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De vez en cuando, un milagro, por Jorge Rozemblum

Este fin de semana, sea cual sea la latitud y longitud en que nos encontremos, los judíos de todo el mundo celebraremos Purim, una festividad que por su expresión puede parecer alegre (muchos la comparan, por cercanía en el calendario y por los disfraces infantiles, con el carnaval), pero que se enmarca, junto a Janucá en las efemérides del tipo “salvados por un milagro”. No obstante, y a diferencia del caso de Janucá contra los griegos, el milagro de Purim contra los persas no se debe tanto a la fuerza de la fe y el espíritu de combate, sino a la inteligencia de una mujer y a un hombre de principios. El relato de esta gesta, último de los libros canonizados en la Biblia judía, no menciona ni una sola vez a Dios, convirtiendo al ser humano en timonel de su destino. No celebramos un prodigio sobrenatural, como la multiplicación del aceite sagrado del Templo en Janucá, sino la capacidad de una nación de sobreponerse a las dificultades extremas, aquellas que amenazan su propia existencia. Se trata de un tipo de “milagros” que nuestro pueblo ha seguido y sigue repitiendo en el tiempo. Este Purim no es el único Purim. Los hay asociados a nombres de ciudades como Frankfurt (el llamado Purim Vintz, acaecido entre 1616 y 1620), Roma (en 1793) o aquella reunión (farbrenguen) de jasidistas en 1953 que, según la leyenda, con su rezo logró la muerte del antisemita Stalin pocos días después. Incluso se dice que el fundador del principal medio judeófobo de la Alemania nazi, al subir al cadalso después de ser juzgado en Nuremberg, dijo que aquellos que fueron objeto de su odio celebrarían su muerte como un segundo Purim de 1946. Nadie se acordó de él: imaj shemó vezijró (borrado sea su nombre y memoria). El jolgorio asociado a Purim, incluida la recomendación de beber hasta confundir los nombres del malvado Hamán y el justo Mordejai (Mardoqueo), es por tanto opuesto al del carnaval cristiano, precedido en el caso judío de un ayuno completo en recuerdo del que se autoimpusiera la heroína reina Ester, al contrario que el festejo cristiano, antesala del largo ayuno parcial de la Cuaresma. Nuestra historia nos enseña que no debemos soportar las amenazas, pero aceptar que seguirán existiendo en cada generación. Y que está en nuestras manos (y de nadie más) convertir las desgracias en impulso vital, y las cicatrices en mapas de nuestro destino. Aunque, de vez en cuando, tengamos que participar en el milagro de Purim del tiempo que nos haya tocado vivir. Shabat Shalom y Jag Purim Sameaj (feliz fiesta de Purim) Jorge Rozemblum es director de Radio Sefarad Pulse aquí para acceder a la programación semanal completa y a los enlaces de Radio Sefarad

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La comunidad judía de España celebra el próximo sábado 15 de marzo la festividad de Purim, el carnaval judío

Purim es una de las fiestas menores del calendario judío y recuerda la salvación del pueblo hebreo ante la inminente aniquilación en Babilonia. El relato de los acontecimientos se encuentra en el libro de Ester, incluido en el canon bíblico, llamado en hebreo Meguilat Ester. En todas las comunidades se relata la historia de Purim mediante lectura pública del Libro de Ester y se organizan fiestas de disfraces a modo de Carnaval. Historia En el año 450 AEC, el rey Asuero, influido por las calumnias de su ministro Amán había decretado el fin de la presencia judía en su tierra para el mismo 14 de Adar. Después de una serie de pericias de su esposa la reina Ester, de confesión judía, convence a Asuero y el decreto es revocado. El origen de la palabra Purim, plural hebreo de la voz persa Pur que significa suerte, hace referencia en primer lugar a que la fecha elegida para la destrucción fuese echada a suertes y que posteriormente cambiase la suerte del pueblo judío. Costumbres A partir de la Edad Media en las comunidades judías se acostumbra a representar la historia de Purim en lo que se conoce como Purim Shpil. De esta tradición ha derivado la celebración de Purim como un Carnaval. Es precepto disfrutar de la celebración y mesa festiva de esta fiesta. Entre las costumbres de Purim se cuentan también el Mishloaj Manot (envío de manjares) a los amigos y familiares entre los que no fallan los Oznei Amán (galletas dulces características de forma triangular)  así como las Matanot la Evonim (ofrecer caridad y limosna a los pobres). Los judíos de la Diáspora (fuera de Israel) se reúnen en la sinagoga donde se lleva a cabo tres veces seguidas la lectura del Libro de Ester. Durante la lectura, amena y didáctica, al nombrar al “malvado Amán” se hace sonar una especie de carraca para “apagar el sonido de dicho nombre”.

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La Federación de Comunidades Judías de España felicita a D. Ricardo Blázquez, nuevo Presidente de la Conferencia Episcopal Española

La Federación de Comunidades Judías de España, institución que representa oficialmente a los judíos españoles, expresa su felicitación a D. Ricardo Blázquez, Cardenal Arzobispo de Valladolid, elegido hoy Presidente de la Conferencia Episcopal, a quien deseamos mucho éxito al frente de la Iglesia Católica en España. Extendemos nuestra felicitación a D. Carlos Osoro, Arzobispo de Valladolid, elegido vicepresidente. Es nuestro deseo profundizar en el diálogo con la Iglesia así como fortalecer los lazos entre católicos y judíos, siguiendo las enseñanzas de la Declaración Nostra Aetate y los Pontificados de Juan XXIII, Pablo VI, Juan Pablo II, Benedicto XVI, así como los buenos propósitos del Papa Francisco.

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La Federación de Comunidades Judías de España recuerda a las víctimas del 11 de Marzo en el décimo aniversario de los atentados

La Federación de Comunidades Judías de España recuerda con enorme tristeza el vil asesinato de 191 personas, todas ellas inocentes y víctimas del terrorismo y el fanatismo islamista, acaecido en Madrid hace hoy 10 años. Expresamos nuestras simpatías por los familiares de las víctimas y solicitamos a las Autoridades que se mantengan alerta pues la serpiente del terror está siempre al acecho. En nuestras Sinagogas elevaremos preces por el eterno descanso de sus almas.

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¿Conflicto árabe-israelí?, por Jorge Rozemblum

Dijo el científico Pascual Jordan, refiriéndose a la escala cuántica, que la observación no solo afecta e influye en el objeto que está siendo observado, sino que lo crea. Y agrega al respecto el astrofísico Martin Rees: «el universo solamente puede existir si alguien lo observa, si somos conscientes de su existencia». Cierto tipo de periodismo se parece al desconcertante mundo cuántico, creando sucesos y expresiones a partir de una agenda ideológica, y no de la propia realidad.Este “efecto observador” es evidente en el caso del conflicto árabe-israelí. Incluso el propio nombre nace de una mirada proyectada, ya que Israel lleva más de dos décadas sin enfrentarse bélicamente a ningún estado árabe. Nadie habla, por ejemplo, de un “conflicto cristiano-musulmán” en África, aunque actualmente haya varios frentes bélicos abiertos sobre ese trasfondo. Una vez creada la etiqueta, todo resulta mucho más fácil de encajar y explicar, aunque los actos cotidianos desmientan una y otra vez la certidumbre de lo observado.Habrá quién plantee que Israel sí mantiene una “guerra fría” con Irán. Pero es que los iraníes, a pesar de ser musulmanes, no son árabes. Pero tampoco sería adecuado hablar de un conflicto israelo-musulmán, ya que no hay contencioso alguno ni con Indonesia, Emiratos Árabes Unidos o Kuwait (por citar algunos ejemplos), ni tan siquiera con “sus” musulmanes, los israelíes.Y entonces, ¿a quién se enfrenta militarmente Israel? Los últimos operativos se han centrado en el grupo terrorista Hamás en Gaza y, en el 2006, hubo una guerra contra otro grupo terrorista, Hezbolá, en territorio libanés, pero en dicha ocasión (como en las anteriores en ese país) no fue un enfrentamiento contra Líbano y su ejército, sino contra grupos terroristas que hostigan a Israel desde esas posiciones. Y contra acciones de Irán armando a estos grupos (como la reciente interceptación de un barco en el Mar Rojo cargado de misiles rumbo a Gaza). Por lo tanto, si hablamos de un conflicto, lo justo sería definirlo como una guerra entre Israel y el terrorismo que lo amenaza directamente.Sobre este “efecto observador”, recientemente Gabriel Ben Tasgal (fundador de la ONG Hatzad Hasheiní – El otro lado) comentaba el flagrante error de traducción del periódico La Vanguardia al hablar de una “tregua” de 10 años ofrecida por Hamás a Israel, sin aclarar que el término árabe utilizado (hudna) se refiere a pactos que pueden ser violados por firmarse con no musulmanes, como lo hizo el propio profeta Mahoma.La mirada de los medios occidentales es refractaria; es decir, obtiene la luz a través de un cristal curvado por su propia cultura y visión del mundo. Se impone reconocer las propias limitaciones y ser conscientes del principio de incertidumbre y relatividad detrás de unas verdades que se dan por absolutas.Shabat Shalom. Jorge Rozemblum es director de Radio SefaradPulse aquí para acceder a la programación semanal completa y a los enlaces de Radio Sefarad

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Periodismo judío: por, para y como, por Jorge Rozemblum

Cuando uno trabaja en un medio judío como Radio Sefarad, la primera pregunta que debería plantearse es qué temas abordar. Algunos son obvios, como los relativos a la religión, la historia e, incluso, la cultura, con todo lo que ello implica, desde las manifestaciones artísticas a las tradiciones. Lo que no es tan evidente es qué parte de la actualidad mundial reflejar. ¿Deberíamos dar aquellas noticias que nos atañen únicamente como profesantes de la fe mosaica (por ejemplo, lo que a la circuncisión se refiere en Alemania o a las leyes de matanzas rituales en Dinamarca)? La respuesta nos es obvia, aunque pueda resultar extraña a otros: rotundamente no, ya que no somos sólo una religión, sino un pueblo. ¿Deberíamos dar cuenta entonces de cualquier evento en el que esté implicado algún miembro de nuestra comunidad, en cualquier lugar del planeta? Por complicado que parezca y pese a las evidentes dificultades (lingüísticas, entre otras) para conseguirlo, ese debería ser el objetivo de cualquier medio judío. Curt Sachs, uno de los principales musicólogos modernos, definió la música judía como aquella creada “por, para o como” judíos. Sin duda es una definición muy amplia, aunque extrapolable a otras áreas de la actividad humana, desde la cultura, a la economía, pasando por la política internacional. Ello nos coloca en la situación paradójica de atender a lo que sucede no sólo a los judíos de todo el mundo (el “por” de la definición de Sachs), sino también de lo que va dirigido a ellos (el “para”) e incluso de quienes se postulan como nuestros portavoces sin formar parte del colectivo (el “como”). Haga el siguiente experimento: entre en la sección de noticias de su buscador habitual y escriba los conceptos “judío” e “Israel”. Obtendrá abundantes resultados (más aún si reemplaza “judío” por “Jewish”). Intente buscar un elemento común y descubrirá que, en la mayoría de los casos, se habla de situaciones de amenaza, bien para la propia existencia del estado de Israel, bien para los judíos en la diáspora, y sólo un porcentaje menor (y aún así, en cantidades nada despreciables) refieren al mundo de la cultura. Por establecer una comparativa: la cantidad estimada de judíos en España es similar a la de inmigrantes chilenos en nuestro país. Haga el ejercicio de buscar noticias relativas a ambos colectivos y descubrirá el aluvión informativo que genera el mundo judío, allí donde esté. ¿Cuál es entonces la principal misión de un medio de temática judía, siendo su espectro tan amplio? Sin duda saber distinguir lo esencial de lo accesorio: dar prioridad a conservar la vida (pikúaj néfesh) y a mejorarla (tikún olám), desde unos principios morales (torá) anteriores a casi cualquier otra civilización contemporánea. Shabat Shalom Jorge Rozemblum es director de Radio Sefarad Pulse aquí para acceder a la programación semanal completa y a los enlaces de Radio Sefarad

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¿Subsanando un error histórico?, por Abraham Barchilón

Tras el anuncio, por el Gobierno, del anteproyecto de Ley denominado “de concesión de la nacionalidad española a los sefardíes que justifiquen tal condición y su especial vinculación con España” y por el que se modifica el artículo 23 del Código Civil, lo primero a resaltar sería el pomposo título dado por el Ministerio de Justicia al citado anteproyecto, cuando se trata, en definitiva, de la modificación  parcial  de un artículo del Código Civil. Seguidamente, llama la atención que, a la modificación referida del Código Civil, el anteproyecto dedique tres folios a justificarlo,  remontándose al D.L. del 21/12/1924, cuando dicho texto legal,  en la época contemporánea, ha sufrido reformas, sin duda, de mayor calado que la que ahora propone el anteproyecto (en mayo de 1978; noviembre de 1978; 1981; 1990; 2005). Ahora, que en los albores del siglo XXI las comunidades sefardíes del mundo se enfrentan a nuevos desafíos, cuando algunas quedaron maltrechas en la furia de los totalitarismos y en todas ellas palpita el amor hacia España, “nuestro País”, se dispone   la modificación del artículo 23 del Código Civil, que tal vez no necesitara tan larga exposición de motivos. Pero hagamos un análisis jurídico de lo que, como subsanación de un error histórico, se propone con la modificación del artículo en cuestión. El párrafo segundo del apartado primero del anteproyecto, dice textualmente “ …  cualquiera que sea la ideología, religión o creencia de los sefardíes”. Esto viene a suponer una apertura de la aplicación. Cuando se apruebe definitivamente, podrán acogerse no  sólo aquellos que  profesen en la actualidad la religión judía sino todos aquellos cuyos antepasados fueron judíos y que, tras el edicto de 1492, fueron compelidos a la conversión forzosa o a la expulsión, y sean ciudadanos hoy extranjeros. Ello da una mayor amplitud al término “sefardí”, reconociendo el drama que el citado edicto causó al conjunto de la sociedad española. De otra parte, lo que dicho anteproyecto vendría a suponer es: eliminar un agravio comparativo por el que se exigía la renuncia a su actual nacionalidad a los sefardíes, “españoles sin patria”,  y no así a otros nacionales de países iberoamericanos, Filipinas, Guinea Ecuatorial y Portugal, citados en el artículo en cuestión.          La única modificación  favorable para adquirir la nacionalidad española por carta de naturaleza, vendría a recoger el anteproyecto que analizamos y sería, por su conducto, modificar, de facto, el apartado 2º del artículo 21 del C.C., exonerando  a los sefardíes de  la residencia obligatoria en España para obtener la nacionalidad española La problemática estudiada , desde la perspectiva histórica, debe considerar los motivos por los que los judíos españoles (sefardíes) se tuvieron que ir – forzados – al exilio (1.492) y la aplicación del apartado 4) del artículo 24 del citado Código Civil: “No se pierde la nacionalidad española, en virtud de lo dispuesto en este precepto, si España se hallare en Guerra”. Esto supone reconocer que nuestros compatriotas de religión judía no han perdido nunca nuestra, su,  nacionalidad. Y concordando el texto anteriormente citado con el apartado 2 del artículo 11 de la Constitución Española (1978), leemos: “ningún español de origen puede ser privado de su nacionalidad”.             Por lo expuesto, concluyo que  el citado anteproyecto que se presenta como  una forma de  subsanar un error histórico, en realidad lo que hace es, primordialmente, paliar   la desigualdad en  la Ley, de los Sefardíes en relación a los otros pueblos que, de alguna forma, constituyen parte de la historia de España y, por otro lado,  posibilitar “el reconocimiento” de su nacionalidad de origen.

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Primavera sefardí, primavera ashkenazí, por Jorge Rozemblum

Venezuela y Ucrania tienen aparentemente muy poco en común, más allá de coincidir esta semana en las portadas de todos los periódicos y noticieros televisivos del mundo por la violencia de sus alzamientos populares y, especialmente, por la represión ejercida por unos gobiernos salidos de las urnas, pero nada respetuosos hacia quienes opinan diferente. Casualidades de la vida (o no), ambos escenarios nos son muy cercanos a los judíos, casi siempre primeras víctimas de la intolerancia y de la apatía e intencionada sordera de los medios internacionales a nuestras denuncias. Como los canarios que antiguamente se bajaban a las minas para delatar los escapes de gas, nuestra imagen suele anticiparse a verse dibujada al fondo de las dianas de los corruptos aupados al poder. Venezuela fue durante décadas (si no siglos) un remanso para los judíos, especialmente sefardíes, desde los holandeses de ascendencia portuguesa que tuvieron que huir de Brasil en el siglo XVII a la cercana isla de Curaçao, a los marroquíes que se asentaron desde mediados del siglo XIX. En tiempos más actuales, en 1958 con la salida del gobierno de un militar que años antes había participado en un golpe de estado, llegaron muchos judíos de países como Egipto, en el que en los últimos tiempos se había instalado otra dictadura militar poco amiga de los judíos, con Nasser al frente. En el otro extremo del mundo, Ucrania fue desde finales de la Edad Media hogar de muchos judíos hoy día catalogados como ashkenazíes (es decir, provenientes de la cuenca del Rín), aunque con importantes aportes de los expulsados de España en 1492, además de la legendaria herencia de los jázaros, el mítico pueblo de origen turco que se convirtió al judaísmo en el siglo VIII. Los judíos se asentaron en las zonas menos pobladas del país, llenando el paisaje de pequeñas aldeas (shtetls) donde la lengua de facto era el ídish. Antes de comenzar las actuales revueltas, tanto en Venezuela como en Ucrania ya hubo signos flagrantes de antisemitismo, desde el asalto a la sinagoga de Caracas en 2009 a la famosa maldición a Israel de Hugo Chávez en junio de 2010 en Venezuela y, en Ucrania, desde los pogromos de Leópolis (Lviv) en 1941 hasta el reciente ascenso del partido neonazi Svoboda. Escaldados con el panorama actual en el mundo árabe, seguramente esta vez los periodistas esperarán algo más antes de encontrar un nuevo apodo mediático a estos levantamientos. A falta de pocas semanas para el equinoccio, proponemos los poco originales aunque auténticos “Primavera sefardí” y “Primavera ashkenazí”. A ver si reviven los canarios de la mina. Shabat Shalom Jorge Rozemblum es director de Radio Sefarad   Pulse aquí para acceder a la programación semanal completa y a los enlaces de Radio Sefarad

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Entrevista al presidente de la Comunidad Judía de Alicante

A continuación reproducimos el trabajo de cuatro alumnos de primero de Bachillerato del Colegio Inmaculada Jesuitas de Alicante en el que recogen una entrevista a Armando Azubel, presidente de la Comunidad Judía de Alicante así como sus impresiones personales en una visita que realizaron a la sede comunitaria. Se trata de preguntas que muchas personas de nuestra sociedad se deben hacer respecto al judaísmo, a los ciudadanos españoles judíos, a nuestras tradiciones y costumbres que sin duda os darán algunas pautas. Quedamos a las seis y media el viernes 7 de febrero, en la calle Juan de Herrera, cerca del Mercado Central. Allí está la sede de la Comunidad Judía de Alicante y nos recibe Yaakov Hernández. Venezolano, casado con una española, y convertido al judaísmo después de llevar una vida cristiana. Nos da la bienvenida y sacamos un par de fotos del centro social judío. A los pocos minutos entra Armando. Nos reconoce de la charla que nos dio en clase y posteriormente nos sentamos en una mesa y comenzamos laentrevista. – Antes de empezar… ¿Quién es Armando Azubel? – ¿Yo? (Risas) Bueno, ya lo dije durante la presentación en las clases con la profesora Mónica. Yo soyArmando Azubel, nací en Argentina, viví en Brasil, ahora vine a vivir a España hace diez años. Soydescendiente de los españoles expulsados durante la Inquisición en 1492, cuando mis ancestros sedesplazaron a Turquía y fueron acogidos por el imperio otomano. Posteriormente se fueron a Argentina donde ya mis padres nacieron allí, y donde yo nací. Mi profesión es de comercio exterior en el sector de la joyería y actualmente soy el presidente de la Comunidad Judía de Alicante. Soy licenciado en patología clínica, pero nunca ejercí dentro de lo que es mi profesión académica, la paramedicina. Pero específicamente para ser presidente de la Comunidad Judía no es necesario requerir de unos estudios o alguna formación específica. – Resúmenos brevemente qué es la religión judía. – Te lo voy a resumir en una frase: no hagas a los demás lo que no te gustaría que te hicieran a ti. Esa es la base de la religión judía. Después, es la creencia en un solo dios. El único, el eterno. Sintéticamente el judaísmo es esto. – ¿Cómo surge la tradición religiosa? – La religión judía es una religión de un pueblo. El pueblo judío. Ese nombre “judío” viene de la época dela tribu de Judá, que durante los cuarenta años que estuvieron en el desierto y llegaron a Israel, la tierra prometida por Moisés en aquella época, estamos hablando de hace tres mil años y pico. La tierra fuedividida en tribus, una de las partes del territorio era Judea, y de ahí viene el nombre judío. – ¿Cómo viviste la religión en tu juventud? – Yo la viví dentro de la religión. O sea, el judaísmo es una herencia. Tú recibes esta religión con tucondición de judío de tus padres, y tus padres de tus abuelos. Es una cuestión hereditaria desde hacemiles de años. Entonces los judíos vivimos dentro de unas costumbres que se practican en su hogar, en lacasa donde naces y convives. Luego formas otro hogar cuando te casas, que también pretendes que sea unhogar judío con sus costumbres y creencias y se vive dentro de la comunidad. La comunidad es el centro de la vida judía en cualquier ciudad que exista judíos. Si vamos a ver cuál es la diferencia respecto a las otras creencias es que las comunidades judías que componen una sinagoga, para el culto y para el rezo, es mucho más amplio que eso.También acapara la educación, las festividades, tema social y deportivo. No sé si saben que en Israel cada cuatro años, y en varias partes del mundo cada dos años, se celebran unos juegos olímpicos solamente de las comunidades judías alrededor del mundo. En Israel se llaman Macabiadas. También se hace en Sudamérica, y se organizan Macabiadas europeas. – ¿Y vosotros participáis?– Bueno, yo juego al fútbol, pero ya no tengo hueco en el equipo máster (risas) Pero sí, hay atletas judíos que participan en ello. – En tu juventud ¿tuviste alguna crisis de fe? – Bueno, antes de nada os voy a contar una anécdota. El papa Juan Pablo II designó como obispo enJerusalén a un judío convertido al cristianismo. Pero aún así le llamaban el obispo judío. Quiero decirte que el judaísmo, no es sólo una cuestión de opción, es una condición. Y aunque tengas cualquier crisis de fe y quieras apartarte de tu religión no puedes obviar tu condición. Y esa condición es que tú eres judío aunque mañana te conviertas a la fe budista o a cualquier creencia. También puedes ser un judío laico. Puedes ser unjudío que no lleva kipá, que come jamón, que no respeta el día sabático. No por eso deja de ser judío. Nada es tan dogmático. – Igual que los cristianos tienen un cargo eclesiástico superior, el Papa, ¿los judíos tienen un cargo superior?– No, no hay una figura equivalente al Papa en el judaísmo. Lo que puede haber más parecido al clérigo; unPapa, un sacerdote, un obispo; es el rabino. El rabino es un profesor. Su trabajo es, en las comunidadesdonde está contratado para ejercer su profesión de conocedor de las leyes, hace que las comunidadesactúen a lo que las leyes y tradiciones dicen. En cambio, desde el punto de vista político está en Israel el Primer Rabino. Hay una institución dentro de Israel que se llama la Rabanut, donde están los rabinos oficialmente reconocidos por el Estado y los que dictan algunas leyes y normas religiosas dentro del cual los judíos que viven allí lo aceptan.– ¿Y pueden tener hijos?– Sí, sí. En primer lugar viene del primer mandamiento que Dios le dice a Adán y Eva, que dice “se unirá el hombre a la mujer, multiplíquense y llenen la tierra”. Entonces esa es la base. Es de los primeros preceptos del judío es esto, casarse y formar una familia. – ¿Se puede vivir

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La Autoridad Nacional Filistea, por Jorge Rozemblum

A pesar de los documentos históricos, mucha gente sigue creyendo que la reivindicación palestina es la de “recuperar” un estado. La verdad es que nunca hubo estado, nación y, hasta hace dos generaciones, tampoco un pueblo que se identificara a sí mismo como palestino. Los negacionistas de esta realidad se apoyen en la falsa igualdad Filistea = Palestina.Los filisteos fueron un pueblo de la antigüedad, parte de los llamados por los egipcios de entonces “pueblos del mar”, que aparecen en la zona de Canaán en el siglo XIII AEC y conquistan el sureste (lo que hoy día sería Gaza, Ashkelón y Ashdod). Su nombre -del que mucho más tarde, en el año 135 EC, ya desaparecidos los filisteos tres siglos antes, el emperador romano Adriano derivará en latín el de Palestina para erradicar definitivamente todo vestigio de los rebeldes del reino de Judea- deriva… del hebreo. En esa lengua, paleshet significa invasor.Los israelitas convivieron siglos con los molestos vecinos del sur, algunos de ellos rescatados del olvido para la cultura occidental gracias a su inclusión… en la Biblia judía. Los más famosos, sin duda, son la traidora Dalila y el gigante Goliat. Paradójicamente, los actuales palestinos no tienen ninguna vergüenza en trastrocar los protagonistas y convertirse ellos en el joven y valiente David, enfrentado al aterrador monstruo… israelí.De modo que toda mención de Palestina (o nombre semejante) anterior al citado año de 135 en latín, griego u otra lengua, se refiere a lo que hoy día en español se denomina Filistea, justamente para diferenciarlo del período que incluye el fin de la dominación romana, el imperio bizantino, la conquista musulmana y el imperio otomano sobre las tierras originalmente pobladas por los antepasados directos religiosa, cultural y genéticamente de los actuales judíos. Durante este período de 19 siglos (del 135 a 1917), esta zona nunca fue independiente (excepto por los breves reinos cristianos en tiempos de la Cruzadas), ni la ciudad de Jerusalén desempeñó capitalidad alguna.Durante el tiempo del exilio, la subprovincia Siria-Palestina quedó prácticamente despoblada y abandonada, como lo testimonia Mark Twain en su libro “Innocents Abroad” de 1867. Según el demógrafo Sergio Della Pergola, hasta el siglo XIX no se superaron los 250 mil habitantes (hoy, entre Israel y los territorios bajo administración palestina suman más de 12 millones), con un incremento exponencial a partir de la llegada de los inmigrantes judíos (sionismo moderno), que funcionó de “efecto llamada” para los árabes de la zona, principalmente, egipcios y sirios, poco antes y durante el mandato británico en la zona, de 1918 a 1948.No es sino a partir de estas fechas cuando aparecen las primeras menciones de un pueblo palestino, cuya Autoridad Nacional reivindica una continuidad histórica inexistente de los árabes actuales con los antiguos filisteos. Es como si los neoyorquinos se creyeran ahora mohicanos.Shabat Shalom Jorge Rozemblum es director de Radio Sefarad Pulse aquí para acceder a la programación semanal completa y a los enlaces de Radio Sefarad

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