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actualidad, Fiestas judías, opinión

Los otros Shavuot, por Jorge Rozemblum

Las fiestas del calendario hebreo, aún aquellas más ligadas a sucesos religiosos como esta de Shavuot y la celebración de la recepción de la Torá, pueden encararse siempre desde otras ópticas, más cercanas a la ética e incluso a la ecología. Un ejemplo notable de ello es cómo el movimiento del kibutz, de raíces laicas y socialistas, reivindica estas fechas.Hace muchos años yo vivía en uno de estos colectivos y la fiesta de Shavuot era una de las más esperadas y alegres, con su evocación del inicio del verano y de recogida del fruto de los esfuerzos de la temporada agrícola. Pero, sobre todo, porque en esas fechas, y sólo entonces, podíamos disfrutar en el comedor comunal de productos lácteos que el resto del año sólo estaban al alcance de los niños, como yogures enriquecidos y quesos especiales. Para los menores, la fiesta significaba el final del ciclo lectivo (antes de los exámenes) y, prácticamente el inicio de las vacaciones y, lo más importante, la apertura de la piscina. Más que Matán Torá (la recepción de la Torá) aquello parecía Simjat Torá (la alegría de la misma).En mi Argentina natal, la diferencia de hemisferio y estaciones creaba paradojas de evocaciones veraniegas en tiempo de temporales invernales. Canastos frutales en los hombros, danzas israelíes y alguien disfrazado de Charlton Heston en “Los diez mandamientos” sujetando unas cartulinas en forma de Lujot Habrit, las tablas de la Ley, que contienen el decálogo ético básico del judaísmo. Hace pocos años, en el escaparate de una tienda de judaica, vi un flotador con esa forma de sorprendente y perfecta metáfora: sólo aferrándote a la Torá estarás a salvo y no te hundirás.En la antigüedad, Shavuot era una de las tres fiestas de peregrinación al Templo de Jerusalén. Las otras dos (Pésaj y Sucot) también están vinculadas al desierto y la salida de la esclavitud, lo que nos da la pauta del valor que se le otorgaba como una de las señas de identidad de un pueblo unido, no de meras tribus como las que habían bajado años antes a Egipto en busca de mejores pastos. Un pueblo que emerge desde las restricciones (como la falta de levadura para amasar el pan durante Pésaj o las cabañas de techos endebles de Sucot) y desde el caos de la identidad (cuyo clímax es la adoración del becerro de oro mientras Moisés recibe los dictados divinos en el monte Sinaí).Pese a que estos relatos se sitúan cronológicamente hace miles de años, de manera inconsciente seguimos muy de cerca los rituales primigenios, reservando sólo para estas fechas el deleite con las primicias que la naturaleza nos regala y los productos que elaboramos a partir de ellas, como aquellos yogures de colores; o cuando los alumnos se examinan y se valora no sólo sus conocimientos, sino también su conducta ética, su respeto a los “mandamientos” sociales. Cuando miramos atrás con nostalgia mientras recogemos el resultado de nuestras acciones vitales, más o menos dulces, más o menos amargas.Shabat shalom y Jag Shavuot Sameaj. ¡Felices fiestas! Jorge Rozemblum es director de Radio Sefarad Para acceder al boletín de la programación completa de Radio Sefarad del 24 al 30 de mayo de 2014, pulse aquí

actualidad, opinión, sección de Abraham Barchilon

Reflexionando en Europa Muriendo en Europa, Muriendo en Europa, por Abraham Barchilón

Europa entera ha de hacer un juicio crítico y reflexionar sobre dónde se le está llevando El sábado 24 de mayo, día de reflexión, con motivo de las elecciones al Parlamento Europeo, cuyo mandato supera, al ser de cinco años, a cualquier otro en nuestro país, nos sobresaltó con el atentado en Bruselas, decían al principio, junto al Museo judío. Lo datos que se iban conociendo, las causas, si es que las puede haber, o el lugar determinado, prontamente nos llevó a confirmar el triste presagio que al oír hablar de atentado, tenemos todos. Rápidamente se confirmó lo que han denominado un atentado “antisemita“. Era un cobarde atentado antijudío y el lugar exacto del atentado, no era las cercanías, como si de una coincidencia se tratara, sino el interior del recinto del citado Museo judío. Tras esas primeras calificaciones, desgraciadamente, el presagio se confirmaba y, como a las cosas hace falta llamarlas por su nombre, lo sucedido era un atentado antijudío o, en su subjetiva nueva acepción, antiisraelí. Europa, en el prólogo de una nueva fase en su historia, con nuevas formas de elegir sus órganos internos y potestades, sigue padeciendo la presión de algunos –demasiados- que deciden que Europa no debe corregir su triste historia y  debe seguir regada con sangre inocente. Las víctimas mortales, tres en un primer momento y una fallecida posteriormente en el hospital, dada la gravedad de sus heridas, era el primer cruel escrutinio de las elecciones europeas. Tan triste acontecimiento, tuvo su epílogo en los resultados de las citadas elecciones europeas, por el aumento de los escaños conseguidos por los partidos de extrema derecha, neonazis, nazis, xenófobos o racistas. A esta dramática constatación, hay que incluir los ataques, igualmente antijudíos, sufridos en las redes sociales, tras algo tan noble como puede ser una competición deportiva. De los más de 17.500 tuits ofensivos, insultantes, en fin, delictivos, al menos cuatro, aparecen con  nombre y apellidos. Posiblemente, por la cobardía  de los insultantes, pueden no corresponder a su verdadera identidad y el resto se esconden en pseudónimos. En cualquier caso, al igual que la tecnología, supuestamente, les posibilita esconderse cobardemente, esa misma herramienta permite, en una labor policial, la localización del lugar donde se cometió el delito, identificar a sus autores, llevarlos ante la autoridad judicial y aplicarles, por los órganos jurisdiccionales, las penas que nuestro código penal vigente establece. La libertad de expresión tiene como límite el respeto al ordenamiento jurídico, a la vida, a la integridad y respeto de los miembros de la sociedad. A día de hoy, se desconoce qué trámite ha dado la fiscalía a las denuncias, qué investigaciones han efectuado los cuerpos y fuerzas de seguridad del estado, pues, en casos muy recientes y también tristes, rápidamente se produjeron detenciones y fueron puestos a disposición de la autoridades judiciales los cobardes autores. Europa entera ha de hacer un juicio crítico y reflexionar sobre dónde se le está llevando, no sólo los que perpetran los atentados,  los que ejercen políticas ultra sino también los que, desprestigiando continuamente, que no es lo mismo que criticar, a las instituciones, hacen que este cáncer del antijudaísmo/antiisraelismo, el racismo y la xenofobia, se detecte nuevamente en el viejo y desgarrado continente europeo. Abraham Barchilón es abogado.

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La Federación de Comunidades Judías de España deplora el ataque antisemita de Bruselas

La FCJE, institución que representa a los judíos españoles, lamenta el asesinato antisemita que ha tenido lugar este sábado en el Museo Judío en Bruselas y envía sus condolencias a las familias de los tres fallecidos. Este horrible crimen demuestra que el antisemitismo está aumentando peligrosamente en Europa. La semana pasada la comunidad judía sufrió en España una oleada de ataques en las redes sociales tras el partido de baloncesto Real Madrid-Maccabi. Y como vemos hoy con el terrible asesinato de Bruselas, de las palabras a los hechos hay un trecho muy pequeño.  Por todo ello, urgimos a las autoridades de nuestro país y a las europeas a que pasen a la acción con toda celeridad para legislar y penalizar la incitación al odio racial y antisemita que deriva en actos criminales como el de hoy en Bruselas. La inacción de ciertos gobiernos ante la deslegitimación del Estado de Israel también contribuye a dar patente de corso e impunidad a los antisemitas. Hoy no hablamos sólo de palabras, los hechos apuntan en Europa hacia la dolorosa resurrección del monstruo del racismo, la xenofobia y el antisemitismo que hace peligrar la democracia en todo el continente si no se actúa con presteza y contundencia.

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Paranoias nuestras, por Jorge Rozemblum

¿Cuántos descerebrados hacen falta para que una amenaza social se vuelva creíble? Algunos grupos terroristas apenas contaban con decenas de simpatizantes y activistas, y sin embargo llegaron a crear el pánico y convertirse en un tema muy serio para el país, por ejemplo, los GRAPO españoles. Sin embargo, cada vez que surge el tema del antisemitismo, parece que todo el mundo quiere volver la cara y mirar para otra parte, aunque los insultos antijudíos se conviertan en trending topic nacional, o sea, en uno de los 10 temas más comentados en la red social Twitter en España.Este sistema de abonados que permite lanzar mensajes cortos llegó a tener en las pocas horas desde el final de la Euroliga de baloncesto en la que el Maccabi Tel-Aviv se impuso al Real Madrid, una actividad de decenas de miles de mensajes, algunos originales, otros reenviados, dentro de un subgrupo que se identifica mediante lo que se conoce como hashtag, una etiqueta o título para la charla. En este caso, el tufo antisemita del mismo atrajo a la porquería de la sociedad como moscas. Sin ambages y aunque el partido se libró contra un equipo israelí donde (como sucede en la mayoría de los equipos profesionales europeos) participan jugadores internacionales no israelíes ni judíos, el hashtag que tanta actividad generó se llamaba #putosjudíos.Estamos acostumbrados a ver y tolerar las bajezas de las pasiones deportivas. Pero en este club de mensajes, no se insultaba al equipo ganador ni a sus seguidores, sino al origen étnico del país donde está registrado. Y tampoco es que se les insultaba simplemente, sino haciendo alusiones directas al holocausto y el nazismo. No hablamos de visitantes de un blog de una página web neonazi, sino de jóvenes “normales”, de esos como su hijo, hija, hermano, hermana, nieto o nieta, que ven y se emocionan con espectáculos deportivos. No son los ultras violentos del fútbol, no son analfabetos que desconocen totalmente qué fue la Shoá (ya que aluden a lugares comunes referidos a ella), no son energúmenos y posiblemente haya gente con un buen nivel de estudios. Porque el odio antisemita (ese del que tantas veces nos acusan de paranoicos, por sentir y proclamar que existe) es un puñal venenoso que atraviesa los corazones de las personas de cualquier estamento social, económico, educativo o étnico, y les inocula insensibilidad y ceguera.Somos una sociedad enferma que oculta los síntomas que la estigmatizarían no sólo ante los demás, sino principalmente ante nosotros mismos, mostrándonos cómo somos realmente y lo alarmante de nuestra morbilidad. El odio inoculado no desaparecerá por sí mismo, ni silenciando o siendo condescendientes con quienes lo denuncien. No son “paranoias nuestras” (uno de los tantos estereotipos negativos detectados por encuestas recientes). Perdonen que acuda a la siguiente paráfrasis, pero nuestro hashtag nacional en este caso tendría que llamarse #laputarealidad. Shabat Shalom Jorge Rozemblum es director de Radio Sefarad Para acceder al boletín de la programación completa de Radio Sefarad del 17 al 23 de mayo de 2014, pulse aquí.

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Viralizando que es gerundio, por David Kaisin

           Las nuevas tecnologías no dejan de sorprenderme. Uno ya pierde la cuenta de las diferentes áreas en las que éstas son aplicadas constructivamente día a día. Por deformación profesional, suelen llamarme la atención los nuevos términos utilizados para denominar hechos que siempre tienen en común la necesidad de comunicarnos con aquellos que conocemos o los que aún son potenciales “amigos”. Entre los hashtags, los tweets y los selfies me quedo con el término viralizar. Según este neologismo, una “unidad de información se puede reproducir de manera exponencial”, abarcando un mayor público de destino. Y no es de extrañar esta definición, pues un virus es capaz de reproducirse solo en cualquier ser vivo.             Para quien escribe, ayer fue un día agridulce. Como simpatizante del movimiento macabeo, estaba alegre por la victoria de Maccabi Tel Aviv en la final de la Euroliga de baloncesto. Sin embargo, admitámoslo, siempre he sido merengue, así que mi corazón estaba dividido. Pero lo que no pude asimilar de ninguna manera fueron las barbaridades que pude leer en diferentes redes sociales maldiciendo a Israel y el pueblo judío, recurriendo a las cansinas referencias a la Shoá, rápidamente convertidas en fenómenos virales.             La crisis que estamos viviendo nos hace buscar vías de escape, a modo de catarsis. Los valores que deseamos transmitir a las futuras generaciones parecen ser cuestionados una y otra vez con una relatividad y banalización escandalosas de nuestros ejes éticos y morales por parte de aquellos que ven en esta época una oportunidad de pensar en sí mismos sin importar el precio que otros deban pagar por ello. Desgraciadamente, seguimos revolcándonos de placer cada vez que vemos que algún corrupto o banco ha sido cazado y debe pagar por sus delitos. . Nos sentimos con el derecho de sentenciar a otros para evitar mirar hacia nuestras propias carencias físicas y morales.             La Roja, la Rojita, la ÑBA, Rafa Nadal y los Lorenzo, Márquez y Alonso han sido hasta ahora la cortina que disimula la grieta que todos tenemos en alguna pared  y los ejemplos, no sin razón, de esfuerzo diario y tesón para conseguir nuestros objetivos. Pero algo ha cambiado y ese mensaje no ha calado tanto como pensábamos.             El deporte y la intolerancia no son ni pueden ser compatibles. Da igual que sea una avalancha de comentarios antisemitas o las muestras de racismo en los estadios de fútbol.                    Nuestros jóvenes en edad escolar están inmersos en una etapa en la cual la palabra “crisis” lleva formando parte de su universo intelectual desde su más tierna infancia. El odio es una semilla latente que existe en cada uno de nosotros y es muy fácil de viralizar. Solamente necesita un ambiente cómodo en el que desarrollarse y qué mejor que alguien buscando soluciones a los problemas que sus mayores son incapaces de explicar.             Y cuando acabe la crisis, ¿volveremos a apaciguar nuestros sentimientos de odio hacia el otro? ¿Nos cegará de nuevo el ansia por conseguir más y disfrutar de un estado de bienestar que no entiende de términos como respeto, tolerancia y solidaridad?             Es en épocas como ésta en que debemos ser cuidadosos, sensatos, y no  repetir odios pasados, culpando al que consideramos diferente. La lucha por un presente digno y un futuro esperanzador comienza con la aceptación de un mundo plural y la educación de las nuevas generaciones.  David Kaisin es presidente de la Comunidad Judía Illes Balears

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Lag baOmer, la fiesta identitaria palestina, por Jorge Rozemblum

Este fin de semana los judíos del mundo hacen un alto en su cuenta bíblica del Omer, el tiempo entre Pésaj y Shavuot, dos de las tres fiestas judías de peregrinación en tiempos bíblicos al Templo de Jerusalén, para conmemorar una serie de hechos que ocurrieron en el siglo II de la Era Común, con el trasfondo de la lucha de los habitantes de Judea (los judíos) contra el ocupante romano. La revuelta tuvo líderes espirituales (rabi Akiva y rabi Shimón Bar Yojai) y militares (Shimón Bar Kojba), pero fue ferozmente aplastada por los romanos.En realidad, el día 33 (LaG, en numeración hebrea) en dicha cuenta tendría que ser la fiesta identitaria palestina, porque la ira que la rebeldía de la periférica provincia despertó en el emperador romano Adriano fue tal, que decidió borrar su nombre, inventando el de Palaestina (que en árabe se pronuncia Falestina) en honor a los antiguos y desde hace mucho desaparecidos enemigos de los judíos, los filisteos (Philistea, en latín), cuya huella más perdurable fue la de alumbrar al aterrador Goliat y a la traidora Dalila.Asombrosamente, las crónicas (como las del romano Dion Casio, y los hallazgos arqueológicos lo respaldan) hablan de una guerra en la que los judíos combatieron junto a los sirios y derrotaron a la Legión XXII. Para la represalia se convocaron 11 legiones que no sólo aniquilaron a los combatientes sino que prosiguieron arrasando 50 ciudades fortificadas y 985 aldeas, causando la muerte de unos 580 mil judíos y la venta de cientos de miles de ellos como esclavos por todo el imperio. Adriano prohibió la Torá, el calendario hebreo, la circuncisión, el shabat, ejecutó a los estudiosos y eruditos, quemó los rollos sagrados en una ceremonia en el Templo donde instaló una estatua del dios romano Júpiter y otra suya, y sobre las cenizas de Jerusalén fundó la ciudad de Aelia Capitolina, prohibiendo a los judíos entrar en ella.Palestina fue desde entonces (y por 17 siglos) una subprovincia dependiente de Siria. El nombre de Aelia Capitolina cayó en el olvido cuando en el siglo VII la ciudad (heredada por el imperio bizantino) fue conquistada por los árabes y rebautizada Al Quds (como es lógico, años después de escribirse el Corán, por lo que no aparece mencionada allí en ningún momento). Tampoco los cruzados cristianos que acudieron a partir del siglo XI a su reconquista recuperaron el nombre original de Judea y prefirieron rebautizarla Tierra Santa, aunque sí que volvieron a llamar Jerusalén a la ciudad que con ese nombre aparece mencionada 767 veces en el Antiguo Testamento.A pesar de la aplastante derrota seguiremos conmemorando Lag baOmer como símbolo de resistencia, aunque más tendrían que festejar los que para basar su identidad necesitan falsear nombres y reescribir la historia según sus intereses.Shabat Shalom y Jag sameaj! Jorge Rozemblum es director de Radio Sefarad Para acceder al boletín de la programación completa de Radio Sefarad del 10 al 16 de mayo de 2014, pulse aquí

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El negocio del no-estado, por Jorge Rozemblum

¿Alguien sabe cómo se propone un candidato al Premio Nobel de Economía? Creo firmemente que debería reconocerse con el máximo galardón a la dirigencia palestina, como inventora del nuevo paradigma del Negocio del No-Estado: o sea, cómo ganar dinero a espuertas y sin esfuerzo, a costa de no aceptar nunca la propia capacidad soberana.En los años de la ocupación militar árabe de los territorios que las Naciones Unidas habían destinado a un estado árabe (especificado así, ya que entonces, en 1947, la palabra “palestino” identificaba indistintamente a éstos y a los judíos que habitaban el Mandato Británico), pero que la Liga Árabe rechazó de plano iniciando una guerra que los israelíes llaman “de Independencia”, nadie hablaba de territorios ocupados, conquistados, ni siquiera en disputa, a pesar de que sus habitantes (y sus descendientes hasta ahora) nunca recibieron la ciudadanía de los países que los administraban: Egipto en Gaza, y Transjordania (que con la ocupación militar de Cisjordania pasó a llamarse Jordania).Abandonados a su suerte, como ciudadanos de segunda clase en los países de acogida, supieron descubrir sin embargo la rentabilidad de convertirse en iconos de la “maldad oculta” de los judíos. Esta tendencia empezó a consolidarse especialmente en la Europa de posguerra, ansiosa por desprenderse o al menos relativizar sus culpas como perpetradores, instigadores o cómplices (por omisión de socorro) durante el entonces muy reciente Holocausto nazi. Si los judíos (o los israelíes: la equivalencia semántica es muy sencilla) son capaces de condenar al destierro a los árabes, entonces son como los demás, y se convierten sin esfuerzo de víctimas en victimarios.A nivel económico, esta transformación se vehiculizó a través de la creación de una agencia de Naciones Unidas dedicada en exclusiva a los refugiados palestinos (UNRWA: de todo el resto de refugiados del mundo se encarga ACNUR), una condición hereditaria y que hoy día, más de 60 años después, ha pasado a través de cuatro generaciones. Desde entonces siguen viviendo en campos miserables, reciben una ayuda alimentaria mínima para sobrevivir y, en su inmensa mayoría, no trabajan. En 1967 la Guerra de los Seis Días termina con una nueva derrota humillante de los ejércitos árabes, y la población de los territorios antes conquistados por Egipto y Jordania queda bajo administración israelí.Años más tarde, tras la renuncia de algunos grupos terroristas (como Al Fatah, liderado por Arafat) a la vía de la violencia, se pone en marcha un proceso independentista con la creación de una Autoridad Palestina. Este organismo empieza a recibir las mayores ayudas económicas per cápita de la historia y del mundo, pero ello no se traduce en una mejora general de las infraestructuras y la calidad de vida de los palestinos, sino de las cuentas en bancos suizos de sus dirigentes. El negocio se completa creando un nuevo estrato social ocioso de cientos de miles de funcionarios sin trabajos reales, cómplices de la corrupción generalizada financiada por los gobiernos extranjeros, como el nuestro.¿Quién querría acabar con un sistema así? Mientras los dirigentes palestinos sigan controlando los recursos que desde hace dos generaciones llenan sus barrigas y cajas fuertes, ¿a quién le interesa que exista un estado palestino independiente? Sin duda mucho más a Israel que a los líderes palestinos, a quienes resulta más rentable el negocio de no tener un país propio, que ejercer el derecho a la autodeterminación.Shabat shalom Jorge Rozemblum es director de Radio Sefarad Para acceder al boletín de la programación completa de Radio Sefarad del 3 al 9 de mayo de 2014, pulse aquí

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Algo habremos hecho, por Jorge Rozemblum

Decía el escritor español Antonio Gala en su tradicional columna antisemita, refiriéndose a los judíos: “pogromos, guetos voluntarios o no, exterminios, persecuciones, expulsiones…¿No harían bien preguntándose el por qué les ocurre siempre igual? ¿O estará el resto del mundo equivocado?”. También los vecinos de los “desaparecidos” en la Argentina de la dictadura militar justificaban las ausencias con un “algo habrán hecho”. Algo muy similar al silencio y la ceguera de los alemanes de los años 30 con los judíos.Hoy, a las puertas del 66º aniversario del Estado de Israel, es hora de reconocer que “algo habremos hecho”. Por ejemplo, fundar el primer y único país verdaderamente democrático de la zona. O ser el estado con más premios Nóbel por población (exceptuando los países pequeños con un único premio) del mundo.Porque, más allá de las apabullantes estadísticas y cifras, y mal que les pese a muchos y a la percepción vendida a los medios de comunicación masiva, es el país que más vidas (la de los judíos) ha salvado, aunque esta sea una afirmación difícil de demostrar. Basta mirar el papel que “lo judío” está desempeñando en la “Guerra Tibia” de Ucrania para imaginarse lo que pudo haber sido la caída del Telón de Acero sin la existencia de una salida segura para los judíos allí enjaulados. ¿Y los de los países árabes? ¿Hubieran estado a salvo si no se hubiese declarado la independencia de Israel?La decisión de Ben-Gurion de impulsar la partición y posterior independencia de un estado judío en tiempos en que la judería europea era poco más que cenizas y ruina -y la población establecida en la Palestina bajo Mandato Británico no superaba el 5% de la población judía mundial- fue una osadía tal (jutzpá en hebreo, palabra que ha pasado al inglés americano) que, dos generaciones después, sigue generando escalofríos. Hace poco, el veterano presidente Shimon Peres suavizaba la aflicción de quienes le preguntaban sobre las actuales amenazas a la seguridad nacional recordándoles que en 1948, inmersos en la Guerra de la Independencia, debieron enfrentarse a los ejércitos profesionales de cinco países (más voluntarios de otros tres) casi sin armas, munición, ni soldados.Muchos de los que cayeron en aquellas batallas (que no sabían que sólo serían las primeras de una larga serie) ni siquiera llegaron a decir su nombre a sus compañeros de batallón, prestos como estaban a defender el último bastión de esperanza cuando descendían de los barcos que los habían rescatado de los campos (de exterminio y concentración primero, de desplazados después) de Europa. A ellos, y a tantos otros que dieron su vida después, recordamos cada año (en Yom haZikarón) antes de que estalle el júbilo y la fiesta. Porque es verdad: algo habremos hecho para merecernos el país que tenemos.Shabat shalom y Jag Atzmaut Sameaj! Jorge Rozemblumn es director de Radio SefaradPara acceder al boletín de la programación completa de Radio Sefarad del 26 de abril al 2 de mayo de 2014, pulse aquí

actualidad, opinión, sección de Abraham Barchilon

De la Declaración de Estocolmo a la Lomce, 13 años en baldío, por Abraham Barchilón

Entre los días 26 y 29 de enero del año 2000, se desarrolló en la capital sueca el Foro Internacional sobre el Holocausto, que tenía como antecedente el acuerdo de mayo de 1998 entre el Presidente de los Estados Unidos, Bill Clinton, y los Primeros Ministros de Suecia y Gran Bretaña, Goran Persson y Tony Blair, respectivamente. Rápidamente, a la loable iniciativa, promovida por los países anteriormente citados, de instaurar la llamada «Task Force”, cuyo objetivo era prescribir la introducción del estudio de la Shoá en las programaciones educativas de las Instituciones docentes dependientes de los mismos, mostraron sus adhesiones los gobiernos de Francia, Alemania, Israel, Italia, Países Bajos y Polonia, y ello con la intención, ya mencionada, de promover, en vísperas del nuevo milenio, la cooperación internacional en cuanto a la educación, la conmemoración y la investigación del Holocausto.Para tal fin, durante tres días, más de 700 delegados de 47 países se hicieron presentes en la capital sueca. Dichas misiones, no sólo contaron con la participación de representantes oficiales o gubernamentales, sino también con la de científicos dedicados a las investigaciones relacionadas con el Holocausto, profesores y expertos educativos, directores de museos y archivos y colaboradores de organizaciones no gubernamentales, entre otros. Un importante número de sobrevivientes al Holocausto se hizo también presente en Estocolmo, contribuyendo a elevar, en virtud de sus aportaciones vivenciales, el nivel de los debates., que concluyó con la siguiente Declaración final:«Nosotros, altos representantes de los gobiernos, ante el Foro Internacional de Estocolmo sobre el Holocausto (26-28 enero 2000), declaramos: que el Holocausto (Shoah) cambió las bases de la civilización”. El carácter sin precedentes del Holocausto tendrá por siempre un sentido universal. Después demedio siglo, continúa siendo un evento lo suficientemente cercano en el tiempo para que los supervivientes puedan todavía brindar testimonio sobre los horrores que azotaron al pueblo judío. El terrible sufrimiento de los muchos millones de víctimas de los nazis ha dejado una indeleble cicatriz a lo largo de Europa.La magnitud del Holocausto, planificado y ejecutado por los nazis, debe por siempre ser guardado en nuestra memoria colectiva. Los sacrificios de quienes desafiaron a los nazis y, al mismo tiempo, dieron sus propias vidas para proteger o rescatar a las víctimas del Holocausto, deben ser inscritos en nuestros corazones. En dicho evento, estuvieron representados participantes de: Albania, Alemania, Argentina, Austria, Australia, Bélgica, Bosnia y Herzegovina, Brasil, Bulgaria, Canadá, Croacia, Chipre, República Checa, Dinamarca, España, Estados Unidos, Estonia, Finlandia, Francia, Gran Bretaña ,Grecia, Hungría, Islandia, Israel, Irlanda, Italia, Letonia, Lituania, Luxemburgo, Macedonia, Moldavia, Noruega, Países Bajos ,Polonia, Portugal, Rumania, Rusia, Eslovaquia, Eslovenia, Sudáfrica, Suiza, Turquía, Ucrania, Uruguay y como observadores: la Santa Sede, las Naciones Unidas, Unión Europea, Consejo de Europa, Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico.Nuestro país estuvo representado y fue firmante del acuerdo, pero éste nunca llegó a aplicarse, ni en enero de 2000 cuando gobernaba en España Felipe González (PSOE) -V legislatura-, ni después cuando se sucedieron dos legislaturas – VI y VII – gobernando José María Aznar (PP); dos legislaturas más – VIII y IX – presididas por José Luis Rodríguez Zapatero (PSOE) y actualmente, encontrándonos en la legislatura X bajo la presidencia de Mariano Rajoy (PP).Analizamos la “Declaración de Estocolmo”, que prescribe la introducción del estudio de la Shoá en los programaciones educativas de las instituciones docentes, dependientes de los firmantes, y la promulgación de la Ley Orgánica 8/2013, de 9 de diciembre, para la mejora de la calidad educativa, que en su artículo ciento dos añade la disposición adicional cuadragésima primera con la siguiente redacción:«Disposición adicional cuadragésima primera. Prevención y resolución pacífica de conflictos y valores que sustentan la democracia y los derechos humanos. En el currículo de las diferentes etapas de la Educación Básica se tendrá en consideración el aprendizaje de la prevención y resolución pacífica de conflictos en todos los ámbitos de la vida personal, familiar y social, y de los valores que sustentan la democracia y los derechos humanos, que debe incluir en todo caso la prevención de la violencia de género y el estudio del Holocausto judío como hecho histórico.»Es decir, que nuestros legisladores han invertido trece años y más de cinco legislaturas para plasmar en un texto lo que, como Estado, había sido ya firmado.Pero podría, incluso, darse por bueno si la disposición de la Ley 8/2013 citada, además de ser una declaración de principios de las llamadas “políticamente correctas”, hubiera fijado el medio y la forma de llevarla a la práctica.La materialización del estudio del holocausto, si consideramos las transferencias efectuadas a las Comunidades Autónomas en materia educativa, hará necesario conciliar, para cumplir con un acuerdo estatal, con las diferentes Comunidades y Ciudades autónomas, lo que sin duda se me antoja como prolijo y complicado: cómo formularlo, para paliar esta dificultad y poder cumplir tanto el acuerdo internacional como la legislación interior citada. Quizás un acuerdo adoptado en la Conferencia Sectorial de Educación sobre la suscripción, por parte de los diversos gobiernos autónomos, de “convenios instrumentales” con las comunidades judías de su ámbito territorial y, en su defecto, con la Federación de Comunidades Judías, sería la fórmula que, como complemento al acuerdo entre el Estado y la Federación de Comunidades Judías de España, harían posible llevar a la práctica el cumplimiento en cuestión. Frases:“28/4 se conmemora un nuevo aniversario del Holocausto”“enseñar para No olvidar”. Abraham Barchilón es abogado

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La Federación de Comunidades Judías de España acoge con emoción la canonización de los Papas Juan XXIII y Juan Pablo II

La Federación de Comunidades Judías de España (FCJE) acoge con satisfacción y emoción la canonización de dos grandes Papas del Siglo XX: Juan XXIII y Juan Pablo II. El próximo domingo también será un día importante para el Pueblo Judío, pues se honra a dos Papas que dejaron una profunda huella en el diálogo judeo-católico. Para el Presidente de la FCJE, Isaac Querub, “se trata, sin duda, de un justo reconocimiento a estos dos Papas buenos cuyo legado marcará la Historia y que supuso un antes y un después en la relaciones entre judíos y católicos”. De Juan XXIII destacamos la convocatoria del Concilio Vaticano II y la Declaración Nostra Aetate que significó un cambio radical en la relación con el mundo judío. También nos consta que, siendo nuncio apostólico en Estambul, Juan XXIII salvó a muchísimos judíos de las garras del nazismo. En cuanto a Juan Pablo II, valoramos que fue el primer Papa en visitar una sinagoga, que pidió perdón al pueblo judío por los sufrimientos infligidos y fue durante su papado cuando se establecieron relaciones diplomáticas entre el Vaticano y el Estado de Israel. Valoramos de igual forma la política del actual Papa Francisco que continúa de manera ejemplar en la misma senda, reafirmando la labor de sus antecesores en el diálogo judeo-católico. En España hemos de seguir trabajando a favor de un mayor acercamiento entre judíos y católicos.

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