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Ni tan normales ni tan especiales, por Jorge Rozemblum

La manía por aparentar lo que no somos no es sólo un fenómeno individual, sino que actualmente puede aplicarse a las naciones y los intentos de mejorar o cambiar su imagen. Valgan de ejemplos, por una parte Israel, que intenta aparentar una imagen de absoluta normalidad en medio del caos en que vive; por otra España, que se proclama diferente cuando la realidad nos muestra un alto grado de similitud no sólo a lo que hacen los otros países de nuestro entorno, sino incluso a períodos históricos que creíamos superados.Decía un viejo profesor que las leyes, en su promulgación, son una confesión de un uso extendido y abusivo. Por ejemplo, el mandamiento de no matar surge por el abuso del asesinato. Lo mismo sucede con otras prohibiciones como el incesto, seguramente especificadas en tiempos históricos por lo extendido que estaba. De modo análogo, proclamar y publicitar la imagen de una nación no es más que un ejercicio por enmascarar lo que todos ven pero no es políticamente correcto decir en voz alta, como en el cuento del traje nuevo del emperador.Es lógico que Israel quiera presentarse como una más entre las naciones: lleva dos generaciones sufriendo la mirada de los modernos inquisidores que cuestionan una y otra vez su derecho a existir, herederos directos de aquellos que -como judíos- nos negaban el derecho a vivir, fuera donde fuera. Cuando uno está expuesto a un ruido constante, este acaba perdiendo su efecto perturbador y pasa a convertirse en “ruido de fondo”. El conflicto bélico y terrorista se convierte en una “música de las esferas” (en la explicación aristotélica) a la que uno se acostumbra tanto que no le impide disfrutar y percibir hasta el mínimo murmullo de los elementos cotidianos, como si viviésemos en un entorno tan habitual como el de cualquier otro país. “Israel is normal”.En España queremos creer que vivimos en un país especial. Así pretenden que pensemos los últimos gobernantes: unos ignorando la profundidad del precipicio en el que hemos caído, otros intentando convencernos que con solo mirar hacia arriba ya estamos saliendo del mismo. Que vivimos en un país que ha sabido aprender de sus tropiezos, pero que vuelve a toparse una y otra vez con los mismos escollos. Un país que cambia de camiseta, pero siempre juega contra la misma portería, sin cambiar de campo. Los ejemplos serían muchos y muy dolorosos, por ello, permítanme que me concentre sólo en uno muy personal: ¿en qué ha cambiado (en las acciones, no en las palabras) la diplomacia española en su relación hacia el conflicto árabe-israelí desde los tiempos del franquismo?; ¿hay algo diferente de la “tradicional amistad hispano-árabe” y la política de compensación (los varapalos a Israel van seguidos o precedidos de un gesto de apoyo a “nuestros“ sefardíes)? “Spain is different”.Aprendamos ya a vivir con lo que somos: ni tan normales ni tan especiales. Jorge Rozemblum es director de Radio Sefarad Pulse aquí para acceder a la programación semanal completa y a los enlaces de Radio Sefarad

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¿Por qué dejamos ganar al terrorismo?, por Jorge Rozemblum

En estos días el pesar se apoderará de algunas familias en distintas orillas del Mediterráneo. En España, los familiares de los asesinados por ETA asisten y asistirán asombrados e indignados a la excarcelación de terroristas juzgados y condenados por la democracia a miles de años de cárcel, pero que el Tribunal Europeo de Derechos Humanos ha dictaminado que tienen derecho a los mismos beneficios penitenciarios que quien está en prisión por robar una gallina para comer. Más al este, en Israel, las víctimas de otros terroristas llorarán desconsoladas por la liberación de los asesinos de sus familiares a cambio de que los palestinos acepten sentarse a negociar su propio Estado. Parece que tenemos que resignarnos a que el terrorismo quede sin castigo, al menos sin uno acorde al crimen cometido, y a confundir intencionadamente la relación víctima-victimario. Hemos caído en la trampa lingüística de aceptar expresiones como “terrorismo de estado” para naciones democráticas que tratan de defender a sus ciudadanos e instituciones con las herramientas (policía, ejército, servicios de inteligencia, etc.) que la propia sociedad ha erigido a través de su voluntad expresada en las urnas. Hoy día, sin embargo, nos hemos acostumbrado a poner en el mismo lado de la balanza a este tipo de naciones y a aquellas dirigidas desde las armas, la ignorancia y el culto a la personalidad: justamente los países que, a través de sus mecanismo estatales, propician, forman, financian y sustentan la acción de grupos terroristas en el extranjero. ¿Hace falta dar nombres? No pienso llenar esta página con el atlas del auténtico “terrorismo de estado”, sólo con algunos de los más destacados: Irán, Arabia Saudita, Siria, Catar, etc. Añadamos algunos que “se han visto obligados” a congelar o posponer este tipo de “incentivos” externos: Irak, Afganistán, Pakistán, Sudán, Mauritania, Cuba, China, etc. La lista es tan larga que no sorprende que algunos organismos de derechos humanos donde a cada país corresponde un voto consigan mayorías para poner a su frente a la Libia de la época de Gadafi. En cuanto al Tribunal Europeo que derribó la llamada “doctrina Parot” que venía aplicándose a los etarras para evitar su excarcelación, ¿no es razón suficiente para plantearse seriamente salirse de la Unión Europea y seguir aplicando lo que los tribunales españoles han dictaminado? ¿Por qué ese posible escenario de aislamiento sólo se plantea cuando se habla del euro y la crisis económica? Parafraseando a Groucho Marx: ¿para qué seguir perteneciendo a un club que nos acepta sólo si nuestras víctimas del terrorismo valen lo mismo que una gallina? Seguramente ante la sola amenaza de un desplante los burócratas de Bruselas y Estrasburgo verían la forma de convencer al Tribunal de que existen otras formas de defender los derechos humanos. ¿Se imaginan si el mismo panel de juristas declarase que Francia tiene que readmitir a los inmigrantes expulsados o que Reino Unido tuviese que pedir perdón formal y públicamente por violar los derechos de soberanía de España y Argentina en Gibraltar y Malvinas? Más allá de los despachos, se hace muy difícil entender por qué tenemos que dejar que los terroristas ganen, y disfruten de la libertad y los derechos que arrebataron a otros indiscriminadamente. Shabat Shalom! Jorge Rozemblum es director de Radio Sefarad Pulse aquí para acceder a la programación semanal completa y a los enlaces de Radio Sefarad

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¿Por qué dejamos ganar al terrorismo?, por Jorge Rozemblum

En estos días el pesar se apoderará de algunas familias en distintas orillas del Mediterráneo. En España, los familiares de los asesinados por ETA asisten y asistirán asombrados e indignados a la excarcelación de terroristas juzgados y condenados por la democracia a miles de años de cárcel, pero que el Tribunal Europeo de Derechos Humanos ha dictaminado que tienen derecho a los mismos beneficios penitenciarios que quien está en prisión por robar una gallina para comer. Más al este, en Israel, las víctimas de otros terroristas llorarán desconsoladas por la liberación de los asesinos de sus familiares a cambio de que los palestinos acepten sentarse a negociar su propio Estado. Parece que tenemos que resignarnos a que el terrorismo quede sin castigo, al menos sin uno acorde al crimen cometido, y a confundir intencionadamente la relación víctima-victimario. Hemos caído en la trampa lingüística de aceptar expresiones como “terrorismo de estado” para naciones democráticas que tratan de defender a sus ciudadanos e instituciones con las herramientas (policía, ejército, servicios de inteligencia, etc.) que la propia sociedad ha erigido a través de su voluntad expresada en las urnas. Hoy día, sin embargo, nos hemos acostumbrado a poner en el mismo lado de la balanza a este tipo de naciones y a aquellas dirigidas desde las armas, la ignorancia y el culto a la personalidad: justamente los países que, a través de sus mecanismo estatales, propician, forman, financian y sustentan la acción de grupos terroristas en el extranjero. ¿Hace falta dar nombres? No pienso llenar esta página con el atlas del auténtico “terrorismo de estado”, sólo con algunos de los más destacados: Irán, Arabia Saudita, Siria, Catar, etc. Añadamos algunos que “se han visto obligados” a congelar o posponer este tipo de “incentivos” externos: Irak, Afganistán, Pakistán, Sudán, Mauritania, Cuba, China, etc. La lista es tan larga que no sorprende que algunos organismos de derechos humanos donde a cada país corresponde un voto consigan mayorías para poner a su frente a la Libia de la época de Gadafi. En cuanto al Tribunal Europeo que derribó la llamada “doctrina Parot” que venía aplicándose a los etarras para evitar su excarcelación, ¿no es razón suficiente para plantearse seriamente salirse de la Unión Europea y seguir aplicando lo que los tribunales españoles han dictaminado? ¿Por qué ese posible escenario de aislamiento sólo se plantea cuando se habla del euro y la crisis económica? Parafraseando a Groucho Marx: ¿para qué seguir perteneciendo a un club que nos acepta sólo si nuestras víctimas del terrorismo valen lo mismo que una gallina? Seguramente ante la sola amenaza de un desplante los burócratas de Bruselas y Estrasburgo verían la forma de convencer al Tribunal de que existen otras formas de defender los derechos humanos. ¿Se imaginan si el mismo panel de juristas declarase que Francia tiene que readmitir a los inmigrantes expulsados o que Reino Unido tuviese que pedir perdón formal y públicamente por violar los derechos de soberanía de España y Argentina en Gibraltar y Malvinas? Más allá de los despachos, se hace muy difícil entender por qué tenemos que dejar que los terroristas ganen, y disfruten de la libertad y los derechos que arrebataron a otros indiscriminadamente. Shabat Shalom! Jorge Rozemblum es director de Radio Sefarad Pulse aquí para acceder a la programación semanal completa y a los enlaces de Radio Sefarad

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II Seminario Internacional sobre Antisemitismo de Catalunya

La Fundación Baruch Spinoza con la colaboración de la Regidoria de Dona i Drets Civils del Ajuntament del Ayuntamiento de Barcelona, organizan el II Seminario Internacional sobre Antisemitismo que se celebrará en la Biblioteca Jaume Fuster de Barcelona, los próximos 5 y 6 de noviembre. ​En esta segunda edición el seminario tratará la educación en el Holocausto para la erradicación del antisemitismo. Nuevamente, el seminario ofrece una oportunidad para reflexionar sobre el respeto y la aceptación de la identidad de un pueblo, y una ocasión para poner de relieve la necesidad de seguir trabajando por la igualdad de todas las personas con independencia de su origen, nacionalidad, sexo, raza, religión, orientación sexual o condición social. Su celebración en las citadas fechas se debe a la voluntad de hacer concurrir el seminario con la conmemoración del Día Internacional contra el Antisemitismo, el 9 de noviembre. Esta fecha de conmemoración mundial coincide con la Noche de los Cristales Rotos, el pogromo nazi contra los judíos de Alemania y Austria que sucedió el 9 de noviembre de 1938. El seminario cuenta con la dirección científica de Xavier Torrens, profesor de Ciencia Política en la Universidad de Barcelona. El seminario es de inscripción gratuita con plazas limitadas, ver más información.

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II Seminario Internacional sobre Antisemitismo de Catalunya

La Fundación Baruch Spinoza con la colaboración de la Regidoria de Dona i Drets Civils del Ajuntament del Ayuntamiento de Barcelona, organizan el II Seminario Internacional sobre Antisemitismo que se celebrará en la Biblioteca Jaume Fuster de Barcelona, los próximos 5 y 6 de noviembre. ​En esta segunda edición el seminario tratará la educación en el Holocausto para la erradicación del antisemitismo. Nuevamente, el seminario ofrece una oportunidad para reflexionar sobre el respeto y la aceptación de la identidad de un pueblo, y una ocasión para poner de relieve la necesidad de seguir trabajando por la igualdad de todas las personas con independencia de su origen, nacionalidad, sexo, raza, religión, orientación sexual o condición social. Su celebración en las citadas fechas se debe a la voluntad de hacer concurrir el seminario con la conmemoración del Día Internacional contra el Antisemitismo, el 9 de noviembre. Esta fecha de conmemoración mundial coincide con la Noche de los Cristales Rotos, el pogromo nazi contra los judíos de Alemania y Austria que sucedió el 9 de noviembre de 1938. El seminario cuenta con la dirección científica de Xavier Torrens, profesor de Ciencia Política en la Universidad de Barcelona. El seminario es de inscripción gratuita con plazas limitadas, ver más información.

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Un encuentro entre hermanos, por Rav Moshé Bendahan

A continuación reproducimos las palabras de Rav Moshé Bendahan, presidente del Consejo Rabínico de España y rabino principal de la Comunidad Judía de Madrid en la inauguración del XXII Reunión del Comité Internacional de Enlace Judeo-Católico, el pasado domingo 13 de octubre: Cuando leemos el libro de Génesis (Bereshit) vemos que hay un constante conflicto entre hermanos, como si el diálogo y la fraternidad fueran imposibles de alcanzar. Ya los dos primeros hermanos mantienen una rivalidad, que lleva a Caín a asesinar a su hermano Abel.Posteriormente hay una disputa entre los hijos de Noé. Shem y Yafet por un lado, y Jam por el otro. Los hijos de Abraham no pueden convivir juntos, e Ishmael tiene que abandonar su casa. Esau y Jacob, siguen marcando la línea de rivalidad, y Jacob tiene que huir de su hogar a Jaran. Los hijos de Jacob no soportan a su hermano José y lo venden como esclavo a Egipto. Al final del libro, nos encontramos con un mensaje de esperanza, y por fin vemos una posibilidad de diálogo y hermandad. José es nombrado virrey de Egipto, sus hermanos vienen a comprar alimentos, y llega la reconciliación y la hermandad. Cuando José, retiene a su hermano Benjamín, Juda le dice, yo me quedo rehén, pero que mi hermano pequeño vuelva con su padre y así Juda repara, la expresión de Caín:“Acaso yo soy el guardián de mi hermano”, demostrando que el sí, es el guardián de su hermano. Por otra parte, cuando José trae a sus dos hijos a su padre Jacob para que los bendiga, los colocó a Menashé, el primogénito a la derecha y a Efraím a la izquierda. El padre cruza los brazos para bendecirlos, y coloca su mano derecha sobre la cabeza de Efraím, y en ese momento, Menashé en lugar de rebelarse, y decir yo soy el primogénito, acepta que su hermano tenga más mérito para merecer la primera bendición, y de esta forma, repara el conflicto de primogenitura que leemos a lo largo de todo el Génesis. Preguntaron nuestros Sabios ¿Por qué D-s creó a una sola pareja, Adán y Eva, y no a varias parejas al mismo tiempo? Para enseñarnos, que al descender toda la humanidad de unos mismos padres, todos somos hermanos, y tenemos que aprender a ver a nuestro prójimo como hermano, y no como un extranjero ó como un extraño. Sólo cuando aprendamos a sentir que el prójimo es nuestro hermano, podremos llegar a una relación de fraternidad, hermandad, respeto y tolerancia. Católicos y judíos deben llegar a una relación de armonía y fraternidad, sustentada en los valores éticos y espirituales comunes, que constituyen la base de la Civilización Occidental. Tenemos que seguir los pasos de la Declaración Nostra Aetate, del Concilio Vaticano II, del 28 de Octubre de 1965, sobre las relaciones de la Iglesia con las religiones no cristianas, donde está escrito: “Además la Iglesia que reprueba cualquier persecución contra los hombres, consciente del patrimonio común con los judíos, e impulsada no por razones políticas, sino por la religiosa caridad evangélica, deplora los odios, persecuciones y manifestaciones de antisemitismo de cualquier tiempo y persona contra los judíos” Le pido a D-s, que nos de su bendición, para que salgamos de este Congreso más unidos y hermanados.

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Un encuentro entre hermanos, por Rav Moshé Bendahan

A continuación reproducimos las palabras de Rav Moshé Bendahan, presidente del Consejo Rabínico de España y rabino principal de la Comunidad Judía de Madrid en la inauguración del XXII Reunión del Comité Internacional de Enlace Judeo-Católico, el pasado domingo 13 de octubre: Cuando leemos el libro de Génesis (Bereshit) vemos que hay un constante conflicto entre hermanos, como si el diálogo y la fraternidad fueran imposibles de alcanzar. Ya los dos primeros hermanos mantienen una rivalidad, que lleva a Caín a asesinar a su hermano Abel.Posteriormente hay una disputa entre los hijos de Noé. Shem y Yafet por un lado, y Jam por el otro. Los hijos de Abraham no pueden convivir juntos, e Ishmael tiene que abandonar su casa. Esau y Jacob, siguen marcando la línea de rivalidad, y Jacob tiene que huir de su hogar a Jaran. Los hijos de Jacob no soportan a su hermano José y lo venden como esclavo a Egipto. Al final del libro, nos encontramos con un mensaje de esperanza, y por fin vemos una posibilidad de diálogo y hermandad. José es nombrado virrey de Egipto, sus hermanos vienen a comprar alimentos, y llega la reconciliación y la hermandad. Cuando José, retiene a su hermano Benjamín, Juda le dice, yo me quedo rehén, pero que mi hermano pequeño vuelva con su padre y así Juda repara, la expresión de Caín:“Acaso yo soy el guardián de mi hermano”, demostrando que el sí, es el guardián de su hermano. Por otra parte, cuando José trae a sus dos hijos a su padre Jacob para que los bendiga, los colocó a Menashé, el primogénito a la derecha y a Efraím a la izquierda. El padre cruza los brazos para bendecirlos, y coloca su mano derecha sobre la cabeza de Efraím, y en ese momento, Menashé en lugar de rebelarse, y decir yo soy el primogénito, acepta que su hermano tenga más mérito para merecer la primera bendición, y de esta forma, repara el conflicto de primogenitura que leemos a lo largo de todo el Génesis. Preguntaron nuestros Sabios ¿Por qué D-s creó a una sola pareja, Adán y Eva, y no a varias parejas al mismo tiempo? Para enseñarnos, que al descender toda la humanidad de unos mismos padres, todos somos hermanos, y tenemos que aprender a ver a nuestro prójimo como hermano, y no como un extranjero ó como un extraño. Sólo cuando aprendamos a sentir que el prójimo es nuestro hermano, podremos llegar a una relación de fraternidad, hermandad, respeto y tolerancia. Católicos y judíos deben llegar a una relación de armonía y fraternidad, sustentada en los valores éticos y espirituales comunes, que constituyen la base de la Civilización Occidental. Tenemos que seguir los pasos de la Declaración Nostra Aetate, del Concilio Vaticano II, del 28 de Octubre de 1965, sobre las relaciones de la Iglesia con las religiones no cristianas, donde está escrito: “Además la Iglesia que reprueba cualquier persecución contra los hombres, consciente del patrimonio común con los judíos, e impulsada no por razones políticas, sino por la religiosa caridad evangélica, deplora los odios, persecuciones y manifestaciones de antisemitismo de cualquier tiempo y persona contra los judíos” Le pido a D-s, que nos de su bendición, para que salgamos de este Congreso más unidos y hermanados.

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Desafíos para la fe en las sociedades contemporáneas, por Isaac Querub

A continuación reproducimos las palabras de nuestro presidente  Isaac Querub en la inauguración del XXII Reunión del Comité Internacional de Enlace Judeo-Católico, el pasado domingo 13 de octubre: Cardinal Koch, Chairman of the Holy See´s Commission, Mrs Betty Ehrenberg, Chair of the International Jewish Committee for Interreligious Consultations, Cardenal Rouco Varela, Arzobispo de Madrid y Presidente de la Conferencia Episcopal de España, Rabbi Moshe Bendahan, Presidente del Consejo Rabinico de España, D. Angel Llorente, Director General de Cooperación Juridica Internacional y Cooperación con las Confesiones, Presidente de la Comunidad Judia de Madrid, Embajadores, Autoridades Religiosas, Directores, Señoras, Señores, “En nuestro tiempo” -en expresión latina Nostra Aetate– fue el más breve de los documentos del Concilio Vaticano II. Muy esperado por los representantes de las distintas religiones, la Declaración Nostra Aetate no pretendió recoger todas las dimensiones de la visión católica sobre las religiones no cristianas ni sobre el judaísmo; su intención fue más bien subrayar algunos aspectos comunes que invitaban a la mutua colaboración. El texto de la Nostra Aetate es actual, a pesar de que nos acercamos poco a poco a su cincuenta aniversario. El tiempo transcurrido desde que fuera aprobada por los padres conciliares en 1965 no lo ha envejecido. Es una concisa y honda declaración del rico patrimonio espiritual que constituye las raíces comunes entre el judaísmo y el cristianismo, imbuida de la afirmación fundamental de la Biblia sobre la naturaleza del hombre, que manifiesta que ha sido hecho a imagen y semejanza de Dios. Idea que implica no sólo el concepto de igualdad de los hombres como criaturas de Dios, y su corolario del rechazo a la discriminación entre los hombres y entre los pueblos (como es toda forma de antisemitismo), sino la convicción humanística central de que todo hombre lleva en sí mismo a toda la humanidad. Sobre la semejanza en su creación con Dios, al hombre le correspondería adquirir y practicar las principales cualidades que caracterizan a Dios: justicia y amor (rajamim en hebreo bíblico). Es en este punto en el que radica la esencia compartida de ambas religiones, que confluyen en la conclusión de la existencia de un Dios padre de la creación y la sacralidad de la vida humana. Este núcleo común cimienta el solidísimo vínculo entre judaísmo y cristianismo, al que la Declaración Nostra Aetate se refirió como “un vínculo por el que el pueblo del Nuevo Testamento está espiritualmente unido con la estirpe de Abraham”. Evidenciando al mismo tiempo que la profunda fractura entre ambas religiones a lo largo de la historia, hasta el punto de llegar a una mutua incomprensión, ha estado caracterizada muy a menudo por una ignorancia mutua, y por ello, imponiendo el deber de una mejor comprensión recíproca y de una renovada estima mutua. Finalmente, Nostra Aetate repudia oficialmente el error histórico del llamado deicidio: Nunca más se acusara a los judíos de la muerte de Cristo. Este espíritu de comprensión recíproca y renovada estima lo hacemos nuestro las Comunidades Judías de España. Lo hemos hecho siempre que hemos podido. Quiero recordar aquí, por su cercanía en el tiempo, nuestro respaldo activo a las relaciones diplomáticas entre la Santa Sede e Israel y la Jornada Mundial de la Juventud, que implicó la presencia en España de Su Santidad Benedicto XVI en 2011. También nuestra frecuente colaboración en iniciativas más cotidianas -junto con el Centro de Estudios Judeo-Cristianos- como la participación en actos de culto en diversas Parroquias, o en actos académicos impulsados por Universidades Católicas –como la de Ávila, o la de Murcia-, por citar sólo algunos ejemplos. Pero además, los judíos –desde Jerusalén a Madrid pasando por Nueva York- nos rebelamos ante la persecución de las minorías cristianas en Pakistán, Egipto, Irak, Nigeria o Sudán. En respuesta al silencio del mundo ante ese oprobio son muchos los judíos del mundo entero que han alzado su voz –y hoy lo hago yo también aquí- en defensa de los derechos de esas minorías cristianas. Porque los judíos sabemos muy bien que el pecado del silencio es un delito de omisión ante los actos de opresión o asesinato. Y no queremos ser indiferentes ante el sufrimiento de los cristianos ni de nadie. Sabemos muy bien que la Iglesia ha tenido también gestos de proximidad al mundo judío. No me corresponde a mí mencionar los hitos pasados de esa relación judeo-cristiana. Pero sí quiero destacar la creación en 1972, por el entonces Arzobispo de Madrid Monseñor Tarancón, del Centro de Estudios Judeo–Cristiano. Y los signos –enormemente representativos- de Sus Santidades Juan Pablo II y Benedicto XVI, con sus declaraciones, y visitas a las Sinagogas de Roma, Colonia y Nueva York o sus viajes al Estado de Israel y oraciones en el Muro occidental de Jerusalén o Yad Vashem.  Son signos que se han producido en un pasado reciente, y que apuntan hacia esa idea de una mejor comprensión recíproca y una renovada estima mutua. Signos que hago votos para que continúen en el futuro con mayor ímpetu, gracias al nuevo impulso del Papa Francisco. Eminencias, Rabbí, Presidenta, Señoras, Señores, Judaísmo y cristianismo, con plena conciencia de los vínculos que las unen, quieren ser reconocidas y respetadas por su propia identidad, fuera de todo sincretismo y de toda apropiación equívoca. No estoy, por lo tanto, hablando de negar nuestra esencia, ni siquiera de caer en la imprecisión, mucho menos en la mediocridad en materia doctrinal, que causarían grave daño al diálogo judeo-cristiano. Estoy hablando de sumar, a través de la concreción de nuestra voluntad, dirigida al aprecio mutuo y enterrar definitivamente la enseñanza del desprecio. Nuestros retos son comunes. Nuestras convicciones son comunes. ¿Por qué nuestra acción no debería serlo? Hagamos que nuestras acciones sean comunes. Esto es, trabajemos juntos.    Trabajemos juntos destacando nuestro patrimonio espiritual común.    Eminencia, Cardenal Rouco Varela, nuestra Sinagoga está abierta. Nada nos satisfaría más que vuestra presencia en nuestro lugar sagrado de oración, donde se guarda la Torá, que es sagrada escritura para judíos y cristianos. Nuestro templo se abre a su

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Desafíos para la fe en las sociedades contemporáneas, por Isaac Querub

A continuación reproducimos las palabras de nuestro presidente  Isaac Querub en la inauguración del XXII Reunión del Comité Internacional de Enlace Judeo-Católico, el pasado domingo 13 de octubre: Cardinal Koch, Chairman of the Holy See´s Commission, Mrs Betty Ehrenberg, Chair of the International Jewish Committee for Interreligious Consultations, Cardenal Rouco Varela, Arzobispo de Madrid y Presidente de la Conferencia Episcopal de España, Rabbi Moshe Bendahan, Presidente del Consejo Rabinico de España, D. Angel Llorente, Director General de Cooperación Juridica Internacional y Cooperación con las Confesiones, Presidente de la Comunidad Judia de Madrid, Embajadores, Autoridades Religiosas, Directores, Señoras, Señores, “En nuestro tiempo” -en expresión latina Nostra Aetate– fue el más breve de los documentos del Concilio Vaticano II. Muy esperado por los representantes de las distintas religiones, la Declaración Nostra Aetate no pretendió recoger todas las dimensiones de la visión católica sobre las religiones no cristianas ni sobre el judaísmo; su intención fue más bien subrayar algunos aspectos comunes que invitaban a la mutua colaboración. El texto de la Nostra Aetate es actual, a pesar de que nos acercamos poco a poco a su cincuenta aniversario. El tiempo transcurrido desde que fuera aprobada por los padres conciliares en 1965 no lo ha envejecido. Es una concisa y honda declaración del rico patrimonio espiritual que constituye las raíces comunes entre el judaísmo y el cristianismo, imbuida de la afirmación fundamental de la Biblia sobre la naturaleza del hombre, que manifiesta que ha sido hecho a imagen y semejanza de Dios. Idea que implica no sólo el concepto de igualdad de los hombres como criaturas de Dios, y su corolario del rechazo a la discriminación entre los hombres y entre los pueblos (como es toda forma de antisemitismo), sino la convicción humanística central de que todo hombre lleva en sí mismo a toda la humanidad. Sobre la semejanza en su creación con Dios, al hombre le correspondería adquirir y practicar las principales cualidades que caracterizan a Dios: justicia y amor (rajamim en hebreo bíblico). Es en este punto en el que radica la esencia compartida de ambas religiones, que confluyen en la conclusión de la existencia de un Dios padre de la creación y la sacralidad de la vida humana. Este núcleo común cimienta el solidísimo vínculo entre judaísmo y cristianismo, al que la Declaración Nostra Aetate se refirió como “un vínculo por el que el pueblo del Nuevo Testamento está espiritualmente unido con la estirpe de Abraham”. Evidenciando al mismo tiempo que la profunda fractura entre ambas religiones a lo largo de la historia, hasta el punto de llegar a una mutua incomprensión, ha estado caracterizada muy a menudo por una ignorancia mutua, y por ello, imponiendo el deber de una mejor comprensión recíproca y de una renovada estima mutua. Finalmente, Nostra Aetate repudia oficialmente el error histórico del llamado deicidio: Nunca más se acusara a los judíos de la muerte de Cristo. Este espíritu de comprensión recíproca y renovada estima lo hacemos nuestro las Comunidades Judías de España. Lo hemos hecho siempre que hemos podido. Quiero recordar aquí, por su cercanía en el tiempo, nuestro respaldo activo a las relaciones diplomáticas entre la Santa Sede e Israel y la Jornada Mundial de la Juventud, que implicó la presencia en España de Su Santidad Benedicto XVI en 2011. También nuestra frecuente colaboración en iniciativas más cotidianas -junto con el Centro de Estudios Judeo-Cristianos- como la participación en actos de culto en diversas Parroquias, o en actos académicos impulsados por Universidades Católicas –como la de Ávila, o la de Murcia-, por citar sólo algunos ejemplos. Pero además, los judíos –desde Jerusalén a Madrid pasando por Nueva York- nos rebelamos ante la persecución de las minorías cristianas en Pakistán, Egipto, Irak, Nigeria o Sudán. En respuesta al silencio del mundo ante ese oprobio son muchos los judíos del mundo entero que han alzado su voz –y hoy lo hago yo también aquí- en defensa de los derechos de esas minorías cristianas. Porque los judíos sabemos muy bien que el pecado del silencio es un delito de omisión ante los actos de opresión o asesinato. Y no queremos ser indiferentes ante el sufrimiento de los cristianos ni de nadie. Sabemos muy bien que la Iglesia ha tenido también gestos de proximidad al mundo judío. No me corresponde a mí mencionar los hitos pasados de esa relación judeo-cristiana. Pero sí quiero destacar la creación en 1972, por el entonces Arzobispo de Madrid Monseñor Tarancón, del Centro de Estudios Judeo–Cristiano. Y los signos –enormemente representativos- de Sus Santidades Juan Pablo II y Benedicto XVI, con sus declaraciones, y visitas a las Sinagogas de Roma, Colonia y Nueva York o sus viajes al Estado de Israel y oraciones en el Muro occidental de Jerusalén o Yad Vashem.  Son signos que se han producido en un pasado reciente, y que apuntan hacia esa idea de una mejor comprensión recíproca y una renovada estima mutua. Signos que hago votos para que continúen en el futuro con mayor ímpetu, gracias al nuevo impulso del Papa Francisco. Eminencias, Rabbí, Presidenta, Señoras, Señores, Judaísmo y cristianismo, con plena conciencia de los vínculos que las unen, quieren ser reconocidas y respetadas por su propia identidad, fuera de todo sincretismo y de toda apropiación equívoca. No estoy, por lo tanto, hablando de negar nuestra esencia, ni siquiera de caer en la imprecisión, mucho menos en la mediocridad en materia doctrinal, que causarían grave daño al diálogo judeo-cristiano. Estoy hablando de sumar, a través de la concreción de nuestra voluntad, dirigida al aprecio mutuo y enterrar definitivamente la enseñanza del desprecio. Nuestros retos son comunes. Nuestras convicciones son comunes. ¿Por qué nuestra acción no debería serlo? Hagamos que nuestras acciones sean comunes. Esto es, trabajemos juntos.    Trabajemos juntos destacando nuestro patrimonio espiritual común.    Eminencia, Cardenal Rouco Varela, nuestra Sinagoga está abierta. Nada nos satisfaría más que vuestra presencia en nuestro lugar sagrado de oración, donde se guarda la Torá, que es sagrada escritura para judíos y cristianos. Nuestro templo se abre a su

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La FCJE reivindica Santa María la Blanca en la XXII Reunión del Comité Internacional de Enlace Judeo-Católico que se inauguró ayer en Madrid

Isaac Querub, presidente de la Federación de Comunidades Judías de España leyó un discurso cargado de buenas palabras, agradecimientos, buenas intenciones pero también de una reivindicación muy concreta: la devolución de la sinagoga Mayor de Toledo, Santa María la Blanca, al pueblo judío. La sinagoga, que fue un lugar de culto histórico para los judíos, actualmente se encuentra desacralizada, y sin ninguna función pastoral ni proyecto conocido. Por tanto, es un buen momento para pedir su devolución. En palabras de Isaac Querub, se trataría de «reparar el rechazo y el expolio provocados en nuestro país tras expulsión y la Inquisición». «Un acto de generosidad y reconciliación». El presidente de la Federación también destacó el gran valor de la encíclica Nostra Aetate. » A partir de este momento se reparaba un error histórico: el del deicidio. «Nunca más se acusará a los judíos de la muerte de Cristo». El cardenal Antonio María Rouco Varela dijo que el encuentro constituye «un ámbito privilegiado para experimentar el vínculo tan especial que nos une». Betty Ehrenberg, presidenta del Comité Internacional Judío para Asuntos Interreligiosos destacó que el Papa Francisco supone «una luz brillante en el mundo de hoy». Por su parte, el cardenal Kurt Koch, responsable del Vaticano de la relación con el mundo judío, destacó que el actual pontífice conoce muy bien a la comunidad judía y que trabaja por el acercamiento entre ambas confesiones. Además de los citados, estuvieron presentes Angel Llorente, director general de Cooperación con las Confesiones, el nuncio del Vaticano Enzo Fratini, el cardenal Carlos Amigo, los padres Silverio Nieto, Martín Abad, Moshé Bendahan, rabino jefe de Madrid y Ricardo García, subdirector general de Relación con las Confesiones. La Razón: La comunidad judía pide la devolución de la sinagoga mayor de ToledoReligión Digital: Los judíos españoles exigen a Rouco la devolución de Santa María la BlancaReligión Digital: Rouco compara la persecución religiosa española con la de la Unión SoviéticaABC: Iglesia católica y comunidad judía analizan juntas los desafios de la feInfoCatólica: Reunión del XXII Comité Internacional de Enlace entre Católicos y JudíosLa Razón: Piden que la negación del «Holocausto judío» sea delito

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