de esa salutación estaba dentro del contexto de la conmemoración del aniversario de la Constitución de 1812, denominada “La Pepa”, aunque el calificativo de liberal de la misma, si bien en muchos de sus aspectos era elogiable, no precisamente en el religioso, por la desafortunada redacción de su artículo 12. Por ello, el trasladar en el tiempo, para ejemplarizarlo, actos de tiempos pasados, tiene unos efectos indeseables, como fue la alabanza que el President del Govern hizo de la labor de proselitismo y conversión que Ramón Llull hizo, lo que supuso un agresión, entonces, a los que profesaban las religiones musulmana o hebrea. De todo ello debemos concluir que, o bien el vocabulario de ambos Presidentes ha quedado anticuado o bien, se trata de una consigna como la que llevó a su formación política a ni siquiera admitir en su último Congreso, como ponencia a trámite, su calificativo y, consecuentemente, fue ratificada su adscripción a la democracia cristiana, cuando a nivel europeo han adoptado la de Popular. Espero que en próximas conmemoraciones se sea más consciente de la realidad y diversidad del pueblo balear al que representan y no desprecien, quizás, a algunos de los votantes a los que deben sus cargos. Quisiera que estas líneas no se vieran sólo como una crítica sino como una llamada a la reflexión para nuestros gobernantes, con el fin de alcanzar una sociedad plena de igualdad y sin discriminaciones por ningún concepto.

opinión, sección de Abraham Barchilon

¿Incultura o antijudaísmo? por Abraham Barchilón

Vivimos en una época en la que podemos escuchar  hablar de la prima de riesgo, de la deuda soberana, de la influencia de la actitud griega en el espacio comunitario europeo, pero no llegamos a calibrar, sobre todo cuando el medio en el que se expresa es de audiencia pública, que los adjetivos o las calificaciones que se hacen, muy a menudo, no tiene un soporte ni el rigor de la veracidad , fomentado una deformación en la opinión pública con la creación de “monstruos” causantes de todos los males, con sus “fobias” y sus “Anti”. En este mundo donde los medios de comunicación, que tienen el “privilegio” de invadir nuestros hogares con sus apresurados comentarios o la falta de intervención de los que los conducen, dejan mensajes erróneos que calan en la población, tergiversan la realidad y crean estados de opinión erróneos, que se perpetúan en la sociedad,  ya sea por incultura o por una calibrada difusión… Lo anteriormente citado tiene un marcado acento al coincidir, casi en el tiempo, la triste conmemoración, el 9 de noviembre, de la fatídica ”NOCHE DE LOS CRISTALES ROTOS” (Kristallnacht.), con algunas de las manifestaciones recientes. En el programa “Acorralados“, el jueves 20 de octubre la concursante Blanca de Borbón y nuevamente en el mismo programa del 27 de octubre la concursante Nagore dijeron: «esto es una JUDIADA….» (Léase el significado en el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, donde desgraciadamente sigue vigente el vocablo). No podría sorprendernos que dichas concursantes utilizasen ese término, obviamente xenófobo y discriminatorio, que indudablemente atenta al concepto de la condición de judío, dada la  dudosa  formación cultural e intelectual de ambas concursantes. Lo que sí resulta llamativo y alarmante  es que ninguno de los conductores del programa, la producción y la dirección del mismo, así como los directivos  de Tele5,  se manifestasen repudiando lo dicho por estas concursantes, sobre todo teniendo en cuenta como reaccionan ante cualquier intrascendencia que pueda generar atracción y audiencia para el programa televisivo. A ello, hace falta añadir que el teletexto de nuestra televisión pública española, en su edición del viernes día 4 de noviembre, en la sección de deportes y refiriéndose al partido de baloncesto del día anterior, titula “El Real Madrid no puede con el Macabi “ y añade: “los hebreos, impulsados por un público entregado…”. En este caso, entendiendo que siendo un medio “de reconocido prestigio”, debería saber distinguir entre Religión (hebrea o judía) y Nacionalidad (israelí). Es más, los equipos profesionales hoy en día son un conglomerado de personas, independientemente de su raza, religión o nacionalidad, por  lo que, el término incorrectamente empleado, sólo  lleva a equívocos. Por todo ello, ALERTA, ALERTA, que  con comentarios de este tipo se van generando falsos estados de opinión y falsas denominaciones que pueden generar, a su vez, falsos estereotipos. Abraham Barchilón, es abogado y ha sido miembro de la Comisión permanente de la FCJE

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