2015

actualidad, Fiestas judías

Los judíos españoles celebramos la fiesta de Shavuot

Los judíos españoles celebramos este domingo la fiesta que recuerda la entrega de las Tablas de la Ley a Moisés El próximo domingo la comunidad judía española celebra la fiesta de Shavuot o Pentecostés que es junto con Pésaj (Pascua) y Sucot (fiesta de las Cabañas) una de las festividades mayores del calendario judío. Shavuot se celebra siete semanas después de Pésaj. Las siete semanas que tuvo que esperar el pueblo judío hasta recibir la Torá, la ley escrita y guía moral. La fiesta está marcada por la alegría que supone el encuentro entre Dios y el pueblo judío. Historia Durante el largo éxodo de Egipto, los «hijos de Israel» deambulan por el desierto del Sinaí. Después de una serie de vicisitudes en su larga estancia solitaria en el Monte Sinaí, Moisés recibe y entrega a su pueblo las Tablas de la Ley. A partir de ese momento Dios y el pueblo de Israel hacen el juramento de no separarse jamás el uno del otro. Costumbres La víspera de la fiesta se conoce como la noche del Tikún de Shavuot, una noche entera de estudio de la Torá. Nunca falta la lectura del Libro de Ruth, ya que el devenir de este personaje, que por amor se convierte al judaísmo y asume como propias las costumbres y leyes de la Torá,  ejemplifica la adopción de la ley por parte de todo el pueblo judío. Otra denominación de Shavuot es Jag HaBikurim, fiesta de las primicias ya que coincide con la primera cosecha. En la época bíblica se acostumbraba a ofrecer estos primeros frutos en el Templo. En la actualidad algunas comunidades judías organizan fiestas al aire libre en las que son presentados sus miembros más jóvenes. Es costumbre durante los dos días de la fiesta de Shavuot consumir únicamente alimentos lácteos, sobre todo bollos salados rellenos y pasteles dulces, elaborados con las siete especies características de Israel: trigo, cebada, uvas, higos, granadas, dátiles y aceitunas. Escuchar qué es Shavuot en Radio Sefarad La Vanguardia: 24M coincide con Shavuot, fiesta que impide votar a los judíos más ortodoxos  

actualidad, antisemitismo, opinión

V Foro Global de Lucha Contra el Antisemitismo

La semana pasada tuvo lugar en Jerusalén, el V Foro Global de Lucha Contra el Antisemitismo convocado por el Ministerio de Exteriores de Israel en al que se apuntaron hasta 1000 participantes de más de 50 países, incluidos representantes de varios gobiernos extranjeros, dirigentes y profesionales de comunidades judías, organizaciones internacionales de lucha contra el antisemitismo etc.  Por parte del gobierno de España participó Belén Alfaro, embajadora especial para las relaciones con la comunidad judía. Ha sido la p imera vez que la Federación de Comunidades Judías de España ha asistido a este evento que viene celebrándose cada dos años desde 2007. En palabras de Carolina Aisen, directora de la FCJE, «espacios de intercambio como este Foro nos permiten compartir best practices y dotar de nuevas ideas y estrategias a nuestros Observatorio de Antisemitismo«. Este año en particular el foro ha batido un récord de participación como consecuencia del sentido aumento del antisemitismo en Europa, que ha sido uno de los temas centrales a debate como refleja el programa del Foro. Los atentados de Toulouse, Bruselas, París, Copenhague han puesto de manifiesto la voluntad de ciertos componentes de la sociedad de atacar a la comunidad judía. Entre las conclusiones del foro, la necesidad de implicar a los gobiernos y administraciones a todos los niveles ya que el antisemitismo no es un problema de los judíos sino de toda la sociedad. En este sentido existe una tensión o incluso sensación de frustración por parte de las organizaciones judías debido a la carencia de una definición de trabajo de antisemitismo en las grandes organizaciones internacionales o estados como por ejemplo en  la Unión Europea.  Si bien se creó a mediados de 2014 un intergrupo parlamentario, presidido por Fernando López Aguilar, europarlamentario del PSOE y ex ministro de justicia, no han habido grandes avances. El hecho de que el antisemitismo como tal no tenga una definición de trabajo sino que quede categorizado como racismo, odio y/o discriminación dificulta asimismo la identificación de posibles acciones, ataques y hasta delitos. Otro tema que se trató en el Foro es la falta de sensibilidad respecto al antisemitismo en algunos estados y el problema de falta de legislación en este sentido. Todos los participantes coincidieron en notificar el aumento del antisemitismo en redes sociales que llega a todos los rincones del planeta y en todos los idiomas, y la impunidad de la que gozan quienes difunden ideas antisemitas e incitan al odio. El ambiente del V Foro Global de Lucha contra el Antisemitismo ha sido muy vivo ya que los participantes no sólo han escuchado las exposiciones de los ponentes sino que se han discutido en torno a lo expuesto e  intercambiado opiniones después de cada sesión. La Vanguardia: Delegaciones de 50 países se reúnen en Jerusalén para analizar antisemitismo Radio Sefarad: Entrevista a Carolina Aisen                

actualidad, opinión

Halcones con rama de olivo, por Jorge Rozemblum

El famoso símbolo de la paz de la paloma con una rama de olivo en el pico  tiene su origen en el relato bíblico del diluvio, mientras que el halcón (rey de las aves y de los cielos) ha sido utilizado como símbolo de belicosidad y aparece en las banderas y escudos de muchos países. En Israel los nombres de ambas especies también se utilizan para simbolizar actitudes políticas ante las amenazas bélicas y terroristas. Pero estas categorizaciones son dinámicas y cambiantes, como lo demuestran al menos tres casos de militares de la máxima graduación, demostradas dotes en el frente y una sólida fe en el uso de la fuerza como única salida que, sorprendentemente, “cambiaron de acera”. La vocación militar de Moshe Dayan se forjó en 1929, a raíz de las revueltas árabes en la Palestina del Mandato Británico en la que había nacido hace cien años, y que le llevó a incorporarse -con sólo 14- a la Haganá, la organización militar de autodefensa. Después pasó por una academia militar británica y participó en combates en Siria (donde perdió un ojo) durante la Segunda Guerra Mundial, en las filas del ejército australiano. Con el advenimiento del estado de Israel combatió en la Guerra de la Independencia de 1948, fue nombrado jefe de los ejércitos en 1953, dirigió el operativo de Suez en 1956, y fue Ministro de Defensa cuando la Guerra de los Seis Días, convirtiéndose en un icono muy popular en los zocos árabes de la Ciudad Vieja de Jerusalén reunificada. Sin embargo, en 1977, siendo Ministro de Exteriores en el gobierno del halcón Menahem Beguin, impulsó la firma de la paz con Egipto, incluida la devolución de la península del Sinaí y el desmantelamiento de asentamientos. La muerte le sorprendió en 1981 cuando creaba un nuevo partido político que proponía la cesión incondicional y unilateral de los territorios ocupados. Itzjak Rabin, siete años menor, también fue miembro de la Haganá y del Palmaj, su unidad de élite. Fue el general más joven con 31 años y, en 1964, jefe mayor del ejército, cargo al frente del cual estuvo durante el colosal triunfo militar de 1967. En 1992, siendo Primer Ministro (por segunda vez), su “halconía” se trocó en amistad con su archienemigo Yasser Arafat, con quien firmó el Tratado de Paz de Camp David al año siguiente. En 1995 sería asesinado por su postura pacifista. El último caso es el de Ariel Sharon, convertido en monstruo mediático en 1982 a raíz de la masacre que las falanges libanesas perpetraron en los campos de refugiados de Sabra y Chatila, después de una brillante hoja de servicios militares que incluía espectaculares acciones de comando, el cruce del Canal de Suez en la Guerra de Yom Kipur y otras destacadas actuaciones bélicas. En 2001 asumió como Primer Ministro y hasta el coma, en el que se sumió a finales de 2005, levantó la polémica valla de separación en Cisjordania pero también llevó a cabo la retirada unilateral de Gaza, por la que recibió el apoyo de las fuerzas más pacifistas y las críticas más enconadas de sus antiguos compañeros ideológicos. ¿Cuántos casos de generales victoriosos que se inclinan finalmente por el diálogo y la concesión hay en otros países? ¿Se convertirá también Netanyahu de halcón a paloma? ¿Habrá alguien que le tiente con una rama de olivo? Shabat Shalom Jorge Rozemblum es director de Radio Sefarad

noticias

Yom Tzedaká en JNetwork

JNetwork es una plataforma virtual que compagina bolsa de trabajo en las comunidades judías con formación y posibilidades de networking. Con base en Barcelona, JNetwork lleva tres años trabajando para contactar gente de diferentes ciudades, con diferentes perfiles y ayudarles a acceder al mercado laboral. Se han organizado decenas de sesiones de formación en ámbitos de redes sociales, programación, preparación de currículo, entrevistas, creación de plan de negocios etc. Hoy es un día muy especial puesto que tiene lugar un evento también virtual de donación a JNetwork, para asegurar que los servicios  que presta esta organización siguen siendo gratuitos. Los botones de pago se activan durante las 24 horas del día de hoy para recaudar fondos que permitan ayudar a miembros de nuestras comunidades. Os animamos a todos a contribuir con este proyecto.

actualidad, opinión

Croquetas de camello, por Jorge Rozemblum

Esta semana, una web satírica en inglés, The Israeli Daily, de inspiración similar a la española El Mundo Today pero centrada en Israel y el Oriente Próximo, publicaba un artículo titulado: “Naciones Unidas condena a Israel por la ocupación de Nepal”. La entrada venía ilustrada con la foto de un desdentado y simpático nepalí que parece dar la bienvenida a tal medida. Por supuesto, no hay que ser muy listo ni saber idiomas para caer en la cuenta de que se trata de una broma, incluso si en una parte se apunta que Penélope Cruz y Javier Bardem han escrito una carta acusando a Israel de genocidio contra el pueblo nepalí. O si se miran los titulares de las otras noticias relacionadas, como aquella que habla de que Israel interceptó una tonelada de condones iraníes radioactivos enviados a Gaza. El impacto de la ironía es directamente proporcional a su credibilidad: si fuera algo burdo e inviable, no tendría la misma gracia. Sin embargo, la proverbial inteligencia de los judíos se demostró esta semana como otro mito antisemita (aunque aparentemente positivo). Mucha gente (que me consta que saben idiomas) reaccionó vehementemente en los comentarios de las redes sociales. Alguno incluso llegó a aprovechar la oportunidad para escribir una larga respuesta. Espero (por mi propia autoestima colectiva como pueblo) que haya sido fruto de no haber leído el artículo. Lo más preocupante es que, incluso después de advertirles de lo que realmente se trataba, algunos siguieron ignorando la realidad porque la que se habían construido les resultaba más cómoda que reconocer haberse dejado engañar (y más por fuentes consideradas fiables y cercanas). Pocas horas después, las mismas redes se hacían eco de una noticia, esta vez auténtica y bastante similar: la venezolana TeleSur citaba a HispanTV (la televisión exterior iraní) según la cual organizaciones no gubernamentales denunciaron al “régimen sionista” (les pasa algo en la lengua si pronuncian “Israel”) por el tráfico de recién nacidos bajo el pretexto de brindar ayuda humanitaria. Es una buena explicación al por qué los países musulmanes (que no andan necesitados de robar bebés extranjeros), mucho más cercanos a la zona del desastre como el propio Irán, no han ofrecido ayuda alguna. Espero que esta última frase se haya entendido como ironía. Recuerdo que cuando llegué a este país hace muchos años había en Barcelona un bar de pinchos en cuya vidriera tenía como reclamo unos dibujos y carteles tipo: hay croquetas de camello y albóndigas de elefante. Lo mejor de todo es que debajo de las frases y las caricaturas habían escrito: es broma. Personalmente me resultó más cómica la aclaración que el propio chiste. Hoy pienso que tenían razón y es muy probable que se vieran obligados a agregar la leyenda después de que más de uno les exigiese servir alguno de los prometidos y exóticos manjares. Quizás incluso The Israeli Daily tenga que tomar una medida similar, ya que parece que la ironía, la inteligencia y el criterio para discernir lo real de lo imaginario no son atributos que lleguen bien repartidos a todos los miembros de una comunidad, ni siquiera a la nuestra, esto dicho sin iranías (perdón, ironías). Jorge Rozemblum es director de Radio Sefarad

actividades culturales, eventos

III Cumbre Erensya

Llegados a la tercera edición, después de pasar por Bulgaria y Turquía, la III Cumbre Erensya convocada por el Centro Sefarad Israel ha reunido a 70 miembros de varias comunidades judías del mundo entre los días 27 de abril y 2 de mayo. La Federación de Comunidades Judías de España ha colaborado en la organización de la Cumbre y ha estado en todo momento acompañamiento de los participantes en las tres sedes Ávila, Madrid y Toledo en que se ha desarrollado. Con una agenda que conjuga los ámbitos social, institucional y cultural, los participantes fueron recibidos por el Rey a su llegada a Madrid, pudieron escuchar de primera mano las novedades sobre la ley de nacionalidad, visitaron ciudades que recuperan su pasado judío como Castrillo Matajudíos y atendieron en nuestra sede a los muchos medios interesados en recoger sus historias personales.

actualidad, opinión

El corralito sefardí, por Jorge Rozemblum

Da el diccionario de “restituir” tres acepciones prácticamente coincidentes: volver algo a quien lo tenía antes; restablecer o poner algo en el estado que antes tenía; y dicho de una persona: volver al lugar de donde había salido. Por diferencia, la “concesión” es dar u otorgar algo que nunca se poseyó. Por ello, la ley en trámite sobre la nacionalidad a los sefardíes nace con el pecado original de un título inapropiado, una desviación lingüística mínima pero que se refleja en su reglamentación que define una serie de pruebas para demostrar la vinculación con España. Y digo restituir porque no se trata de otorgar la nacionalidad a un extranjero, sino de devolver a nacionales (aunque nacidos en el extranjero) lo que les corresponde por haber sido víctimas de un “real” atropello. Los judíos expulsados en 1492 no lo fueron porque suponían amenaza alguna para el poder o la unidad nacional o religiosa como se defiende a veces. Si así fuera no se entiende que no se expulsase en el mismo edicto a quienes profesaban la fe musulmana y que habían combatido contra el resto de España o eran descendientes de quienes la conquistaron por la fuerza. Los moriscos no fueron expulsados hasta más de un siglo después y por razones muy distintas, como su alzamiento violento contra el poder real. He leído y oído muchas tesis respecto al famoso edicto de los Reyes Católicos y la única que realmente me convence es la del puro y llano expolio, por las enormes deudas contraídas durante la Reconquista. La única salida que se ofrece al “corralito sefardí” es la conversión. Los tiempos demostrarían que a los que traicionaran su verdadera fe les esperaban los tribunales de la Inquisición, los malsines (delatores) y la “limpieza de sangre” para confirmar la conjetura del robo como móvil. Y a quien se le ha arrebatado y robado no se le concede: se le devuelve, se le restituye. Las víctimas del latrocinio reaccionaron de distintas maneras. Algunas, como los que se establecen en Ámsterdam en el siglo XVI, eliminan toda “vinculación con España”, definiéndose como sefardíes portugueses (aunque en su mayoría apenas habían morado unos años en ese reino). Otros se convertirán en piratas para atacar a los barcos españoles en el Caribe. Pero una gran parte, a pesar del agravio y el destierro, conservaron esos vínculos a un mundo cada vez más idealizado y lejano al que llamaban Sefarad, hasta el punto de convertirlo en su seña de filiación no sólo por lengua, costumbres y folclor, sino incluso como categoría dentro de la propia grey judía. ¿Qué mayor muestra de vinculación que distinguirse así de sus correligionarios y hermanos? A pesar de todo, los actuales descendientes de aquellos españoles de fe judía viven emocionados estos últimos compases antes de que la llave que guardaron en su corazón durante cinco siglos sirva para abrir la puerta de su propia identidad arrebatada. Dedicado a los asistentes a la III Cumbre Erensya y a los miles que representan. Jorge Rozemblum es director de Radio Sefarad  

actividades culturales, Shoá

Reseña del seminario «Hijas de la Shoá» en Madrid

A mediados de mes el Consejo Español de Mujeres Israelitas (CEMI) que realiza actividades periódicas en el seno de la Comunidad Judía de Madrid, organizó el seminario Hijas de la Shoá con motivo de la cercanía con Yom HaShoa y en memoria de la compañera Gisela Lerner Z»L. A continuación el resumen personal del evento por parte de Verónica Nehama, profesora y escritora, colaboradora de la Federación de Comunidades Judías de España y vice presidenta de CEMI.   Sobre Gisela Lerner: Nuestra amiga Gisela era, como todas las compañeras de CEMI, una mujer excepcional. Vivió deprisa como si presintiera que su vida no iba a ser tan larga como deseaban quienes la querían. Activa, dinámica, entrañable, culta, sincera y leal, Gisela siempre estaba dispuesta a ayudar y colaborar. Casada con 16 años, médico con 24, siquiatra con 28, inició su brillante trayectoria profesional en Venezuela y tuvo la intuición y la valentía de marcharse cuando intuyó la llegada del totalitarismo. Había conquistado con su esfuerzo el derecho a elegir libremente el país donde quería vivir y trabajar. Se instaló en España, convalidó su diploma universitario, y ejerció con notable éxito la actividad que la apasionaba.Su familia era su prioridad, pero nunca descuidó a sus amigas y su presencia en CEMI era testimonio de un aprecio y cariño, ciertamente recíprocos. Su imponente presencia, su simpatía y erudición la capacitaban para intervenir en todos los debates, aportando su visión personal fruto de una dilatada experiencia que nos invitaba a compartir. CEMI nunca olvidará su talante generoso, su entusiasmo por participar en nuestros eventos y su adhesión a una organización para quien todas y cada una de las integrantes son únicas e irrepetibles. Nuestro afecto por la amiga y compañera merecía este pequeño homenaje.El Seminario tuvo lugar en el salón de actos de la Comunidad Judía de Madrid e intervinieron cuatro ponentes. Doña Eva Leitman Bohrer, nuestra co-Presidenta, presentó el acto e hizo una breve semblanza histórica, remarcando que solo se hablaría de la SHOÁ y los 6 millones de mártires judíos asesinados por un pecado que no habían cometido. Eva nos relató su nacimiento en condiciones infrahumanas, y su milagrosa supervivencia en Hungría que le dejaría secuelas de raquitismo y angustia. Su odisea la llevó a sucesivas migraciones y exilios, de Marruecos a España, donde su madre y su tía regentaban un restaurante de comida húngara que atraía peligrosamente a los alemanes residentes en Madrid. Nos habló de su asistencia a la distante escuela de Tánger donde acudía a lomos de un burro, de su estancia en Venezuela, y su regreso a Madrid, siempre en compañía de su emblemática e irrepetible madre, nuestra querida Katy a quien todos recordamos con inmenso cariño. Eva nunca olvidó su terrible infancia y no posee ningún recuerdo feliz de una etapa que debería constituir la patria idílica de cualquier adulto. Conjuró sus vivencias negativas siendo un miembro activo y ejecutivo de la Comunidad Judía de Madrid. Doña Alicia Kaufman, doctora en sociología, catedrática en la Universidad de Alcalá, prolífica escritora, y activa conferenciante internacional, habló de la catarsis voluntaria de su madre, que abundaba en relatos y vivencias de la Shoá. Tal profusión de información tuvo en ella el efecto contrario, y durante décadas se resistió a abrir los candados de su alma, encerrando durante años el relato materno en el fondo de su mente. Sin embargo la verdad busca caminos insospechados para salir a la luz, y acabó comprendiendo la necesidad del testimonio, para dejar constancia de hechos que no deben repetirse y que merecen al menos el homenaje del recuerdo. Luchó hasta ver publicado un libro de memorias dictado por su progenitora, que ha sido finalmente editado por el museo Yad Vashem. Cumplió el mandato transgeneracional de devolver a través de la memoria una historia que no merecía el olvido. El libro será presentado el 5 de mayo Doña Rajel Abecassis, filóloga y traductora de Yiddish- su lengua materna- y de hebreo, escritora y conferenciante, nos ofreció una narración sobrecogedora de su nacimiento en el guetto de Varsovia, para transportarnos al infierno de su periplo por Siberia y su trágica repatriación a Polonia, la madrastra que había masacrado su familia y destruido su perspectiva de futuro. Nos relató las palizas y las injurias, el hambre y el frío, pero lo que nos estremeció fue la atmósfera de soledad que rodeó su infancia y adolescencia y sobre todo las vejaciones continuas e inmerecidas. Nos conmovieron particularmente las injusticias sangrantes y los desprecios que sufrieron los supervivientes, que lejos de ser acogidos por el mundo como héroes se sintieron nuevamente marginados y excluidos por quienes les debían al menos el reconocimiento del martirio. Ni en Estados Unidos, ni en Europa, y ni siquiera en Israel, se sintieron valorados e integrados y vivieron hasta los años 50 en campos de refugiados. No pedían compasión, solo JUSTICIA, una entelequia que nadie fue capaz de ofrecerle. , Afortunadamente, recuperó en Israel, la patria eterna de los judíos, la ilusión de vivir, y se trasladó posteriormente a España. Doña Verónica Nehama, licenciada en Ciencias Químicas, profesora y escritora, narró sus vivencias como sefardita, un grupo que padeció la Shoá con menos intensidad que los judíos ashkenazíes, si bien su familia paterna tuvo el luctuoso privilegio de pertenecer a la comunidad de Salónica. El 98% de los judíos salonicenses fue deportado y exterminado en Auschwitz, donde murieron 47 miembros de las familias Benveniste y Nehama. A pesar de ser expulsada de Egipto en 1956, Verónica declaró no haber sido consciente del antisemitismo que surgió en su Alejandría natal, donde los judíos parecían una de las élites privilegiadas. El silencio voluntario de sus padres, que eligieron educar a sus hijos lejos del odio y el rencor legítimos que ellos sentían, la mantuvo en una tranquilizadora inopia, hasta descubrir, 50 años más tarde, la tragedia familiar relatada por una tía superviviente del Holocausto. El estupor, y el sentimiento de traición si no dejaba constancia de la historia, la empujaron a escribir “Las

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Dos, tres,… muchos Israel, por Jorge Rozemblum

En 1966 se convocaba en Cuba el primer congreso de la llamada Tricontinental, que reuniría a representantes revolucionarios de Latinoamérica, Asia y África, y donde se sentaron las bases ideológicas que han marcado muchos de los principios de la izquierda de los últimos casi 50 años. Allí publicó el Che Guevara su famoso discurso en el que formulaba la consigna de crear “dos, tres,… muchos Vietnam”, poniendo a ese país como ejemplo de resistencia ante el imperialismo estadounidense. En él exponía ideas como “el odio como factor de lucha; el odio intransigente al enemigo, que impulsa más allá de las limitaciones naturales del ser humano y lo convierte en una efectiva, violenta, selectiva y fría máquina de matar. Nuestros soldados tienen que ser así; un pueblo sin odio no puede triunfar sobre un enemigo brutal. Hay que llevar la guerra hasta donde el enemigo la lleve: a su casa, a sus lugares de diversión; hacerla total”. Por frases como esa y como “cada gota de sangre derramada en un territorio bajo cuya bandera no se ha nacido, es experiencia que recoge quien sobrevive para aplicarla luego en la lucha por la liberación de su lugar de origen”, podrían considerarse a estas palabras como uno de los orígenes (al menos en el plano de la justificación ideológica) del terrorismo que desde entonces se extendió e internacionalizó. Por ejemplo, la acción terrorista contra Israel (anterior incluso a la “ocupación” de 1967) empezó en la Gaza conquistada por Egipto y financiada por Nasser, pasó por Jordania (que acribilló a los insurgentes palestinos en el sombrío “Septiembre Negro” de 1970), mudándose luego al sur del Líbano (donde desató una larga y cruenta guerra civil, y convirtió a la zona en campamento de entrenamiento terrorista internacional, incluidos grupos como ETA). Después de su derrota en 1982 y el exilio en Túnez, el terrorismo internacional abrió sucursal en Afganistán, extendiéndose a las vecinas Irak y Pakistán, y finalmente a Siria y Libia. Fueron muchos los Vietnam creados, no sólo contra el imperialismo norteamericano, sino incluso contra su archienemigo, la Unión Soviética (Afganistán, Chechenia, etc.). Hoy día no hay latitud ni longitud que no se haya convertido en escenario del anunciado “odio como factor de lucha”. Para muchos es un panorama desconcertante que se ven incapaces de manejar, viciados de conceptos fallidos que mezclan el idealismo y la solidaridad con las creencias más retrógradas y reaccionarias. Israel ha cumplido 67 años de enfrentamiento cotidiano a esta locura como estado (muchos más como nación) y es el espejo en que debería mirarse el mundo, horrorizado por la sinrazón. Porque no sólo ha sobrevivido, sino que lo ha conseguido en democracia, con respeto a las minorías (algunas incluso declaradamente enemigas de su existencia), creatividad y hasta prosperidad. Ello la convierte en modelo y esperanza. Yo también tuve en mi cuarto un poster del Che. Es hora de dejarse de iconos del engaño y derribar la consigna del odio creando en todo el mundo dos, tres,… muchos Israel, cuyo “factor de lucha” sea la vida en lugar de la muerte: ni más ni menos. Jorge Rozemblum es director de Radio Sefarad  

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Sin Israel no hay Holocausto, por Jorge Rozemblum

Hay una teoría difundida e infundada que sitúa los orígenes del Estado de Israel en la culpa de las naciones por lo ocurrido en el Holocausto, a modo de compensación por los horrores y desgracias sufridas por los judíos. Nada más lejos de la realidad. La idea del retorno de los judíos a su tierra ancestral fue un anhelo constante durante 20 siglos, a través de los cuales hubo incluso varios intentos frustrados de hacerlo de forma organizada. Pese a ello, siempre hubo un flujo de almas, especialmente hacia Jerusalén, que no se interrumpió ni en tiempos de absoluto abandono de la zona por las distintas potencias que la ocuparon. En realidad, fue justamente al revés: el Holocausto pudo existir por la inexistencia de un estado que protegiera a los judíos, a pesar de que el Mandato Británico sobre las antiguas posesiones otomanas fuera expresamente presentado ante la Sociedad de Naciones como un Hogar Nacional Judío. Una vez más, las promesas y declaraciones (la más famosa, la de Lord Balfour de 1918) no tardaron en incumplirse, con la creación apenas dos años después de un estado para los árabes de la región (entonces auto-identificados como sirios del sur) al que llamaron Transjordania, y al que asignaron nada menos que el 78% de la “tierra prometida” por ellos mismos. Fue entonces cuando los árabes del restante 22% del territorio, huérfanos de identidad y siquiera de un nombre propio, decidieron adoptar el título de palestinos con el que la corona inglesa denominaba a los lugareños, tanto árabes como judíos. Si los británicos hubieran cumplido con su palabra antes del estallido de la Segunda Guerra Mundial, cuando la situación de los judíos alemanes empezaba a ser acuciante, éstos seguramente hubieran sido perseguidos y expoliados, pero hubieran tenido un lugar donde sobrevivir, como pasaría apenas unos años después con los que vivían en países árabes. Por el contrario, ante la colaboración ideológica de los principales líderes árabes (el Muftí de Jerusalén) y su agitación para provocar tumultos y matanzas contra los judíos en el Mandato, los británicos optaron por cerrar las puertas de la inmigración (y la consiguiente salvación) a la judería europea mediante las infames limitaciones conocidas como Libro Blanco. Fueron cómplices del Holocausto por omisión de socorro. Tampoco el resto de naciones hicieron mucho. La conferencia internacional de Evián de 1938 para solucionar el problema de los refugiados judíos se saldó apenas con un anecdótico ofrecimiento de la República Dominicana de acoger unos miles en la zona de Sosúa con la intención declarada de “blanquear” racialmente la población regional. Decía en un reportaje reciente Raúl Fernández Vítores, profesor de Filosofía y Director del CTIF Madrid Sur, que si Israel no existiese, nadie recordaría la Shoá, como durante tantas décadas no existió un genocidio armenio reconocido hasta que dicho estado se independizó de la Unión Soviética. Sin Israel no hay Holocausto, porque sin Israel no habría memoria del Holocausto. Jorge Rosemblum es director de Radio Sefarad  

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