A Adolfo Suárez, humildemente, “adiós compañero“, por Abraham Barchilón
Ayer, domingo día 23 de marzo, conocimos los españoles que, a las 15.03 horas, había fallecido el expresidente del Gobierno D. Adolfo Suárez González, quien nos condujo de un régimen dictatorial a la democracia que hoy disfrutamos.
Cuando la democracia afloraba en nuestro país, tuve la gran oportunidad de incorporarme a ese noble propósito, en las filas de la UCD, Unión de Centro Democrático.
Nos trasladó, a esa juventud adormecida, que debíamos, cada uno dentro de sus ideales y pensamientos, participar en esa nueva etapa que empezaba a caminar. Por ello, tuve el privilegio de tomar parte y colaborar, desde las primeras elecciones democráticas, en el citado proceso electoral. Posteriormente, tuve la oportunidad de ser candidato a las elecciones municipales de Ceuta, ciudad donde residía.
Vienen a mi memoria la reuniones mantenidas con diversos Diputados para que la Constitución de 1978 recogiera expresamente el reconocimiento de la españolidad de Ceuta y Melilla, para lo que siempre se contó con el soporte de Adolfo Suárez. Recuerdo que, en un momento dado, el Ministro Manuel Clavero, nos comentó, a un reducido grupo y en tono humorístico: “estar tranquilos, ya hemos llegado a un acuerdo. España se configura de Ceuta y Melilla y una cosa arriba llamada península”
Dentro de la organización de la UCD , desempeñé el cargo de Secretario de Juventudes de la UCD en Ceuta, miembro del Comité Ejecutivo regional de la UCD en Andalucía, compartiendo trabajo con el que era Secretario Nacional de la Juventudes de nuestro partido y posteriormente Ministro de España, Javier Arenas.
Y esta coyuntura se prolongó hasta que, los opositores políticos, echaron a las que hoy son las ciudades Autónomas de Ceuta y Melilla. En dicho comité ejecutivo regional de Andalucía tuve la posibilidad de aprender de miembros tan ilustres en la política contemporánea, como Landelino Lavilla, Manuel Clavero, Soledad Becerril, Cecilio Valverde, Jaime García Añoveros, etc.
Junto a Manuel Clavero, y siendo miembro del Comité Ejecutivo Regional por la ciudad de Melilla el actual Ministro de Asuntos Exteriores, D. José Manuel García Margallo, viví la “miopía política“de considerar a las ciudades de Ceuta y Melilla como reductos de “la derecha“, lo cual, “teóricamente”, haría perder el poder al PSOE en Andalucía y, finalmente, eso fue lo que provocó la exclusión de Ceuta y Melilla de la configuración de Andalucía como Comunidad Autónoma.
Militando en la UCD, viví el golpe de estado de Tejero, en el que tan “traidores” se consideraba, por parte de los golpistas, a los militantes de la UCD como a los del legalizado partido comunista. Recuerdo cómo, pese a ser de una ciudad pequeña y, por consiguiente, fácilmente localizables, se nos aconsejó no pernoctar esa noche en nuestros domicilios, incluso supimos de algunos líderes de otros partidos que habían pasado la frontera hacia Marruecos.
Por otro lado, el resquebrajamiento de las familias que habíamos configurado la UCD , propició la anulación “in extremis“del Congreso que habría de celebrarse en Sevilla. Después, tuve el honor de formar parte de la representación de Ceuta en el Congreso Extraordinario que tuvo lugar en esta Ciudad – Palma de Mallorca-, en la que, no sin sentimiento, al menos mío, se puso final a una noble etapa y se proclamó presidente de la UCD al Sr. Rodríguez Sahagún.
Nos alegró profundamente, a los que pertenecíamos a la UCD en Ceuta, que nos visitara posteriormente, compartir una fraternal cena con él y un estimulante intercambio de impresiones.
Los que nos considerábamos participantes de la UCD dentro del sector liberal, sin pertenecer a ese partido liberal y que no podíamos compartir la doctrina democristiana que Oscar Alzaga había dado a su nueva agrupación, nos vimos -al menos yo-, avocados al abandono de la política. Personalmente, sólo he vuelto a la misma, transitoriamente y a petición de algunos amigos, en los frustrados proyectos del PDL (de Garrigues Walker) o del PR (de Miguel Roca). Hace ya algunos años, evidentemente.
Sirvan estas líneas de admiración, dolor y pesar por la pérdida de ese gran hombre, imprescindible en la España del pasado siglo XX, y, con toda humildad, compañero D. Adolfo Suárez González. Descanse en paz.