abril 2015

actividades culturales, Shoá

Reseña del seminario «Hijas de la Shoá» en Madrid

A mediados de mes el Consejo Español de Mujeres Israelitas (CEMI) que realiza actividades periódicas en el seno de la Comunidad Judía de Madrid, organizó el seminario Hijas de la Shoá con motivo de la cercanía con Yom HaShoa y en memoria de la compañera Gisela Lerner Z»L. A continuación el resumen personal del evento por parte de Verónica Nehama, profesora y escritora, colaboradora de la Federación de Comunidades Judías de España y vice presidenta de CEMI.   Sobre Gisela Lerner: Nuestra amiga Gisela era, como todas las compañeras de CEMI, una mujer excepcional. Vivió deprisa como si presintiera que su vida no iba a ser tan larga como deseaban quienes la querían. Activa, dinámica, entrañable, culta, sincera y leal, Gisela siempre estaba dispuesta a ayudar y colaborar. Casada con 16 años, médico con 24, siquiatra con 28, inició su brillante trayectoria profesional en Venezuela y tuvo la intuición y la valentía de marcharse cuando intuyó la llegada del totalitarismo. Había conquistado con su esfuerzo el derecho a elegir libremente el país donde quería vivir y trabajar. Se instaló en España, convalidó su diploma universitario, y ejerció con notable éxito la actividad que la apasionaba.Su familia era su prioridad, pero nunca descuidó a sus amigas y su presencia en CEMI era testimonio de un aprecio y cariño, ciertamente recíprocos. Su imponente presencia, su simpatía y erudición la capacitaban para intervenir en todos los debates, aportando su visión personal fruto de una dilatada experiencia que nos invitaba a compartir. CEMI nunca olvidará su talante generoso, su entusiasmo por participar en nuestros eventos y su adhesión a una organización para quien todas y cada una de las integrantes son únicas e irrepetibles. Nuestro afecto por la amiga y compañera merecía este pequeño homenaje.El Seminario tuvo lugar en el salón de actos de la Comunidad Judía de Madrid e intervinieron cuatro ponentes. Doña Eva Leitman Bohrer, nuestra co-Presidenta, presentó el acto e hizo una breve semblanza histórica, remarcando que solo se hablaría de la SHOÁ y los 6 millones de mártires judíos asesinados por un pecado que no habían cometido. Eva nos relató su nacimiento en condiciones infrahumanas, y su milagrosa supervivencia en Hungría que le dejaría secuelas de raquitismo y angustia. Su odisea la llevó a sucesivas migraciones y exilios, de Marruecos a España, donde su madre y su tía regentaban un restaurante de comida húngara que atraía peligrosamente a los alemanes residentes en Madrid. Nos habló de su asistencia a la distante escuela de Tánger donde acudía a lomos de un burro, de su estancia en Venezuela, y su regreso a Madrid, siempre en compañía de su emblemática e irrepetible madre, nuestra querida Katy a quien todos recordamos con inmenso cariño. Eva nunca olvidó su terrible infancia y no posee ningún recuerdo feliz de una etapa que debería constituir la patria idílica de cualquier adulto. Conjuró sus vivencias negativas siendo un miembro activo y ejecutivo de la Comunidad Judía de Madrid. Doña Alicia Kaufman, doctora en sociología, catedrática en la Universidad de Alcalá, prolífica escritora, y activa conferenciante internacional, habló de la catarsis voluntaria de su madre, que abundaba en relatos y vivencias de la Shoá. Tal profusión de información tuvo en ella el efecto contrario, y durante décadas se resistió a abrir los candados de su alma, encerrando durante años el relato materno en el fondo de su mente. Sin embargo la verdad busca caminos insospechados para salir a la luz, y acabó comprendiendo la necesidad del testimonio, para dejar constancia de hechos que no deben repetirse y que merecen al menos el homenaje del recuerdo. Luchó hasta ver publicado un libro de memorias dictado por su progenitora, que ha sido finalmente editado por el museo Yad Vashem. Cumplió el mandato transgeneracional de devolver a través de la memoria una historia que no merecía el olvido. El libro será presentado el 5 de mayo Doña Rajel Abecassis, filóloga y traductora de Yiddish- su lengua materna- y de hebreo, escritora y conferenciante, nos ofreció una narración sobrecogedora de su nacimiento en el guetto de Varsovia, para transportarnos al infierno de su periplo por Siberia y su trágica repatriación a Polonia, la madrastra que había masacrado su familia y destruido su perspectiva de futuro. Nos relató las palizas y las injurias, el hambre y el frío, pero lo que nos estremeció fue la atmósfera de soledad que rodeó su infancia y adolescencia y sobre todo las vejaciones continuas e inmerecidas. Nos conmovieron particularmente las injusticias sangrantes y los desprecios que sufrieron los supervivientes, que lejos de ser acogidos por el mundo como héroes se sintieron nuevamente marginados y excluidos por quienes les debían al menos el reconocimiento del martirio. Ni en Estados Unidos, ni en Europa, y ni siquiera en Israel, se sintieron valorados e integrados y vivieron hasta los años 50 en campos de refugiados. No pedían compasión, solo JUSTICIA, una entelequia que nadie fue capaz de ofrecerle. , Afortunadamente, recuperó en Israel, la patria eterna de los judíos, la ilusión de vivir, y se trasladó posteriormente a España. Doña Verónica Nehama, licenciada en Ciencias Químicas, profesora y escritora, narró sus vivencias como sefardita, un grupo que padeció la Shoá con menos intensidad que los judíos ashkenazíes, si bien su familia paterna tuvo el luctuoso privilegio de pertenecer a la comunidad de Salónica. El 98% de los judíos salonicenses fue deportado y exterminado en Auschwitz, donde murieron 47 miembros de las familias Benveniste y Nehama. A pesar de ser expulsada de Egipto en 1956, Verónica declaró no haber sido consciente del antisemitismo que surgió en su Alejandría natal, donde los judíos parecían una de las élites privilegiadas. El silencio voluntario de sus padres, que eligieron educar a sus hijos lejos del odio y el rencor legítimos que ellos sentían, la mantuvo en una tranquilizadora inopia, hasta descubrir, 50 años más tarde, la tragedia familiar relatada por una tía superviviente del Holocausto. El estupor, y el sentimiento de traición si no dejaba constancia de la historia, la empujaron a escribir “Las

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Dos, tres,… muchos Israel, por Jorge Rozemblum

En 1966 se convocaba en Cuba el primer congreso de la llamada Tricontinental, que reuniría a representantes revolucionarios de Latinoamérica, Asia y África, y donde se sentaron las bases ideológicas que han marcado muchos de los principios de la izquierda de los últimos casi 50 años. Allí publicó el Che Guevara su famoso discurso en el que formulaba la consigna de crear “dos, tres,… muchos Vietnam”, poniendo a ese país como ejemplo de resistencia ante el imperialismo estadounidense. En él exponía ideas como “el odio como factor de lucha; el odio intransigente al enemigo, que impulsa más allá de las limitaciones naturales del ser humano y lo convierte en una efectiva, violenta, selectiva y fría máquina de matar. Nuestros soldados tienen que ser así; un pueblo sin odio no puede triunfar sobre un enemigo brutal. Hay que llevar la guerra hasta donde el enemigo la lleve: a su casa, a sus lugares de diversión; hacerla total”. Por frases como esa y como “cada gota de sangre derramada en un territorio bajo cuya bandera no se ha nacido, es experiencia que recoge quien sobrevive para aplicarla luego en la lucha por la liberación de su lugar de origen”, podrían considerarse a estas palabras como uno de los orígenes (al menos en el plano de la justificación ideológica) del terrorismo que desde entonces se extendió e internacionalizó. Por ejemplo, la acción terrorista contra Israel (anterior incluso a la “ocupación” de 1967) empezó en la Gaza conquistada por Egipto y financiada por Nasser, pasó por Jordania (que acribilló a los insurgentes palestinos en el sombrío “Septiembre Negro” de 1970), mudándose luego al sur del Líbano (donde desató una larga y cruenta guerra civil, y convirtió a la zona en campamento de entrenamiento terrorista internacional, incluidos grupos como ETA). Después de su derrota en 1982 y el exilio en Túnez, el terrorismo internacional abrió sucursal en Afganistán, extendiéndose a las vecinas Irak y Pakistán, y finalmente a Siria y Libia. Fueron muchos los Vietnam creados, no sólo contra el imperialismo norteamericano, sino incluso contra su archienemigo, la Unión Soviética (Afganistán, Chechenia, etc.). Hoy día no hay latitud ni longitud que no se haya convertido en escenario del anunciado “odio como factor de lucha”. Para muchos es un panorama desconcertante que se ven incapaces de manejar, viciados de conceptos fallidos que mezclan el idealismo y la solidaridad con las creencias más retrógradas y reaccionarias. Israel ha cumplido 67 años de enfrentamiento cotidiano a esta locura como estado (muchos más como nación) y es el espejo en que debería mirarse el mundo, horrorizado por la sinrazón. Porque no sólo ha sobrevivido, sino que lo ha conseguido en democracia, con respeto a las minorías (algunas incluso declaradamente enemigas de su existencia), creatividad y hasta prosperidad. Ello la convierte en modelo y esperanza. Yo también tuve en mi cuarto un poster del Che. Es hora de dejarse de iconos del engaño y derribar la consigna del odio creando en todo el mundo dos, tres,… muchos Israel, cuyo “factor de lucha” sea la vida en lugar de la muerte: ni más ni menos. Jorge Rozemblum es director de Radio Sefarad  

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Sin Israel no hay Holocausto, por Jorge Rozemblum

Hay una teoría difundida e infundada que sitúa los orígenes del Estado de Israel en la culpa de las naciones por lo ocurrido en el Holocausto, a modo de compensación por los horrores y desgracias sufridas por los judíos. Nada más lejos de la realidad. La idea del retorno de los judíos a su tierra ancestral fue un anhelo constante durante 20 siglos, a través de los cuales hubo incluso varios intentos frustrados de hacerlo de forma organizada. Pese a ello, siempre hubo un flujo de almas, especialmente hacia Jerusalén, que no se interrumpió ni en tiempos de absoluto abandono de la zona por las distintas potencias que la ocuparon. En realidad, fue justamente al revés: el Holocausto pudo existir por la inexistencia de un estado que protegiera a los judíos, a pesar de que el Mandato Británico sobre las antiguas posesiones otomanas fuera expresamente presentado ante la Sociedad de Naciones como un Hogar Nacional Judío. Una vez más, las promesas y declaraciones (la más famosa, la de Lord Balfour de 1918) no tardaron en incumplirse, con la creación apenas dos años después de un estado para los árabes de la región (entonces auto-identificados como sirios del sur) al que llamaron Transjordania, y al que asignaron nada menos que el 78% de la “tierra prometida” por ellos mismos. Fue entonces cuando los árabes del restante 22% del territorio, huérfanos de identidad y siquiera de un nombre propio, decidieron adoptar el título de palestinos con el que la corona inglesa denominaba a los lugareños, tanto árabes como judíos. Si los británicos hubieran cumplido con su palabra antes del estallido de la Segunda Guerra Mundial, cuando la situación de los judíos alemanes empezaba a ser acuciante, éstos seguramente hubieran sido perseguidos y expoliados, pero hubieran tenido un lugar donde sobrevivir, como pasaría apenas unos años después con los que vivían en países árabes. Por el contrario, ante la colaboración ideológica de los principales líderes árabes (el Muftí de Jerusalén) y su agitación para provocar tumultos y matanzas contra los judíos en el Mandato, los británicos optaron por cerrar las puertas de la inmigración (y la consiguiente salvación) a la judería europea mediante las infames limitaciones conocidas como Libro Blanco. Fueron cómplices del Holocausto por omisión de socorro. Tampoco el resto de naciones hicieron mucho. La conferencia internacional de Evián de 1938 para solucionar el problema de los refugiados judíos se saldó apenas con un anecdótico ofrecimiento de la República Dominicana de acoger unos miles en la zona de Sosúa con la intención declarada de “blanquear” racialmente la población regional. Decía en un reportaje reciente Raúl Fernández Vítores, profesor de Filosofía y Director del CTIF Madrid Sur, que si Israel no existiese, nadie recordaría la Shoá, como durante tantas décadas no existió un genocidio armenio reconocido hasta que dicho estado se independizó de la Unión Soviética. Sin Israel no hay Holocausto, porque sin Israel no habría memoria del Holocausto. Jorge Rosemblum es director de Radio Sefarad  

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Lizcor, ve lo Lishkoaj en Yom HaShoá

Desde que se instituyera en 1959 como ley en Israel tanto allá como las comunidades judías de todo el mundo conmemoran el Día del recuerdo del Holocausto el 27 de Nisán del calendario hebreo. Será esta misma tarde al anochecer que comience Yom HaShoá. Se trata generalmente de actos sobrios comunitarios en el que no falta el recitado de la oración El Malé Rajamim (Dios Misericordioso) en memoria de los seis millones de judíos asesinados. En muchas ocasiones se han llevado a cabo lecturas de algunos nombres, pocos desgraciadamente en comparación a la ingente cantidad de exterminados, En el Museo y Memorial Yad Vashem en Jerusalén se siguen investigando sobre la vida judía europea antes de la Shoá, sobre el paradero de tantas y tantas personas que quedaron sin tumba a la que dirigirse y se producen excelentes materiales educativos para «Recodar y no olvidar».

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Aprobación de la reforma del Código Penal

Con fecha del 31 de marzo, el Boletín Oficial del Estado ha publicado la LO 1/2015 de reforma del Código Penal que modifica profundamente los Art. 510 y 607, facilitando una poderosa herramienta para perseguir el discurso de odio antisemita y por otros motivos discriminatorios. Este ha sido uno de los objetivos prioritarios de la Federación de Comunidades Judías de España y hoy es una gran noticia para la lucha contra el antisemitismo en España. Se modifica el artículo 510, que queda redactado del siguiente modo: «1. Serán castigados con una pena de prisión de uno a cuatro años y multa de seis a doce meses: a) Quienes públicamente fomenten, promuevan o inciten directa o indirectamente al odio, hostilidad, discriminación o violencia contra un grupo, una parte del mismo o contra una persona determinada por razón de su pertenencia a aquél, por motivos racistas, antisemitas u otros referentes a la ideología, religión o creencias, situación familiar, la pertenencia de sus miembros a una etnia, raza o nación, su origen nacional, su sexo, orientación o identidad sexual, por razones de género, enfermedad o discapacidad. b) Quienes produzcan, elaboren, posean con la finalidad de distribuir, faciliten a terceras personas el acceso, distribuyan, difundan o vendan escritos o cualquier otra clase de material o soportes que por su contenido sean idóneos para fomentar, promover, o incitar directa o indirectamente al odio, hostilidad, discriminación o violencia contra un grupo, una parte del mismo, o contra una persona determinada por razón de su pertenencia a aquél, por motivos racistas, antisemitas u otros referentes a la ideología, religión o creencias, situación familiar, la pertenencia de sus miembros a una etnia, raza o nación, su origen nacional, su sexo, orientación o identidad sexual, por razones de género, enfermedad o discapacidad. c) Públicamente nieguen, trivialicen gravemente o enaltezcan los delitos de genocidio, de lesa humanidad o contra las personas y bienes protegidos en caso de conflicto armado, o enaltezcan a sus autores, cuando se hubieran cometido contra un grupo o una parte del mismo, o contra una persona determinada por razón de su pertenencia al mismo, por motivos racistas, antisemitas u otros referentes a la ideología, religión o creencias, la situación familiar o la pertenencia de sus miembros a una etnia, raza o nación, su origen nacional, su sexo, orientación o identidad sexual, por razones de género, enfermedad o discapacidad, cuando de este modo se promueva o favorezca un clima de violencia, hostilidad, odio o discriminación contra los mismos. Serán castigados con la pena de prisión de seis meses a dos años y multa de seis a doce meses: a) Quienes lesionen la dignidad de las personas mediante acciones que entrañen humillación, menosprecio o descrédito de alguno de los grupos a que se refiere el apartado anterior, o de una parte de los mismos, o de cualquier persona determinada por razón de su pertenencia a ellos por motivos racistas, antisemitas u otros referentes a la ideología, religión o creencias, situación familiar, la pertenencia de sus miembros a una etnia, raza o nación, su origen nacional, su sexo, orientación o identidad sexual, por razones de género, enfermedad o discapacidad, o produzcan, elaboren, posean con la finalidad de distribuir, faciliten a terceras personas el acceso, distribuyan, difundan o vendan escritos o cualquier otra clase de material o soportes que por su contenido sean idóneos para lesionar la dignidad de las personas por representar una grave humillación, menosprecio o descrédito de alguno de los grupos mencionados, de una parte de ellos, o de cualquier persona determinada por razón de su pertenencia a los mismos. b) Quienes enaltezcan o justifiquen por cualquier medio de expresión pública o de difusión los delitos que hubieran sido cometidos contra un grupo, una parte del mismo, o contra una persona determinada por razón de su pertenencia a aquél por motivos racistas, antisemitas u otros referentes a la ideología, religión o creencias, situación familiar, la pertenencia de sus miembros a una etnia, raza o nación, su origen nacional, su sexo, orientación o identidad sexual, por razones de género, enfermedad o discapacidad, o a quienes hayan participado en su ejecución. Los hechos serán castigados con una pena de uno a cuatro años de prisión y  multa de seis a doce meses cuando de ese modo se promueva o favorezca un  clima de violencia, hostilidad, odio o discriminación contra los mencionados grupos. Se modifica el artículo 607, quedando redactado del siguiente modo: «1. Los que, con propósito de destruir total o parcialmente un grupo nacional, étnico, racial, religioso o determinado por la discapacidad de sus integrantes, perpetraren alguno de los actos siguientes, serán castigados: 1.º Con la pena de prisión permanente revisable, si mataran a alguno de sus miembros.  2.º Con la pena de prisión permanente revisable, si agredieran sexualmente a alguno de sus miembros o produjeran alguna de las lesiones previstas en el artículo 149.  3.º Con la pena de prisión de ocho a quince años, si sometieran al grupo o a cualquiera de sus individuos a condiciones de existencia que pongan en peligro su  vida o perturben gravemente su salud, o cuando les produjeran algunas de las lesiones previstas en el artículo 150.  4.º Con la misma pena, si llevaran a cabo desplazamientos forzosos del grupo  o sus miembros, adoptaran cualquier medida que tienda a impedir su género de vida o reproducción, o bien trasladaran por la fuerza individuos de un grupo a otro.  5.º Con la de prisión de cuatro a ocho años, si produjeran cualquier otra lesión distinta de las señaladas en los numerales 2.º y 3.º de este apartado.  2. En todos los casos se impondrá además la pena de inhabilitación especial para profesión u oficio educativos, en el ámbito docente, deportivo y de tiempo libre, por un tiempo superior entre tres y cinco años al de la duración de la pena de privación de libertad impuesta en su caso en la sentencia, atendiendo proporcionalmente a la gravedad del delito y a las circunstancias que concurran en el delincuente.» Texto completo de la

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